La Constitución Española cumple este jueves cuarenta años. Lo hace en un contexto no exento de tensión por el pulso que Cataluña mantiene con el Estado, la falta de entendimiento entre representantes de unos y otros partidos o la reciente entrada de una formación de extrema derecha como VOX en el parlamento de Andalucía. Pero el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Vaquero, que atiende la llamada de Las Noticias, resta dramatismo a la situación actual y advierte de que en 1978, cuando se aprobó la Constitución, “el enfrentamiento ideológico era mucho más potente”.
Recuerda, en este sentido, que, recién concluida la dictadura tras la muerte, en 1975, de Francisco Franco, convivían Blas Piñar, el líder de Fuerza Nueva, “extrema derecha pura y dura” y la extrema izquierda del Partido Comunista de España (marxista-leninista) junto a otros nombres como los de Manuel Fraga, Felipe González o Santiago Carrillo. Y aunque la tasa de paro no era alarmante (cerca del 8 por ciento frente al casi 15 por ciento actual) la inflación era “galopante” y había mucho analfabetismo y un problema “gravísimo” de terrorismo: “El mismo día en que se aprobó el anteproyecto de la Constitución ETA asesinó a un general y a un teniente coronel en Madrid”.
Pero, a pesar del contexto, la Constitución se aprobó con un amplio consenso. “Los políticos de entonces, creo que con un gran sentido de la responsabilidad, entendieron que España necesitaba un acuerdo para sacar a este país de años y años de enfrentamiento. Todas las constituciones que había habido hasta entonces eran la de media España contra la otra media España, la conservadora contra la progresista. Y con la Constitución del 78 se cerró esa vieja herida y se salió hacia delante en un proceso tremendamente positivo para el país”.
Celebración
En estos días hay, así, que celebrar la Constitución, tanto en el conjunto de España como en Castilla-La Mancha. “Si no existiera habría que haberla inventado para desarrollar nuestro Estatuto de Autonomía y a su vez empezar a trabajar con cercanía con la gente y construir lo que hoy es una Comunidad Autónoma en la que en estos años se han construido infraestructuras, se han aprobado medias sociales, se han construido hospitales, centros de salud, colegios… Todo gracias a la Constitución”.
Como maestro de profesión, Fernández Vaquero, que tenía 24 años cuando se aprobó la Carta Magna, es consciente de la importancia de que el texto se enseñe en las escuelas con el fin de que las nuevas generaciones, nacidas en una democracia consolidada, ajenas en muchos casos totalmente a lo que fue la dictadura, lo valoren y aprecien. “Es una unidad didáctica más que se trabaja de manera transversal en todas las asignaturas y no solo de forma esporádica, aunque se amplíe en los días previos. Todas las administraciones realizan además actos de homenaje a la Constitución para poner en valor el esfuerzo colectivo que realizamos todos los españoles y lo que ello ha supuesto para el país”.
Reprocha no obstante que siga habiendo jóvenes que consideren que la Constitución no les representa porque ellos no la votaron, pues ni siquiera habían nacido. “En EEUU ningún americano vivo aprobó su Constitución (de 1787). La constituciones duraderas llevan mucho tiempo funcionando. Aunque luego indudablemente se pueden reformar”.
Hacia la reforma
El entendimiento que hubo en aquella España de finales de los años setenta debe ser, en opinión de Fernández Vaquero, ejemplo para que los actuales representantes políticos busquen puntos en común y la Constitución se pueda reformar en lo fundamental una vez que hasta ahora “nos ha permitido cuarenta años de progreso como ningún país y convertirnos en poco tiempo en uno de los países más pujantes del mundo”.
España, insiste el presidente de las Cortes, necesita “un mínimo de acuerdos para seguir avanzando” y resolver problemas como el de Cataluña. “Hay que conseguir un consenso como el del 78, y cada consenso siempre lleva aparejada una renuncia”.
Reconoce que existen temas donde es más fácil que se logre ese amplio acuerdo como la sucesión a la Corona “para que los hombres no tengan prioridad sobre las mujeres”, la reforma del Senado, la plasmación en la Carta Magna de “derechos emergentes” como el de las personas discapacitadas o el “blindaje” de la sanidad y la educación. “No son temas especialmente conflictivos que puedan llevar al enfrentamiento”. Pero lo que tiene claro que hace falta es “voluntad de acuerdo y hablar, hablar y hablar. Porque los constituyentes estuvieron prácticamente un año discutiendo sobre el asunto hasta que en un momento se dijeron que, sin acuerdo, no se levantaban de la mesa”.
