Las recientes lluvias han aliviado la situación de los humedales de la provincia de Cuenca, principalmente la de los ubicados en la comarca de La Mancha, que son en su mayoría estacionales y dependen más del régimen de precipitaciones que los de La Serranía, que acusan menos los efectos de la sequía.
“No es el peor invierno para los humedales aunque tampoco es de los mejores”, considera el jefe de sección de Biodiversidad de la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible, Enrique Montero, quien, no obstante, matiza que por estas fechas “todavía no están en su mejor momento”. “Aún tiene que llover más para que puedan afrontar el verano con un nivel de inundación suficiente y se mantenga el agua el máximo tiempo posible”, confía.
La provincia cuenta con cerca de 200 zonas húmedas –la mayoría concentradas en un centenar de enclaves–, diferenciándose dos tipologías: los humedales de La Serranía y los de La Mancha. Los primeros están asociados a fenómenos kársticos de disolución de calizas por el agua como, por ejemplo, las lagunas de El Tobar, de Cañada del Hoyo, de Uña y del Marquesado, entre otras. Por su parte, los segundos son mayoritariamente de tipo estepario y tienen un carácter estacional, siendo el complejo lagunar de Manjavacas, en Mota del Cuervo, y la laguna de El Hito, entre Montalbo y El Hito, las más relevantes.
La segunda tipología depende totalmente de las lluvias de otoño e invierno, que deben garantizar reservas suficientes a los humedales para que puedan mantenerse hasta, al menos, principios de verano, aunque las fechas varían dependiendo de la pluviosidad y temperaturas de cada año.
En estos momentos, el nivel de inundación en El Hito alcanza un tercio de su superficie mientras que en Manjavacas se acerca a la mitad. No obstante, Montero hace hincapié en que son lagunas muy grandes: en el caso de la primera, el máximo de inundación roza las 300 hectáreas mientras que en la segunda el vaso lagunar alcanza las 250 hectáreas. “Tiene que llover mucho para que se llenen”, reconoce, explicando que el encharcamiento arranca en otoño, cuando el terreno, que está seco, comienza a empaparse con las precipitaciones. Ya en invierno, la pluviosidad permite que el agua empiece a acumularse ya en la superficie. “Es el proceso en el que están ahora. En condiciones normales, a finales de enero o principios de febrero se terminaría el llenado invernal. Pero este año todavía dista bastante”, sostiene.
Además, hay que tener en cuenta que se arrastra un “déficit de empapamiento importante” de los años precedentes. “El invierno pasado también fue muy seco”, recuerda. Y cuanto más árido está el terreno, más tarda el agua en aflorar en la superficie. “A partir de ahora, las lluvias serán más efectivas porque está todo el terreno encharcado y rentarán más”, apunta.
A la sequía hay que sumarle otro factor que también influye: “Además de la ausencia de lluvias, el aumento de temperaturas hace que se evapore con más rapidez el agua. Las lagunas son poco profundas por lo general. La lámina es amplia pero somera, lo que las hace muy sensibles a la evaporación”.
Por el contrario, las lagunas de La Serranía acusan menos los efectos de la sequía porque, por un lado, sus aguas son de carácter permanente y, por otro, es una zona por lo general más lluviosa que La Mancha.
El nivel de inundación de las lagunas también repercute en la fauna asociada a estos espacios que se erigen como auténticas reservas de biodiversidad, teniendo los humedales de La Mancha un gran interés ornitológico. De hecho, las grullas procedentes del norte de Europa que pasan el invierno en la provincia están retrasando su llegada en los últimos años. “Vienen en torno a noviembre y necesitan que haya agua. Si no la hay, siguen viajando hasta encontrar otras zonas húmedas con más reservas”, alerta. Con todo, El Hito cuenta en la actualidad con un “nivel aceptable” de ejemplares. El último censo contabilizaba un total de 4.400 aves, la mayoría de ellas grullas (en concreto, unas 3.400), aunque se aleja de los máximos históricos registrados, con 10.000 ejemplares hacia finales de febrero.
Por su parte, en el complejo lagunar de Manjavacas, que sobresale en cuanto a diversidad y número de aves, se contabilizan hasta la fecha unas 3.000 aves, de las que 1.700 son grullas. “Esperamos que aumente todavía más dado que ya tiene un nivel de inundación aceptable”, señala, destacando que más adelante se puede observar en este espacio al mismo tiempo tanto el plumaje de invierno como el nupcial de primavera, algo “muy vistoso”.
Junto a la climatología, la acción del hombre también repercute en los humedales, que se ven afectados por la sobreexplotación de acuíferos, especialmente las lagunas manchegas, viéndose afectadas también por la contaminación de las aguas. “Por eso es muy importante mantener orlas de vegetación natural que actúen como filtro. En general, los vasos lagunares están perfectamente protegidos pero hay que seguir trabajando para mejorar el aporte hídrico que viene de fuera”, considera el responsable.
Por su parte, Manjavacas también recibe vertidos urbanos. “Se mejoró la depuración pero hay que avanzar más. Esperamos poder desarrollar con el tiempo un humedal artificial a las puertas de la laguna que mejore el aporte de nutrientes”, indica.
También se quiere actuar en el Taray Chico, pequeño humedal ubicado entre Las Pedroñeras y Las Mesas y afectado por la bajada progresiva del nivel piezométrico del acuífero, nutriéndose en la actualidad de la aportación de la depuradora del primer municipio. Al igual que en Manjavacas, Montero apunta a la posibilidad de encontrar fórmulas para mejorar la depuración.
“Un humedal bien gestionado es mucho más eficiente en la captura de carbono que un bosque”, destaca Eduardo Palencia, técnico medioambiental de la Fundación Global NatureEJEMPLO DE RESTAURACIÓN: EL HITO
Para Eduardo Palencia Mayordomo, técnico medioambiental de la Fundación Global Natura, la situación de los humedales en nuestro país es “bastante deficiente aunque son recuperables” y pone como ejemplo de restauración el proyecto LIFE que se está desarrollando en El Hito de la mano de esta entidad.
“Un humedal bien gestionado es mucho más eficiente en la captura de carbono que un bosque”, asegura. Por ello, la Fundación tiene otro proyecto que se enfoca en el papel de estos espacios como aliados contra el cambio climático. La laguna de Manjavacas es uno de los diez humedales piloto de todo el país donde se están realizando ensayos para conocer su potencial para reducir la huella de carbono.
La Fundación también está trabajando en la preparación de un posible proyecto LIFE para recuperar las lagunas de El Ballestero y del río Moscas, cercanas a Cuenca. “A nivel europeo son más conscientes del valor de los humedales”, considera Palencia.
Actividades en Uña y El Hito para celebrar el Día de los HumedalesCon motivo de la conmemoración del Día Mundial de los Humedales, que se celebra cada 2 de febrero –este año con el lema ‘Vida entrelazada: los humedales y el bienestar humano’–, el Gobierno regional ha preparado varias actividades gratuitas dirigidas al público familiar, dos de las cuales se desarrollarán este fin de semana en la provincia de Cuenca.
En concreto y dentro del programa de educación ambiental ‘Vive tu espacio’, este sábado 3 de febrero habrá una ruta interpretada y observación de aves en la laguna de El Hito. Esta actividad forma parte de una serie de rutas por humedales de nuestra región –que cuenta con unas 500 zonas húmedas– con las que se pretende conocer la fauna y flora de estos entornos naturales.
Además, el domingo 4, se desarrollará una visita a la Escuela Regional de Pesca Fluvial y a la laguna de Uña. Los asistentes podrán conocer de cerca la importancia de la calidad del agua y los servicios ecosistémicos de los humedales.
Por su parte, desde la Fundación Global Natura han organizado la charla ‘El Hito, historia de la laguna según sus gentes’ (lunes 5 de febrero, a las 10:30 horas, en el salón de actos del ayuntamiento de Montalbo) y talleres y actividades para centros escolares.