
Vega del Codorno celebra este sábado un hito fundamental en su historia: el centenario de su independencia administrativa. Lo que hoy es un municipio de 139 habitantes, fue hace un siglo, un territorio dependiente de Tragacete, con una población dispersa en ocho barrios y con enormes dificultades para gestionar su día a día. Un siglo ha pasado desde que, el 21 de marzo de 1925, en plena dictadura de Miguel Primo de Rivera, el pueblo celebró su primer pleno como ayuntamiento independiente después de una larga pelea admisnitrativa y legal.
A lo largo de estos cien años, este pueblo de origen colono ha sabido adaptarse, resistir y evolucionar, manteniendo su esencia y la particular estructura que lo define: ocho barrios dispersos entre montes y valles, una organización poco habitual que ha marcado su historia y su forma de vida.
“Nuestros antepasados fueron auténticos luchadores, analfabetos en su mayoría, pero con una voluntad inquebrantable. Incluso llegaron a escribir una carta a Isabel II solicitando la independencia”, señala el alcalde de Vega del Codorno, Rodrigo Molina.
El primer edil cuenta que los primeros asentamientos en la zona de Vega del Codorno surgieron de manera espontánea, con familias de colonos que llegaban en busca de tierras para cultivar y un lugar donde establecerse. Sin embargo, el gran detonante del poblamiento fue la instalación de una ferrería en el barrio de El Perchel, a cargo de un empresario de Beteta.
“Aprovechando un salto de agua, este industrial atrajo a numerosos trabajadores para impulsar la producción de hierro. El mineral llegaba a la ferrería transportado en reatas de burros desde las minas de Ojos Negros, en Teruel.
Alrededor de esta ferrería, comenzó a crecer un pequeño núcleo de población con colonos, en su mayoría procedentes de Tragacete, Santa María del Val, Lagunaseca y Molina de Aragón (Guadalajara) y comenzaron a roturar las tierras. El problema es que estas pertenecían al Ayuntamiento de Cuenca, que las arrendaba a ganaderos en concesiones de ocho quintos. “Durante años, los colonos roturaron parcelas para su subsistencia, provocando conflictos con la administración municipal, que finalmente decidió vender el territorio por 250.000 reales”, señala Molina.
Aquella venta fue el punto de partida para la consolidación de los asentamientos, aunque los habitantes de la zona todavía dependían administrativamente de Tragacete.
La historia del pueblo comienza con la instalación de una ferrería en el barrio de El Perchel, donde un empresario de Beteta aprovechó un salto de agua para impulsar la producción de hierro
Así nacieron los primeros asentamientos estables, que con el tiempo demandaron mayor autonomía puesto que la lejanía con Tragacete y la falta de infraestructuras generaban enormes problemas en la vida diaria de los vecinos. Cada vez que nacía o moría alguien, había que hacer un largo trayecto para registrarlo.
Las comunicaciones eran precarias: en invierno, la nieve hacía intransitables los caminos, y un simple trayecto podía llevar horas. “En aquella época, llegar a Tragacete no era fácil. Estamos hablando de 12 kilómetros que podían tardar hasta siete horas en recorrerse por lo escarpado del terreno”, señala Molina.
Por ello, los habitantes de Vega del Codorno comenzaron a reclamar su independencia administrativa. No era una cuestión de enfrentamiento con Tragacete, sino de pura necesidad.
La lucha fue ardua y se prolongó durante años. Tanto es así, que ya en 1912 el senador Arturo Ballesteros presentó una proposición no de ley para solicitar la independencia del municipio.
En su intervención, describió con detalle las condiciones extremas en las que vivían los vecinos. En un acta del 20 de diciembre de 1925 se recoge lo siguiente:
“En lo más pintoresco e inaccesible de la Serranía de Cuenca, existe una agrupación de aldeas contenidas en el valle que forma la llamada Vega del Codorno, cuyo numeroso vecindario se ve sometido a los inconvenientes de la vida de un anejo cuando la matriz se encuentra a gran distancia... La aldea de la Vega del Codorno, si bien no tiene el número de vecinos que exige el artículo segundo de la Ley Municipal para reclamar su independencia, cuenta con elementos y medios propios para subsistir. Sin embargo, al estar ligada a Tragacete, no pueden desarrollarse con la amplitud y libertad que lo harían si se constituyeran como un municipio independiente.”
Finalmente, tras muchas gestiones, en 1925 Vega del Codorno rompió su vínculo administrativo con Tragacete, convirtiéndose en municipio independiente, con su propio término, registro civil y ayuntamiento.
Fue el 21 de marzo de 1925, en plena dictadura de Miguel Primo de Rivera y con Alfonso XIII como rey, cuando Vega del Codorno celebró su primer pleno como ayuntamiento independiente. Su primer alcalde fue Leoncio Ochandio Castillejo. Actualmente, su nieto nieto, Leoncio Ochandio Sotos es teniente de alcalde en el ayuntamiento que preside Rodrigo Molina.

Conseguida la independencia, Vega del Codorno comenzó a estructurarse como un municipio propio, dividido en ocho barrios: El Perche, Los Perales, La Cueva, El Collado, Los Demetrios, Los Migueletes y El Molino.
El primer ayuntamiento se ubicó en El Collado, junto a la iglesia, aunque más tarde se trasladó a La Cueva, a mediados de los años 50, al ser la zona más céntrica para los vecinos de los distintos barrios.
Durante la posguerra, el pueblo alcanzó su máximo número de habitantes, con más de medio centenar censados. Sin embargo, como ocurrió en toda la Serranía de Cuenca, a partir de los años 60 comenzó la emigración y la despoblación.
“En su mejor momento, la Vega llegó a tener 500 habitantes, pero la tendencia cambió con la modernización y la falta de oportunidades en la zona”, comenta Rodrigo Molina, quien apunta que hoy son 139 vecinos los que están censados en el pueblo.
En su momento de mayor población, el municipio contaba con hasta diez barrios habitados. Con el paso se han quedado ocho. Rodrigo Molina cuenca que en los 60 se promovieron grupos de colonización para concentrar la población en un solo núcleo, pero la propuesta exigía unanimidad y algunos vecinos se opusieron. Como resultado, el proyecto nunca se llevó a cabo.
“Antes, todos vivíamos del bosque, de la madera y del pastoreo. Ahora, apostamos por un modelo más sostenible, lo que ha permitido proteger nuestro patrimonio natural”
Con el tiempo, el municipio ha evolucionado. Hoy cuenta con calles asfaltadas en todos los barrios, dos consultorios médicos, colegio, transporte público y mejores infraestructuras. La actividad económica ha pasado de depender exclusivamente de la ganadería y la agricultura a diversificar su economía con la hostelería rural y la promoción de su entorno natural.
“Antes, todos vivíamos del bosque, de la madera y del pastoreo. Ahora, apostamos por un modelo más sostenible, donde nos pagan por no cortar los pinos, lo que ha permitido proteger nuestro patrimonio natural”, explica Rodrigo Molina.
ACTOS CONMEMORATIVOS
Para celebrar este siglo de historia, el Ayuntamiento de Vega del Codorno ha preparado un acto institucional que tendrá lugar el sábado 22 de marzo. A las 11:00 horas se celebrará un pleno conmemorativo, en el que participará el Ayuntamiento de Tragacete, recordando los lazos que unen a ambas localidades y que nunca se han llegado a desvincular.
De hecho, Rodrigo Molina destaca que “la separación no fue por ningún conflicto, sino por necesidad de autogestión. Hemos mantenido los lazos a lo largo de los años, colaborando en servicios comunes”.
Durante el evento, se descubrirá una placa en honor a los primeros colonos que lograron la independencia del pueblo. Además, se presentará el libro Vega del Codorno, la Serranía Alta de Cuenca: un pueblo con historia, escrito por Luis Esteban Cava, que documenta la evolución del municipio.
El acto concluirá con una actuación del grupo Zarabandas, que ha musicalizado poemas sobre Vega del Codorno, al que seguirá un aperitivo para los asistentes
Pero la celebración no terminará ahí. En agosto, dentro de la Semana Cultural, se organizará una jornada especial con ponencias de expertos que han investigado sobre la historia de la Vega.
“Queremos que esta celebración no sea solo un recuerdo del pasado, sino un impulso para el futuro”, señala el alcalde.