Valdemeca se sigue inundando cada año durante unos días de la segunda quincena de agosto de un agradable olor a espliego. Aunque la recogida y destilación de esta planta aromática hace décadas que se perdió en la localidad, un grupo de vecinos revive cada verano desde hace un cuarto de siglo esta tradición que logra atraer a visitantes para el turismo rural de la zona.
Los tres vecinos que cada año rescatan del olvido esta costumbre ya en desuso en la zona pertenecen al Grupo Ecologista Universales. El hostelero rural Moisés Heras es uno de los artífices de que esta tradición se recuperara en el municipio hace unos 25 años con el fin de que los más jóvenes puedan conocerla y no se pierda. “La iniciativa partió de un grupo de personas que llegamos a ver cuando éramos pequeños cómo se recogía antiguamente espliego en La Serranía de Cuenca y se destilaba en calderas. Todo el pueblo de Valdemeca participaba en la siega y luego se vendía el aceite”, recuerda.
A pesar de la pandemia de Covid-19, muchas han sido las personas que este final de agosto también se han acercado para conocer esta tradición hasta esta pequeña localidad, que cuenta con apenas unos 90 habitantes censados aunque durante el periodo estival llega a multiplicar su población. “Ha venido mucha gente de paso a ver la destilación del espliego. Es toda una atracción turística. Y algunos también se interesan para hacerlo ellos pero no es fácil”, explica.
De todas formas, otros años, unos amigos del vecino pueblo de Cañete también se acercaban después hasta Valdemeca para destilar su propio espliego aunque este verano no van a llevar a cabo la actividad debido a la situación que estamos atravesando.
Heras detalla que, a pesar de las abundantes lluvias de primavera, no ha sido un año bueno para el espliego ya que la flor no era muy potente debido a que han faltado precipitaciones al final de la campaña. Sin embargo, “sí tiene calidad”, según asegura.
Para este hostelero rural, lo más complicado es la siega del espliego en el monte puesto que se realiza con hoces al estilo tradicional. “Se requiere cierta práctica”, puntualiza. Una vez recogida la planta, se quema para proceder después a la destilación con el fin de obtener la esencia, que se puede utilizar como ambientador, aceite para masajes o para tratar heridas o picaduras debido a sus propiedades curativas.
Además, en el proceso también se extrae el hidrolato -que es el agua que se obtiene del vapor-, que puede usarse para fregar la casa o para la lavadora o la plancha ya que también tiene un agradable olor a espliego. “Antes no lo utilizábamos pero ahora lo aprovechamos todo”, matiza.
“Cuando empezamos, hicimos un alambique para la destilación aunque al principio no estábamos muy seguros del proceso. Pero poco a poco lo fuimos perfeccionando y ahora tenemos una caldera más grande y un serpentín”, reconoce.
RIQUEZA PAISAJÍSTICA
Grupo Ecologista Universales también desarrolla otras actividades como la recuperación de fuentes en estado de abandono con el fin de poner en valor el patrimonio de la zona. En este sentido, Heras destaca los “atractivos” que tiene Valdemeca a nivel turístico ya que cuenta con una gran riqueza paisajística. También resalta el conocido como Paisaje Ilustrado, colección de esculturas que recrean la vida cotidiana del pueblo.