Ni ropa, ni muebles, ni casa. A Félix Fernández, un vecino de El Picazo, la tromba de agua que anegaba el pueblo en la noche del viernes se lo ha quitado todo. Sus vecinos lanzan un S.O.S para ayudar a que este jubilado pueda volver a habitar su vivienda y normalizar su vida. Se ha abierto una cuenta bancaria pero también se realizarán actos solidarios durante las fiestas patronales, que se celebran la próxima semana, para recaudar fondos.
La intensidad de las lluvias, 100 litros por metro cuadrado en tres horas, desbordó la rambla de Tébar y el agua, que llegó a superar los dos metros de altura, hundió parte de la planta baja de su vivienda. Donde estaba el hogar de Félix ahora solo hay escombros.
La emoción puede con su voz cuando agradece la ayuda que ha tenido para limpiar el barro de lo que queda de su casa y retirar los restos de enseres.
“Apenas tiene familia y vive solo pero estos días no lo ha estado, el pueblo se ha volcado con él, como también con el resto de afectados”, señala el primer edil, Carlos Pastor, quien destaca que la peor parte se la llevó la zona centro, donde han quedado un rastro de desolación en numerosas viviendas.
Félix es uno de los que más daños ha sufrido pero no el único. “Hay cuatro familias que también han perdido todos sus enseres y a todos se va a tratar de ayudar, apostilla el primer edil, en referencia a la iniciativa que ha partido de un vecino para hacer una recaudación en las dos comidas populares programadas en las fiestas patronales que arrancan el viernes, 4 de octubre.
Además, a iniciativa de este mismo vecino, se ha abierto una cuenta – ES44-2048-5118-9030-1001-7613 (Liberbank El Picazo)– en principio la intención de esta iniciativa era recaudar fondos para volver a hacer habitable la casa de Félix, pero según apunta el primer edil también se extenderá para que todos los que lo deseen, residan o no en El Picazo, contribuyan también con sus aportaciones a ayudar a los damnificados picaceños.
Es la cara más amable de una tormenta que desencadenó una tromba de agua como no recuerdan los más viejos del lugar, y que ha causado graves pérdidas tanto en el casco urbano como en el campo, que aún están por cuantificar pero que se preven muy cuantiosas.
El pueblo poco a poco vuelve a la normalidad. El trabajo de limpieza más fuerte ya se ha hecho pero aún queda tarea. De hecho, el alcalde relata que hoy continúan las tareas en una zona importante de la rambla, donde hay una gran acumulación de barro “que hay que quitar a mano porque no caben las máquinas”.
Y mientras las familias se afanan en recomponer sus viviendas y se retiran los muebles que han quedado apilados en la calle, el ayuntamiento sigue llamando a todas las puertas en busca de ayudas para paliar el daño que ha causado la tormenta en todo el término municipal.
Fuera del casco urbano una de las actuaciones más perentorias es el arreglo de caminos. “Nos faltan máquinas para arreglar el desastre que ha dejado el agua”, apostilla el primer edil.