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El agua, un caudal de vida para afrontar el reto demográfico

Siete de las nueve demarcaciones hidrográficas que conforman España afectan a Castilla-La Mancha, discurriendo tres de ellas por el territorio de la provincia de Cuenca
El agua, un caudal de vida para afrontar el reto demográfico
Fotos: Saúl García
26/06/2020 - Publirreportaje

Para una región como Castilla-La Mancha, el agua lo es todo. Es fuente de vida y motor de desarrollo y un hecho diferencial para la comunidad. Este elemento es soporte de los ecosistemas acuáticos y terrestres, pero, ante todo, es un bien público y un patrimonio natural, limitado, frágil e imprescindible que hay que conservar y proteger ahora, para garantizar nuestro futuro y el de las generaciones venideras.

De las nueve demarcaciones hidrográficas que conforman España, siete afectan a nuestra región: Tajo, Guadiana, Júcar, Segura, Guadalquivir, Ebro y Duero. Y en todas ellas es un emisor neto de recursos hidráulicos.

Además, el territorio castellanomanchego ocupa una parte importante de la cabecera de cuatro de las principales cuencas hidrográficas españolas (Tajo, Guadiana, Júcar y Segura). De estas, las tres primeras discurren por la provincia de Cuenca.

Desde la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural señalan que “la política hidráulica que tradicionalmente se ha aplicado en España no ha resultado precisamente favorable para las cabeceras de las cuencas”, máxime para Castilla-La Mancha, que es cabecera de siete.

Si hablamos de regadíos, más de las dos terceras partes de las aproximadamente 550.000 hectáreas regadas en nuestra región se dotan con aguas subterráneas, principalmente en las llanuras manchegas oriental y occidental, aprovechando la afortunada existencia de grandes acuíferos que, en realidad, operan de forma similar a los embalses, ralentizando y regularizando la velocidad del ciclo hidrológico.

La existencia de esos acuíferos, las mejoras tecnológicas y las últimas décadas de vigencia del viejo artículo 23 de la Ley de Aguas de 1879 -que atribuía la titularidad de las aguas subterráneas al propietario del terreno que las alumbrare- propiciaron una masiva puesta en regadío de amplias zonas de las áridas llanuras manchegas. Esto ayudó a vertebrar el territorio y coadyuvó, decisivamente, a que, hoy por hoy, pueda afirmarse que esas zonas no forman parte de la España vaciada.

El agua, un caudal de vida para afrontar el reto demográfico

Esta región, por tanto, necesita tomar conciencia de su singularidad en todo lo relacionado con la política hidráulica y actuar unida; el agua tiene que ser ese hecho diferencial, ese elemento vertebrador del territorio, pese a la fragmentación en numerosas demarcaciones hidrográficas, cada una con sus peculiaridades.

Castilla-La Mancha es, con casi 80.000 kilómetros cuadrados, la tercera comunidad más extensa de España. Con un territorio eminentemente rural, el agua es esencial para mantener y fijar la población y para revertir el vaciamiento de los pueblos de la región.

En aquellas zonas de la región donde el regadío es predominante, como Mancha Oriental, Alto Guadiana y el sureste de Albacete, entre otras, no se produce el fenómeno de la despoblación. Y ello es gracias al agua.

“El agua es un elemento vertebrador de nuestro territorio y debe estar al servicio de nuestra sociedad. Contribuye de forma decisiva al progreso de la economía regional y nos ayuda a afrontar el reto demográfico”, subrayan desde la Consejería.

Las zonas con clima semiárido han aumentado en 30.000 kilómetros cuadrados en las últimas décadas. Y Castilla-La Mancha es una de las regiones más afectadas por este fenómeno, resultado directo del cambio climático. Se necesita así un uso eficiente del agua para combatir la desertificación de nuestro territorio. Porque al igual que hay que frenar el despoblamiento, hay que luchar contra la desertificación.

Para ello se hace fundamental introducir criterios de economía circular en el proceso de recuperación y reutilización del agua y que la gestión del ciclo integral sea una responsabilidad de las administraciones, de las empresas y de los sectores productivos.

Castilla-La Mancha, como región interior, depende exclusivamente de las aguas continentales para su desarrollo y no puede recurrir al agua desalinizada. Por ello, debemos aprovechar al máximo cada gota de agua.

El agua, un caudal de vida para afrontar el reto demográfico

Todas las cuencas dan una singularidad única a nuestra región, ya que han dado forma a nuestro paisaje y contribuyen a una biodiversidad única, con lugares emblemáticos como las Hoces del Cabriel, las Lagunas de Ruidera, las Tablas de Daimiel, el nacimiento del río Mundo o la Mancha Húmeda.

Castilla-La Mancha es la primera región por superficie ocupada en las cuencas de los ríos Tajo, Guadiana y Júcar. Alrededor de 7.000 millones de metros cúbicos de agua recorren anualmente la región en su camino hacia el océano Atlántico (Tajo, Guadiana, Guadalquivir) o hacia el Mediterráneo (Júcar, Segura, Ebro y Turia).

EL AGUA EN EL MEDIO RURAL

El agua, como elemento generador de empleo y de riqueza, es un recurso imprescindible para la viabilidad del medio rural, y decisivo para evitar el despoblamiento. La agricultura de regadío contribuye a fijar población y es la principal consumidora del agua en la región.

Y lo hace de manera cada vez más sostenible. En Castilla-La Mancha, el 60% de la superficie útil agrícola de la región se riega mediante riego por goteo, con un total de 309.234 hectáreas (un 63% más respecto a la superficie que se regaba por este método en 2004, que era de 189.000 hectáreas).

El sector agroalimentario, dependiente del agua, representa el 34,2% de las exportaciones de Castilla-La Mancha. Da empleo a 24.000 personas y su peso en el PIB regional es del 14%, uno de los más altos de España (en el conjunto del país, representa en torno a un 6%).

Pero ya no se trata solo del valor económico y social que conlleva este bien tan necesario sino que en Castilla-La Mancha va más allá: es un elemento que debe generar un sentimiento de unión de toda una región. Porque todos estamos unidos por el agua que nace y que discurre por nuestro territorio. Si lo extrapolamos al día a día, el agua está presente en cualquier acto que llevemos a cabo en la región. El agua lo es todo.