La trashumancia es desde este miércoles Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Así lo ha decidido el comité de la UNESCO reunido esta semana en Kasene (Botsuana).
La candidatura internacional de la trashumancia, liderada por España, reconoce esta modalidad de pastoreo también en Albania, Andorra, Croacia, Francia, Luxemburgo y Rumanía y se suma así, al reconocimiento que ya disfrutaba en Austria, Grecia e Italia.
En concreto, España cuenta con 125.000 kilómetros de vías pecuarias que cubren todo el territorio peninsular y de las islas, que ponen de manifiesto que la trashumancia es una práctica extendida por todas las comunidades autónomas. Hoy en día, el desplazamiento estacional de rebaños sigue siendo un patrimonio vivo que ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, la gastronomía y la arquitectura relacionada con esta actividad.
También las manifestaciones de la tradición oral, la artesanía y las técnicas de pastoreo tradicional, así como la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario, son elementos que la cultura trashumante ayudó a transmitir a su paso por los diferentes y distantes territorios peninsulares.
Ademas, por su gran capacidad ecológica, aprovechamiento de recursos, conservación de la biodiversidad, prevención contra incendios y reducción de gases invernadero, esta práctica de pastoreo sostenible “es fundamental” en la lucha contra el cambio climático.
En Cuenca, con 686 vías pecuaria entre cañadas, cordeles, veredas y coladas que se extienden por 2.584 kmilómetros, la trashumancia se mantiene viva gracias a familias ganaderas como la de los Hermanos Cardo, de Vega del Codorno, que siguen practicando el pastoreo como se hacía en la Edad Media con la migración de ganado de las dehesas de verano a invierno y viceversa, en un recorrido de 400 killómetros, que son los que separan a su municipio de origen en la. Serranía conquense del Valle de Alcudia, en Ciudad Real.