Las últimas lluvias dan un respiro a los humedales

Después de un otoño e invierno extremadamente seco, las últimas lluvias han aliviado un poco la situación de las lagunas de la provincia de Cuenca, permitiendo que en algunas zonas húmedas temporales se forme una lámina de agua y que las aves migratorias que dependen de estos hábitats retomen sus rutas.
Eso sí, aunque estos aportes pluviométricos –que según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) registraron en enero una media de 37,7 litros/m2– han supuesto un pequeño respiro para ecosistemas estacionales por su dependencia a estos regímenes, en las permanentes apenas se ha notado y la situación sigue siendo preocupante en un contexto de cambio climático y de disminución de los niveles freáticos que está afectando de forma general a todos estos ecosistemas.
Así lo pone de manifiesto María Jesús Moreno, técnico de humedales de la Delegación provincial de Desarrollo Sostenible, quien destaca que el cambio climático está alterando los ciclos naturales de los humedales.
En el caso de lagunas estacionales como las del sistema endorreico salino manchego, que necesitan tanto un periodo seco como húmedo para tener un funcionamiento correcto, lo que se está observando es que los periodos de secado se han acortado. “Antes duraban aproximadamente seis meses, pero actualmente nos encontramos con vasos lagunares que no llegan a encharcarse porque están muy desconectados del nivel freático, y las lluvias no son suficientes para suplir esta carencia”, advierte Moreno.
En algunos casos, los niveles freáticos han descendido tanto que las lluvias no son suficientes para su recuperación. Además, las altas temperaturas aceleran el secado de los humedales, reduciendo el tiempo en que pueden ser utilizados por aves migratorias y otras especies. Moreno señala que este fenómeno es especialmente crítico para las aves que dependen de las lagunas temporales, ya que muchas de ellas ni siquiera pasan al encontrar los humedales secos.
En el caso de la Laguna de El Hito, uno de los humedales más emblemáticos de Cuenca, Moreno estima que su nivel de encharcamiento actual ronda el 30%, pero hasta hace poco estaba seca.
El cambio climático está alterando los ciclos naturales de los humedales. Los periodos de secado se acortan y hay vasos lagunares que no llegan a encharcarse
Fernando Viñegla, coordinador del proyecto LIFE El Hito, apunta que el otoño fue particularmente complicado. Y no solo por la escasez de precipitaciones, sino también por el intenso calor, que ha secado aún más la tierra. De hecho, según el registro de la AEMET el mes de noviembre ha sido el más cálido desde 1961, lo que supone 3,1 °C por encima de la media del periodo de referencia 1991-2020. En diciembre, la media se situaba en 6.0ºC, y en ambos casos la pluviometría ha sido la más escasa desde 1964, con medias de 2,7 l/m2 y 8,0l/m2, respectivamente.
“Hasta hace poco la laguna no había conseguido acumular agua, lo que ha tenido un impacto significativo en las aves migratorias, como las grullas, que en su primer paso migratorio no pudieron hacer su parada habitual y tuvieron que buscar otros espacios, mientras que toda la biodiversidad que depende del agua ha tenido que resistir en condiciones extremas”.
Las últimas lluvias han permitido iniciar la recuperación. Las grullas, aunque en menor medida, están realizando con normalidad su paso hacia las zonas de cría del Norte de Europa, y el nivel de encharcamiento, aunque no todo lo deseable, es óptimo para el desarrollo de la fauna, flora y pequeños organismos que dependen del funcionamiento de los periodos de sequía y encharcamiento.

Si bien, Viñegla advierte de que nos estamos enfrentando a un panorama que, por desgracia, será cada vez más frecuente, por lo que es necesario reflexionar sobre cómo podemos adaptarnos y mitigar estos impactos en el futuro.
“Los humedales son fundamentales para ayudarnos a mitigar muchos de los impactos que generamos, ya sea de forma directa o indirecta, y también aquellos que nos afectan. Uno de ellos es la huella de carbono y el conjunto de emisiones liberadas a la atmósfera. Un humedal bien cuidado y restaurado actúa como un reservorio de carbono, ayudando a reducir significativamente la cantidad de emisiones.
Además, estos ecosistemas funcionan como pequeños pulmones de absorción de carbono. A nivel hídrico, también desempeñan un papel clave como reservorios de agua y ayudan a amortiguar los efectos de fenómenos climáticos extremos, como las inundaciones o las sequías.
Sin embargo, ambos expertos coinciden en que la degradación de los humedales reduce su capacidad para cumplir estas funciones esenciales. Moreno señala de que factor humano es el principal responsable, especialmente por el consumo excesivo de agua. “Aunque frente al cambio climático hay poco que podamos hacer directamente, sí podemos reducir el consumo”.
En su primer paso migratorio las grullas no pudieron hacer us habitual parada en El Hito ante la falta de agua en la lagunaEl coordinador del proyecto LiFE El Hito recalca que la pérdida de estos espacios es un fenómeno global. “Los humedales están desapareciendo, y si no actuamos ahora, las futuras generaciones podrían no tener la oportunidad de conocerlos”, advierte Viñegla. En este sentido, la Fundación se enfoca en sensibilizar a la población, especialmente a los más jóvenes, sobre la necesidad de preservar estos lugares naturales.
Una de las principales amenazas que enfrenta actualmente la Laguna de El Hito es el colmatado, es decir, la acumulación de sedimentos, lo que reduce su profundidad y disminuye su capacidad de retención de agua. “Si esto sucede, la laguna perdería su función esencial”. Por ello, una de las acciones que se ha llevado a cabo coincidiendo con el Día Mundial de los Humedales es la restauración y refuerzo de su cinturón de protección mediante la plantación de vegetación.” Esto ayudará a frenar la llegada de sedimentos a la laguna, preservando su equilibrio y funcionalidad.
La provincia de Cuenca alberga unas 230 zonas húmedas de tipologías muy diversas, desde profundas lagunas kársticas hasta lagunas hipersalinas. De estas, 34 están incluidas en el Inventario Español de Zonas Húmedas, y dos de ellas, la Laguna de El Hito y la Laguna de Manjavacas, cuentan con reconocimiento internacional bajo el Convenio Ramsar.
María Jesús Moreno recuerda que la provincia también cuenta con ecosistemas menos conocidos, como las lagunas de Alcantud, Ballesteros y el complejo lagunar de Río Moscas, que poseen flora y fauna únicas. Sin embargo, ha advertido que “sin una protección adecuada, no tenemos garantía de que estos espacios sigan existiendo en el futuro”.
Viñegla incide en que cada humedal que desaparece tiene un impacto mucho mayor del que solemos imaginar. “Afortunadamente, la sensibilización y concienciación sobre su importancia están creciendo, pero es fundamental que sigamos viéndolos como lo que realmente son: auténticas joyas naturales, singulares y valiosas. Son oportunidades únicas dentro de nuestro territorio, pero sin una protección adecuada, no tenemos garantía de que sigan existiendo en el futuro. Por eso, debemos cuidarlas y preservarlas”, concluye.