La temida y triste despoblación ha generado, sin embargo, ciertas ventajas en muchas cuestiones durante la emergencia sanitaria desencadenada por la Covid-19. En el ámbito educativo, las particularidades de los colegios rurales se han transformado ahora en grandes fortalezas de cara al próximo curso. Un bajo número de estudiantes por aula facilitará la vuelta al cole sin necesidad de hacer demasiados ajustes. “Afortunadamente, no tenemos problemas de ratio. Solo tenemos una clase que llega a los 20 alumnos; las demás están por debajo”, explica Lino López de la Hoz, director del Colegio Rural Agrupado (CRA) Ojos de Moya.
Este centro es uno de los 25 CRA que hay en la provincia de Cuenca, que cuenta además con 38 colegios de Educación Infantil y Primaria (CEIP), según los datos facilitados por la Delegación Provincial de Educación.
Aunque aún no hay nada seguro sobre la vuelta al cole post-Covid-19 y todavía puede cambiar mucho el escenario hasta septiembre, ya han comenzado a planificar el próximo curso en este CRA, cuya cabecera está en Landete y cuenta con secciones en Talayuelas, Casillas de Ranera y Santa Cruz de Moya.
Sus ratios están lejos de las registradas en los centros educativos de grandes poblaciones pero consideran que los centros de Landete y Talayuelas, que son los que acumulan más alumnos, podrían encontrarse con alguna dificultad para garantizar la distancia de seguridad.
En total, los cuatro centros sumarán en el próximo curso 182 alumnos: 120 de ellos en Landete, 54 en Talayuelas y cuatro en cada una de las secciones de Casillas de Ranera y Santa Cruz de Moya, contando estas dos últimas con aulas unitarias, es decir, que incluyen a niños de diferentes niveles.
Por su parte, en Landete, los alumnos están separados por nivel, contando con una clase por cada curso mientras que en el centro de Talayuelas, sí se aglutinan en algunas aulas a estudiantes de un par de cursos.
“Intentaremos afrontar la vuelta con la mayor normalidad posible”, recalca el responsable de este CRA. No obstante, adelanta que van a adoptar algunas medidas para minimizar los riesgos de contagio: desinfección de pies y manos antes de acceder a los centros y entrada escalonada de los alumnos de Infantil y Primaria.
Hasta ahora, antes de entrar, los niños hacían cola en un porche interior pero el próximo curso la intención es que aguarden en el exterior, con el fin de tener más espacio y que se pueda mantener una distancia de seguridad.
El director detalla que también van a solicitar un refuerzo de la limpieza de las instalaciones, algo que es competencia municipal. Además, se pedirá a alumnos y maestros que no vayan a los centros si tienen algún síntoma compatible con la Covid-19.
Entrada escalonada y desinfección de manos y pies antes de acceder, entre las medidas que se adoptarán en el CRA Ojos de MoyaLópez de la Hoz admite que en Infantil puede haber más dificultades. “La interacción es más grande en estas clases al ser niños más pequeños”, reconoce. Por ello, quieren reducir a dos alumnos por mesa –son redondas y hasta ahora había cuatro en cada una- para aumentar la distancia interpersonal.
Material individual
Otro de los problemas que se les presentan es que el material se compartía hasta ahora entre los alumnos, por lo que han pensado en adquirir recipientes de plástico individuales para que cada niño tenga sus propios lápices y rotuladores con el fin de prevenir posibles contagios.
El responsable del CRA cuenta que también pedirán a las familias que los niños vengan con el babi puesto de casa en lugar de que se lo pongan los maestros, como hacían hasta antes de la pandemia.
La Covid-19 también obligará a modificar la rutina en las aulas en esta etapa educativa, impidiendo que se celebren -o al menos en la misma forma en la que se hacían hasta ahora- las típicas asambleas habituales en Infantil, esto es, con los niños sentados en círculo con el fin de propiciar un espacio para el diálogo entre los pequeños y el docente.
El director del CRA Ojos de Moya admite que una menor ratio puede facilitar en principio la vuelta a las aulas en este tipo de centros frente a los colegios de poblaciones más grandes. En este sentido, aprovecha para recordar las bondades de la educación en las escuelas rurales. “Hay menos alumnos y la enseñanza es mucho más individualizada”, subraya.
Además, en las aulas multinivel, los alumnos más pequeños pueden aprender de las explicaciones para los niños de cursos superiores. “Y, en general, el comportamiento de los chicos es también mejor”, asegura.
No obstante, reconoce que una de las desventajas es en el ámbito de la socialización dado que los niños se relacionan con pocos compañeros. Y también admite que pueden estar algo “desfavorecidos en recursos frente a las capitales”.
Aunque recalca que todas las secciones cuentan con especialistas, itinerantes, en diferentes materias y están desarrollando un programa bilingüe, que puede ser muy individualizado por las bajas ratios. Por todo ello, el responsable del centro anima a la gente a irse a vivir a los pueblos para frenar la la despoblación.