Frenéticos saltos y carreras de los diablos; vítores; danzas de cintas y paloteo y los sentidos dichos recitados por las danzantas han vuelto a emocionar a vecinos y foráneos en una de las fiestas más antiguas de España: La Endiablada de Almonacid del Marquesado, que en honor a la Virgen de la Candelaria y San Blas, llega a su recta final.
Este lunes es el Día de San Blas y, a pesar de ser un día laborable, cientos de personas han participado en la emotiva procesión en su honor. Es el día grande y “caiga cuando caiga siempre registra muchísima afluencia”, contaba a Las Noticias el alcalde de la localidad y, a su vez, presidente de la Diputación de Cuenca, Álvaro Martínez Chana.
Como manda la tradición, los actos comenzaban a las 8 de la mañana, con la primera vuelta de los diablos por el pueblo. Si en la Candelaria pasearon por todas las casas la torta de mazapán con forma de anguila (que posteriormente se ofrece a la Virgen) para recoger dulces; este lunes la vuelta es la ‘del Bolsillo’. Y es que los diablos hacen una cuestación entre los vecinos que destinarán a la comida de hermandad con la que cierran estas fiestas que cuentan con la declaración de Interés Turístico Regional.
El momento álgido de la jornada llegaba con la procesión con San Blas por las calles del pueblo. En su honor, los diablos lucían mitras episcopales en lugar de los llamativos tocados con flores que completan sus coloridas vestimentas en el día de La Candelaria.
A lo largo del recorrido el esfuerzo físico que realizan los 140 diablos de todas las edades que componen La Endiablada es enorme. Con sus pesados cencerros a la espalda saltan y corren a gran velocidad, con los brazos abiertos, volteando los cencerros sobre la espalda para quedarse parados de golpe ante la imagen en un éxtasis que emociona a propios y extraños
“Uno se transforma en estos días, no es el mismo. Te olvidas de todo y estás solo en la fiesta”, señalaba a las Noticias Julián Rodrigo, que este año estrena de forma oficial su cargo como diablo mayor.
Tras la procesión, a la que igualmente acompañan con sus bailes y paloteos las danzantas, llegaba otro de los momentos de gran carga emocional: la entrada de la Endiablada a la iglesia parroquial y los Dichos que cada una de las diez componentes de las danzantas (ocho más la alcadesa y la palillera) recita a San Blas. “Es nuestro momento”, apunta la flamante ‘alcaldesa’ del grupo, Nuria Sobrino.
Los actos finalizan con los saltos y danzas que dentro de la iglesia los diablos ofrencen al santo con una intensidad que parece que buscara que el fin de la fiesta no llegue. Y es que, aunque por la tarde volverán de nuevo a recorre las calles, hasta el próximo año no podrán tener oportunidad de danzar frente al santo.
La Endiablada continuará este martes con la celebración de San Blasillo, en este caso son las danzantas las que cobran más protagonismo. Durante toda la mañana, a petición de los vecinos, interpretaran todo su repertorio de bailes por las calles de Almonacid del Marquesado, que un año más ha demostrado la fuerza que tiene esta antiquísima tradición entre los vecinos de todas las edades.