Enrique Calonge de la Ossa ‘Manila’ (Tarancón, 1933) había sido elegido este año para dar el pregón de inicio de la Feria y Fiestas de la localidad, un encargo que había aceptado con mucho “orgullo” aunque también con un gran sentido de la responsabilidad. Sin embargo, un accidente doméstico sufrido esta misma semana va a impedir que finalmente el empresario pueda pronunciar este sábado 27 de agosto su discurso en persona aunque los taranconeros podrán escuchar, de la mano de uno de sus hijos, las palabras que había preparado el que fuera el fundador del comercio ‘Manila’.
El pregón tendrá lugar en el Centro Escénico San Isidro del municipio a partir de las 22:00 horas, tras lo que seguirá la imposición de bandas a la Corte de Honor: representantes infantiles, juveniles y de la tercera edad. A continuación, la actuación del grupo musical de cuerda ‘Mánchelos’ cerrará el acto.
“Dar el pregón era algo impensable para mí por la edad. Agradezco mucho que me lo hayan propuesto”, celebra el taranconero, que había preparado un sentido discurso cuyo eje conductor era la propia localidad y en el que también iba a trazar un recorrido por su historia personal y dedicaría unas palabras para su familia: su mujer, la cartagenera María Jesús Pizarro, su apoyo incondicional; y sus cinco hijos, Beatriz, Elena, Cristina, Luis Enrique, y Rubén, que le han dado cinco nietos –tres varones y dos chicas–.
“Las fiestas son unos días muy entrañables para nosotros”, subraya Calonge de la Ossa, quien prefiere no destacar ningún momento en concreto de los festejos porque dice que todos son especiales y ve “disfrutar” a la gente, cada uno a su manera.
RECUERDOS DE LA INFANCIA
Unas fiestas que han cambiado y mucho con respecto a las de su infancia. “Entonces había poco dinero. Pero con lo poco que teníamos disfrutábamos mucho, igual más que ahora”, recuerda, poniendo como ejemplo de las carencias de aquella época que no tuvo bicicleta hasta que sus hermanos le fabricaron una especie de vehículo. “Ahora mis nietos se montan a los caballitos y a más cosas”, cuenta.
“Quizás los niños de ahora tienen cosas de más”, considera, rememorando que, en su época, los muchachos disfrutaban jugando en la calle toda la tarde, algo que, tal y como reflexiona, tristemente casi se ha perdido en la práctica en la actualidad.
Criado en el barrio de San Juan de Tarancón, ayudó a sus padres en las tareas de labranza pero pronto le atrajo el mundo del comercio y, a los 16 años, comenzó a trabajar como aprendiz de dependiente en ‘La Esmeralda’. Y con 23, recién llegado de la mili, abrió su propia tienda, ‘Manila’, en la calle Zapatería, un negocio que posteriormente se trasladaría a la calle Miguel de Cervantes y que regenta en la actualidad su hija Elena.
Empezó con ropa de niños y posteriormente introdujo la de caballero, en la que están especializados en la actualidad. Su apuesta es la “calidad” porque tiene un lema: “El mejor dependiente es el cliente. Si está satisfecho, lo va a contar a los demás”.
Mirando para atrás, no considera que los comienzos fueran especialmente difíciles. “Como me gustaba tanto, el que entraba, no se iba sin nada”, bromea. De aquellos tiempos también recuerda la esplendorosa zona comercial que era la calle Zapatería.
La tienda está ahora a buen recaudo con su hija. A sus 89 años, Calonge de la Ossa, que confiesa que su “vicio” es leer, baja algunas tardes de visita al establecimiento y alguna vez y por eso de la nostalgia hasta despacha a algún cliente.
De cara a estas fiestas, reflexiona: “Creo que va a ser una feria de las buenas porque hay muchas ganas y un deseo muy grande. Todo el mundo quiere salir de la casa. Hay gente que no sale pero llegan estas fechas y se anima. Hay alegría. Estas fiestas van a ser diferentes”.
