Un grupo de vecinos de Horcajo de Santiago ha emprendido en las redes sociales una lucha para recuperar el retablo de Santa Ana, una obra maestra del gótico tardío atribuida al Maestro de Horcajo y que fue trasladada del pueblo al Seminario Mayor de San Julián de Cuenca en 1939, donde aún continua.
Se trata de una iniciativa popular que ha comenzado con una campaña de recogida de firmas en charge.org. De momento, llevan cerca de 300 pero la intención es seguir recabando apoyo y cuando tengan un número significativo entregárselas al obispo, José María Yanguas.
Está documentado que el retablo, de madera policromada, lucía hasta la Guerra Civil en la ermita de Santa Ana. En el 39, se llevaron tanto esta obra como otra escultura de la Santa, que sí fue devuelta a la localidad en 2010. “Ahora queremos que también regrese el retablo y que forme parte de nuestro patrimonio y podamos disfrutarlo”, apuntan los promotores.
Consideran que ahora es un buen momento para reclamar la talla “porque sabemos que el Seminario va a dejar de serlo y se va a convertir en una Hospedería”, dicen, “por lo que ya no tendría sentido que se quede allí”. En la actualidad, esta pieza se encuentra en la capilla del Seminario.
De momento, no se han puesto en contacto con el Obispado para saber cuál es su postura y desde el Ayuntamiento horcajeño tampoco han dado ningún paso. Al párroco del municipio “hemos preferido no ponerlo en la tesitura porque es un persona muy discreta”.
No obstante, aseguran que son muchos los vecinos, incluidos los más mayores, los que quieren que lo que es suyo regrese. “Vamos a seguir luchando, de momento de forma anónima, porque no queremos que esta iniciativa se atribuya a ningún partido político, ni a nadie en concreto, queremos que sea una causa de todo Horcajo”.
Si consiguen que el retablo del Maestro de Horcajo vuelva a casa consideran que la ubicación idónea es en la Iglesia de la Inmaculada Concepción que ha sido declarada recientemente Bien de Interés Cultural.
GRAN VALOR
El retablo de Santa Ana, pintura sobre tabla fechada hacia 1420, gira en torno a la vida de la Virgen. Las tablas muestran con nitidez las características de la pintura trecentista florentina y tiene un gran valor artístico.
Según el libro ‘Arte en el tiempo’ de Vicente Malabia, la obra se atribuye al Maestro de Horcajo, que pudo pintar las escenas de la Anunciación, la Natividad, la Epifanía y Jeremías, Zacarías e Isaías, pero también al taller de Rodríguez de Toledo, que habría realizado, entre otras, La huida a Egipto.
Se cree que por sus dimensiones pudo ser ejecutado para un gran templo como la catedral de Cuenca o el monasterio de Uclés.