El 22 de febrero de 1937, Allan Craig fallecía en el Hospital de Sangre de Tarancón tras resultar herido en la Batalla del Jarama. Como tantos otros, Craig pertenecía a las Brigadas Internacionales, milicianos llegados de distintas partes del mundo dispuestos a defender la República. 73 años más tarde, en 2011, y a iniciativa del propio hijo de Allan Craig, Tarancón homenajeaba a este y a todos los brigadistas caídos en combate.
Desde entonces cada año viajan hasta Tarancón decenas de compatriotas de Craig para rendir homenaje a las Brigadas Internacionales. El homenaje se lleva realizando desde entonces en el Cementerio Municipal, donde Craig Junior plantó un olivo junto a una placa conmemorativa, una pequeña semilla que cada año atrae a más gente.
El último homenaje ha tenido lugar este viernes, donde un centenar de personas se concentraban en torno a las placas erigidas en recuerdo de Craig y todos los represaliados de la Guerra Civil en Tarancón. Minutos antes de las doce del mediodía y bajo una espesa capa de niebla, el autobús que transportaba a los escoceses llegaba al cementerio. Junto a él miembros de la Asociación de Recuperación de Memoria Histórica de Cuenca, la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales y la International Brigade Memorial Trust, organizaciones conductoras del acto. Ataviados con banderas republicanas, insignias frentepopulistas y demás simbología del bando republicano, poco a poco los asistentes se concentraban frente a los monolitos erigidos junto al olivo.
Almudena Cross, presidenta de AABI tomaba la palabra para mostrar su agradecimiento a todos los asistentes “leales a la memoria” por el esfuerzo de realizar semejante trayecto año tras año. “La lucha por la Memoria Histórica continúa en lugares como Tarancón”, señalaba Almudena elogiando la labor de la ARMH. Para la presidenta de la Asociación este tipo de homenajes no tratan de restituir la dignidad de las personas “porque la dignidad nunca la han perdido”, sino que se trata de restaurar el espacio que ocuparon en la memoria colectiva del país.
Era de necesidad traducir las intervenciones de los miembros llegados del país anglosajón, por lo que la toma de palabra por parte de Mike Arnott, presidente de la International Brigade Memorial Trust –IBMT- fue orada tanto en castellano como en inglés. Arnott, presidente de la IBMT se mostraba entusiasmado por volverse a encontrar en Tarancón para “homenajear una vez más a los brigadistas escoceses que cayeron en la batalla del Jarama”, una oportunidad que aprovechan también desde la asociación que preside para homenajear a los fallecidos de Tarancón que murieron “por la democracia y la libertad”. El cementerio de Tarancón fue el escenario donde tristemente fueron enterrados dos compatriotas de Arnott tras resultar heridos en la Batalla del Jarama y pasar sin éxito por los hospitales republicanos de Tarancón.
Hablar y recordar a los luchadores de la República es de necesidad para que la gente sepa lo que sucedió entre 1936 y 1939. “El problema –señala Máximo Molina, presidente de ARMH Cuenca- es que no es una cuestión del pasado como nos intentan vender, es presente”. “La memoria también es física”, una premisa bajo la cual defiende la conservación del patrimonio heredado de los momentos vividos durante la Guerra Civil en Tarancón. Reconvertirlos en centros de interpretación y musealizar estos espacios es una de las reivindicaciones de la ARMH Cuenca, “para que se sepa qué pasó, qué hicieron unos y qué hicieron otros”.
Tras los emotivos acordes de “Gallo Rojo, Gallo Negro” interpretado por Javier Collado, un reconocido músico del municipio, Petra López, vecina de la localidad de Pozorrubio, exponía un poema de autoría propia dedicado a los Brigadistas Internacionales. Encandilados los asistentes entonaban “La Internacional” tras nombrar a todos los fallecidos y represaliados de la zona y su consecuente minuto de silencio.
Aplausos, vítores a la República y a las Brigadas Internacionales cerraron los turnos de palabra de los ponentes, tras la que se sucedió una emotiva ofrenda floral de rosas rojas. Uno a uno, los asistentes depositaban su rosa sobre una corona de flores tricolor postrada ante las placas conmemorativas de Craig y el resto de fallecidos y represaliados.
Hospital de Sangre número 2
La tristeza se apodera de quienes vuelcan su esfuerzo en mantener viva la Memoria Histórica, pues la situación de abandono y vandalismo impera en el Hospital de Sangre número 2 de Tarancón, hoy conocido como “el hospitalillo”.
Máximo Molina, en nombre de la ARMH Cuenca, se muestra dispuesto a emplear medios propios si la corporación municipal no dispone de estos con tal de mantener y adecentar el que fuera Hospital de Sangre número 2 y después Clínica Militar número 3 durante la Guerra Civil en Tarancón. “Un complicado entramado de propiedad”, indica M. Molina, es el culpable de la dejadez que asola la conservación del edificio. Afirman recibir desde el Ayuntamiento la respuesta de que no existen medios económicos suficientes y que la situación actual no lo permite. “Si no hacemos algo el edificio se hundirá y entonces solo podremos quejarnos de que el edificio se ha hundido”, sentenciaba.
La asociación plantea propuestas interesantes cuya realización podría llevarse a cabo si contase con el apoyo de los organismos municipales y provinciales. Una de las más aplaudidas y con más sentido es crear un nuevo Taller de Empleo como el que rehabilitó la Casa de Piedra hace escasos meses. De este modo el antiguo hospital podría recuperar su imagen y a su vez dar empleo a personas necesitadas de él.
Dado que los planteamientos a la corporación municipal no llegan a buen puerto, recientemente un grupo de acción vecinal ha llevado a cabo labores de mantenimiento y conservación en el histórico edificio, impidiendo que el agua se siga filtrando hacia el interior y deteriorando así el edificio.
Los asistentes al homenaje tuvieron una vez más la oportunidad de realizar un tour por los dos refugios antiaéreos y las ubicaciones donde se encontraban entonces los hospitales republicanos en Tarancón, algunos de ellos ocupados ahora por viviendas privadas. Pudieron ser testigos presencialmente de la situación de abandono en la que se halla el hospitalillo, pero también mostraron su mejor deseo de que la situación se revierta y Tarancón pueda tener un reconocimiento del periodo guerracivilista de la historia a través de su patrimonio.
La sanidad en la retaguardia
En el municipio de Tarancón llegaron a existir hasta cinco hospitales dedicados a las fuerzas republicanas durante la guerra civil, unos datos que están arrojando la investigación que llevan a cabo Máximo Molina (ARMH) y Ernesto Viñas (Brunete en la Memoria). Estos son “el hospitalillo”, la Casa de Piedra, la Casa de San Juan y el primer instituto del municipio además del Hospital de Carabineros.
Muy próximo a uno de los refugios antiaéreos ubicado en la estación de ferrocarril de Tarancón se encuentra el edificio que acogió el Hospital de Carabineros durante la Guerra Civil, una edificación expropiada a una familia falangista situada en el Paseo de la Estación.
A menos de cien metros se encuentra una pequeña finca que de igual modo fue un centro hospitalario destinado a atender a las fuerzas republicanas, muy próximo también a la tercera edificación situada junto a la actual Estación de Autobuses que tras el hospital pasó a ser el primer instituto de Tarancón. Los hospitales taranconeros siguen funcionando tras la Batalla de Teruel pese a que su actividad decrece, ya que la actividad bélica en la zona se ve reducida puesto que las ofensivas van dirigidas a dividir en dos la zona republicana y la ofensiva hacia Catalunya.