Cuando restan tan solo unas semanas para que se cumpla el 82 aniversario de la muerte del religioso conquense Millán Garde Serrano (Vara de Rey, 1876 - Cuenca, 1938), ya se ha dado a conocer la fecha de su beatificación, junto a otros tres compañeros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, como son Manuel Galcerá Videllet, Francisco Cástor Sojo López y Aquilino Pastor Cambero.
El próximo 30 octubre es la fecha elegida y la catedral de Tortosa (Tarragona) el escenario que albergará la ceremonia de beatificación de estos cuatro religiosos como mártires asesinados por odio a la fe en España durante la Guerra Civil, entre 1936 y 1938. Beatificación que recibió el visto bueno del Papa Francisco el pasado 29 de septiembre cuando autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto relativo al martirio de estos cuatro sacerdotes, que “dieron su vida por Cristo durante la Guerra Civil Española cuando ejercían de formadores en los seminarios de Ciudad Real, León y Baeza”.
EXPECTACIÓN
En su pueblo natal, Vara de Rey, se sigue con interés todo lo relacionado con la beatificación de su vecino Millán Garde Serrano y, como es de imaginar, hay cierta expectación tras la última noticia de la fecha de la ceremonia, tal y como señala a Las Noticias de Cuenca su alcaldesa, Anunciación Martínez Serrano, quien apunta que, incluso, hay vecinos que se están planteando viajar el 30 de octubre para asistir a la ceremonia en Tortosa. De hecho, ya ha adelantado que habrá una representación institucional del Ayuntamiento varaderreño en esta cita en tierras catalanas, a la que, según ha dicho, también está previsto que acuda el obispo de Cuenca, José María Yanguas. Algo de esperar, puesto que, a su juicio, no deja de ser un reconocimiento a una persona de este pueblo.
Expectación que también se está viviendo en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos al que pertenecían los cuatro religiosos a punto de beatificar. Y es que se trata del último grupo de mártires de esta hermandad durante la persecución religiosa del siglo XX en España. Su director, Florencio Abajo Núñez, no duda en mostrar su satisfacción y ha afirmado en un comunicado oficial que “tenemos que hacer una fiesta. Pero, sobre todo, debemos vivir este tiempo como una profunda experiencia espiritual que nos anime a seguir avanzando, tanto personal como del conjunto de la hermandad”.
En este sentido, da “gracias a Dios por este bien que hace a la Iglesia y a la Hermandad”, al tiempo que manifiesta su deseo de que “el testimonio de los futuros beatos Millán, Francisco Cástor, Manuel y Aquilino ilumine nuestro sacerdocio y que su sangre derramada ayude a todos los sacerdotes a descubrir en la configuración con Cristo el mejor proyecto para sus vidas”.
VIDA ENTREGADA
Millán Garde Serrano nació el 21 de diciembre de 1876 en el municipio conquense de Vara de Rey. Realizó sus estudios en el Seminario de Cuenca y fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1901. Ingresó en la Hermandad el 12 de agosto de 1903. Obtuvo la Licenciatura en Derecho Canónico en el Seminario de Toledo.
Trabajó como prefecto en los seminarios de Toledo, Badajoz, Cuernavaca (México), Querétaro (México). Además fue administrador en el seminario de Astorga y director espiritual en los seminarios de Valladolid, Salamanca y León, donde llegó en 1935.
La Guerra Civil Española le sorprendió en su pueblo, donde había ido para pasar las vacaciones. Durante más de un año, permaneció escondido en varias casas, lo que le permitió poder celebrar la Eucaristía y llevar la comunión a varias personas.
Pero el 9 de abril de 1938 fue finalmente detenido y conducido a la cárcel de Cuenca para después pasar a la checa instalada en el seminario. Su estado de salud se agravó a causa de los maltratos que recibía todos los días y fue trasladado al convento de carmelitas descalzas, también convertido en prisión.
Solo sobrevivió nueve días, falleciendo el 7 de julio de 1938. Sus restos se encuentran en el mausoleo de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos en el Templo de Reparación de Tortosa.
Un compañero de calabozo, según recoge la web de esta hermandad, declaró que “Don Millán es un santo. Cuánto nos consuela a todos y con qué alegría sufre tantos malos tratos. Siempre está alegre y algunos días no se puede tener en pie por las palizas que le dan; pero no se queja ni enfada con sus verdugos, por lo que le llaman el cura loco”.
TREINTEA BEATIFICADOS
Los cuatro sacerdotes operarios son los últimos que quedan por beatificar de una treintena de esta hermandad. Los primeros mártires operarios fueron beatificados por el Papa Juan Pablo II a primeros de octubre de 1995; en concreto, el grupo de Pedro Ruiz de los Paños y ocho compañeros mártires. Habría que esperar hasta octubre de 2013 para ver beatificados en una gran ceremonia en Tarragona al grupo de Joaquín Jovaní Marín y catorce compañeros. Casi cuatro años después, a finales de marzo de 2017, les tocaría el turno a dos sacerdotes operarios más dentro de la causa de José Álvarez-Benavides y de la Torre y 114 compañeros de la Diócesis de Almería.
