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Agricultura

Las últimas lluvias revitalizan el campo y auguran buena cosecha

El sector afronta con optimismo la primavera, si bien teme la posible proliferación de hongos toda vez que el campo está intransitable para aplicar tratamientos fungicidas
23/03/2025 - C.I.P.

Las intensas lluvias registradas en marzo tras el paso de varias borrascas han supuesto un respiro para el campo tras un invierno seco que mantenía en vilo a agricultores y ganaderos. En las diversas comarcas de la provincia de Cuenca, las precipitaciones han oscilado entre los 100 y 160 litros por metro cuadrado, lo que supone más del 350% del promedio habitual.


“Estamos muy por encima de lo normal. Hace dos años, en plena sequía, apenas acumulábamos cinco litros en este mismo periodo”, señala Julio Bacete, presidente de la Mesa Nacional del Ajo y vicepresidente de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha.


En términos generales, las precipitaciones han caído con la intensidad adecuada para que el suelo absorba el agua de manera eficiente. “Esto es una maravilla. Es justo lo que necesitábamos: temperaturas bajas y lluvias suaves que han caído sin causar daños y recargando acuíferos, esto cambia el ánimo y el ambiente en el campo”, señala Juan Fuente, presidente de la Cooperativa Nuestra Señora de Manjavacas (Mota del Cuervo)  y responsable de la sectorial vitivinícola de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha.


Desde ASAJA Cuenca, su secretario general, Manuel Torrero, coincide en que, salvo en algunos puntos muy concretos con acumulaciones excesivas, el agua ha venido “muy bien” en todas las comarcas. “Estamos ante uno de los marzos más lluviosos que recordamos, y eso marca la diferencia respecto a años anteriores”, subraya.


Los cultivos de secano, especialmente el cereal, han recibido las lluvias en un momento crucial para su desarrollo. Según Torrero, el cereal sembrado en su momento presenta un buen ahijado y cierre de la siembra. “Si se mantiene un buen equilibrio de lluvias y temperaturas moderadas en abril y mayo, podemos esperar una gran cosecha”, explica.

 

Foto: Asaja Cuenca

Ahora solo falta que el régimen de lluvias se mantenga para completar bien el ciclo vegetativo para asegurar una buena cosecha. Si en abril y mayo sigue lloviendo de forma moderada, “el cereal se beneficiará enormemente”, apunta desde UPA Cuenca, su secretario provincial, Salvador San Andrés, quien igualmente destaca los beneficios para el girasol y los cultivos leñosos. 


Agricultores y representantes del sector agrario coinciden en que el agua caída en las últimas semanas ha sido en términos generales positiva, aunque en algunos cultivos comienzan a surgir problemas derivados del exceso de humedad, especialmente en cultivos más sensibles como el ajo o el cereal, donde la falta de tratamientos preventivos podría favorecer la aparición de enfermedades fúngicas.


En el caso del cereal, aunque hasta ahora no se han registrado problemas graves, la persistencia de las lluvias podría provocar encharcamientos y pérdida de nutrientes esenciales. “El cereal estaba evolucionando con normalidad, pero con tanta agua corremos el riesgo de que el nitrato se filtre y la planta no lo aproveche bien”, explica San Andrés.

Además, si en las próximas semanas suben bruscamente las temperaturas, podrían proliferar enfermedades fúngicas como la roya. “Cuando salga el sol, con el exceso de humedad, es probable que aparezcan enfermedades, pero aún es pronto para conocer el impacto real”, advierte.


Por su parte, el cultivo del ajo enfrenta un reto similar. La imposibilidad de acceder a las explotaciones para realizar tratamientos fitosanitarios está generando preocupación entre los productores ante la aparición de hongos.
“No podemos entrar a tratar el campo, está todo encharcado. Es impensable aplicar tratamientos ahora mismo”, comenta Bacete. Además, la retirada de fungicidas como el Prelude ha complicado aún más la situación. “Nos han quitado el único producto que realmente funcionaba, y ahora muchos agricultores están recurriendo a soluciones como agua ozonificada y bicarbonato, que si bien están autorizadas, no son igual de eficaces”, lamenta.


Además, en algunas zonas como Las Pedroñeras y La Alberca de Záncara, se han registrado encharcamientos que podrían comprometer parte de la cosecha. “El ajo necesita sol y llevamos demasiados días sin verlo. Si la situación no cambia, podríamos tener problemas en su desarrollo”, advierte Bacete.

A pesar de estos inconvenientes, la acumulación de agua permitirá reducir el uso de riego más adelante, lo que supone un ahorro económico y energético para los productores.

 

Foto: Asaja Cuenca

 

Mientras tanto, el sector vitivinícola ha recibido estas lluvias con optimismo. Las precipitaciones han sido fundamentales para la viña, que ha podido retomar su ciclo vegetativo tras un invierno inusual. “A principios de año, las altas temperaturas en enero y febrero nos hicieron temer un adelanto en el ciclo que dejara las vides expuestas a heladas tardías. Por suerte, la llegada de temperaturas frías y la lluvia han devuelto la normalidad, e incluso podríamos ver un ligero retraso, que sería perfecto”, comenta Fuente, quien destaca que si no hay accidentes meteorológicos como heladas o granizo en abril, “podemos estar ante una cosecha excelente”.


El olivar y el almendro también han recibido una inyección de agua esencial para afrontar la época estival. “Este año, a diferencia del anterior, llegamos con buenas reservas de agua, y eso beneficia muchísimo a los cultivos leñosos. Un árbol bien hidratado lanza mejor la floración y la fructificación”, explica San Andrés. “, quien destaca que en zonas de La Alcarria y la Serranía Media, como la comarca de Abia de Obispalía, se ha llegado a registrar una acumulación de 160 litros de agua por metro cuadrado desde el inicio de marzo. “No recuerdo que haya caído tanta agua en estas fechas”, añade San Andrés.

Uno de los aspectos más positivos de estas precipitaciones ha sido la recarga de los acuíferos y pantanos. Manuel Torrero Torrero señala que aún es pronto para hacer una valoración definitiva sobre la recuperación de los acuíferos y las reservas de agua, aunque indica que la cantidad de agua caída debería reflejarse en una mejora del sistema hidrológico. “Este mes de marzo ha sido mucho más lluvioso de lo habitual y eso se tiene que notar en la recarga de los acuíferos y en el almacenamiento de agua en los embalses. Esperamos que así sea”, ha apuntado.

 

Aunque todavía es pronto para cuantificar la mejora, los agricultores esperan que esta aportación hídrica se traduzca en una flexibilización de las restricciones de riego. “Los embalses están recibiendo una cantidad de agua significativa y eso debería reflejarse en una normalización del riego. Seguimos con restricciones, a pesar de que los pantanos están llenos y el agua está corriendo en exceso”, explica Julio Bacete.


En este punto destaca la importancia de una mejor gestión del agua, señalando que el excedente hídrico podría ser aprovechado para alimentar ríos y acuíferos. “Ahora sería el momento ideal para liberar agua desde la cabecera del Tajo para que circule por el Júcar y el Guadiana, ayudando a la recuperación de humedales y reservas naturales”, explicó.

Previsiones

Las previsiones meteorológicas indican que las lluvias podrían continuar en abril, lo que genera expectativas favorables para la campaña agrícola. Sin embargo, los agricultores insisten en la necesidad de un equilibrio entre precipitaciones y periodos secos para evitar problemas de encharcamiento y enfermedades.


“Si abril y mayo mantienen un buen ritmo de lluvias y temperaturas moderadas, podríamos tener una campaña excelente. Pero si viene una ola de calor repentina o un periodo de sequía, todo podría cambiar”, remarca el secretario general de ASAJA Cuenca.


Por ahora, el sector agrícola sigue recibiendo el agua con esperanza, pero con cautela. Como señala el refrán citado por Torrero, “si la Cuaresma entra con agua, sale con agua”. Habrá que esperar para ver la evolución.