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Trabajos al rojo vivo

Deshidratación, fatiga, calambres o golpes de calor son algunos de los riesgos por estrés térmico
Trabajos al rojo vivo
Foto: Infocam
04/07/2019 - Dolo Cambronero

Ya ha entrado el esperado verano. Aunque cada vez nos enfrentamos a temperaturas más altas. Según la previsión elaborada por eltiempo.es para junio, julio y agosto, se prevé que estos meses podrían ser más cálidos de lo normal en gran parte de España. En el caso de Castilla-La Mancha, habrá entre uno y dos grados más, por encima de la subida media nacional de entre 0,5 y uno. Y si el calor se hace cuesta arriba para cualquier ciudadano, las cosas se complican para los trabajadores que están a la intemperie: agentes medioambientales, empleados de la agricultura, de la construcción y de industrias con cámaras frigoríficas u hornos, y encargados de la limpieza viaria son algunos de los que están expuestos al llamado estrés térmico.

Deshidratación, fatiga, calambres o golpes de calor son algunos de los riesgos a los que están expuestos los trabajadores que se ven expuestos a altas temperaturas, recuerdan desde UGT.

Mila Mayordomo, del municipio conquense de Beteta y agente medioambiental, sabe bien lo que es el estrés térmico. Uno de los grandes atractivos de su trabajo es que la mayor parte del tiempo desarrolla sus labores en el exterior, en plena naturaleza. Aunque eso implica también algunos inconvenientes: sufrir altas temperaturas en los meses de verano y mucho frío en los de invierno.

GOLPES DE CALOR

Las cosas se complican en el caso de tener que acudir a extinguir algún fuego puesto que la temperatura ambiente a la que se ven expuestos ya de por sí durante el periodo estival cuando están en el exterior se incrementa todavía más. “Uno de los peligros es sufrir un golpe de calor”, explica esta profesional.

De todas formas, Mayordomo detalla que, desde el año 2002, fecha en la que empezó a trabajar como agente ambiental, no ha sufrido nunca un golpe de calor aunque explica que ha oído que sí les ha pasado a otros compañeros que estaban interviniendo en casos de incendios.

Si en otros oficios que se desarrollan a la intemperie adaptan la jornada laboral en los meses de verano para evitar en lo posible trabajar en las horas de más calor, los agentes medioambientales lo tienen más complicado porque es precisamente en ese momento cuando la peligrosidad para el desarrollo de incendios es máxima, por lo que tienen que estar, y bien alertas, en el tajo.

En cuanto a la indumentaria, los agentes medioambientales llevan una ropa y un calzado específicos que les protegen en caso de tener que actuar en un incendio. Aunque se entiende que son necesarios para resguardarles, sin embargo, no son los más apropiados para aliviar las altas temperaturas. “Pesan mucho y generan mucho calor”, señala Mayordomo.

Otro aspecto que hay que cuidar mucho en trabajos como el suyo para evitar problemas es tener una buena hidratación a lo largo de toda la jornada. “Yo llevo una nevera con hielo”, cuenta. Además, a los trabajadores también se les proporcionan protectores solares y cremas para las picaduras.

Durante los meses de invierno, las temperaturas, en este caso bajas, vuelven a ser de nuevo un problema. “A veces hay que meterse al agua para hacer algunas labores y se pasa mucho frío”, detalla la mujer, que trabaja en la zona de la sierra de Cuenca.

Llevar una ropa adecuada que facilite una buena ventilación, hidratarse con regularidad y las modificaciones de horarios en verano son algunas de las medidas para hacer frente al calor
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La profesional explica que los uniformes que llevan son los mismos que portan sus compañeros en otras comarcas de Castilla-La Mancha menos frías, por lo que dice que cree que deberían ser diferentes para adaptarse a las circunstancias climáticas de cada lugar.

“Trabajando al aire libre, se pasa mal algunas veces. Son condiciones muy extremas”, concluye Mayordomo.

También saben mucho de estrés térmico en una empresa de la provincia de Cuenca que se dedica a la fabricación de carburo de silicio. Uno de sus trabajadores, que prefiere no dar su nombre, explica que la actividad que se desarrolla en esta firma desprende mucho calor por lo que los trabajadores se ven expuestos a altas temperaturas durante la jornada laboral.

ROTACIONES

De todas formas, este profesional detalla que los empleados de esta fábrica que pasan por los procesos en los que se alcanzan unas mayores temperaturas se van rotando periódicamente para no tener que permanecer durante mucho tiempo en esos puestos, con el fin de evitar riesgos. “Se procura que no estén más de tres o cuatro horas al día”, detalla el hombre.

Una temperatura ya alta de por sí durante todo el año que se incrementa todavía más en verano. Por ello y para hacer la actividad lo más llevadera posible, desde junio y hasta mediados de septiembre, en la fábrica se hace jornada intensiva para evitar el trabajo durante las horas centrales y más calurosas del día.

Además, en los puentes/grúa, en los que se trabaja por encima de los reactores, se ha instalado un sistema de aire para ventilar la cabina, lo que permite que los operarios que están en esos puestos, puedan tener un aire más fresco, aliviando así las altas temperaturas que se alcanzan.

Tras varias décadas trabajando en la empresa, este profesional ha visto cómo han ido mejorando a lo largo de este tiempo las condiciones laborales. Una de las cosas que también ha cambiado es la indumentaria, que ahora es de algodón. Todo para que el calor no se haga tan cuesta arriba.

170 accidentes laborales por condiciones climáticas

El sindicato UGT recuerda que, según los datos de siniestralidad en Castilla-La Mancha de la Consejería de Economía, los accidentes de trabajo causados específicamente por exposiciones prolongadas a condiciones climáticas adversas interiores y exteriores fueron 170 en 2018.

Sin embargo, el sindicato apunta que esta cifra solo refleja parcialmente la influencia que los riesgos climáticos tienen en las condiciones laborales.

UGT de Castilla-La Mancha ha realizado unos talleres en la región para concienciar sobre el incremento de riesgos laborales y de accidentes por temperaturas extremas. Los talleres han sido organizados en colaboración con la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales e impartidos por técnicos de prevención en todas las provincias de la región.

Desde el sindicato recuerdan que el riesgo laboral por temperaturas extremas, el conocido como estrés térmico, está presente de forma continua en muchos trabajos de la región, como en las industrias con cámaras frigoríficas u hornos, construcción y campañas agrícolas, pero se ve incrementado con la llegada del verano y, “año tras año, con el aumento de las temperaturas por el cambio climático”.

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María Andrés, técnico de Salud Laboral de UGT Cuenca, hace hincapié en la importancia de fomentar una cultura preventiva en las empresas para eliminar determinados riesgos que son perfectamente evitables y minimizar el resto. “Con buena planificación se puede lograr”, asegura.

Llevar una ropa adecuada que permita una buena ventilación, una buena hidratación, modificar los horarios laborales durante los meses de verano, y realizar paradas o rotaciones para que los empleados puedan recuperarse son algunas de las cuestiones que deben tenerse en cuenta para evitar problemas, aunque todo dependerá del puesto en concreto y de las necesidades de cada trabajador.

“FALTA DE CONTROL”

“No hay un control ni una evaluación adecuada de los riesgos laborales por factores climáticos en cada puesto de trabajo. La deshidratación, la fatiga, los calambres o los golpes de calor intervienen de manera decisiva en accidentes de trabajo como caídas, cortes, amputaciones, atrapamientos...”, afirman desde UGT.

Por ello, el sindicato considera fundamental actuar en el origen de los riesgos para frenar los accidentes finales, que el año pasado fueron más de 17.000 en la región.

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CONSERVACION DE CARRETERAS

Félix Recuenco es encargado de conservación de carreteras en Cuenca. Vecino del municipio conquense de Arcas, lleva más de 20 años en el oficio, un tiempo en el que dice que ha pasado “mucho calor y mucho frío”. “Estamos acostumbrados. Hay días que se llevan bien y otros que se hacen muy duros por las temperaturas”, explica.

Salvo el tiempo que emplean en los desplazamientos, la jornada laboral de este profesional transcurre en su totalidad a la intemperie. Y, ¿cómo se preparan para los meses de verano en su trabajo? Recuenco detalla que la empresa proporciona en la temporada estival a los empleados gorras, cremas de protección del 50 y gafas solares para minimizar el impacto del astro rey. Y siempre llevan agua fresca para estar bien hidratados a lo largo del día.

Durante el verano no hay ninguna modificación de los horarios laborales porque la jornada empieza bien temprano para Félix Recuenco y sus compañeros todo el año, a las siete y media de la mañana, por lo que en los meses más calurosos consiguen librarse del sol durante las primeras horas del trabajo.

NINGÚN GOLPE DE CALOR

De todas formas, este profesional cuenta que a lo largo de estas dos décadas que lleva en el oficio no recuerda que ningún compañero de trabajo haya sufrido un golpe de calor.

La ropa que llevan en verano es más ligera mientras que en invierno portan prendas de abrigo con doble forro para hacer frente al frío. En esos meses, el madrugón que les viene bien en verano les trae, sin embargo, bajas temperaturas a primera hora de la mañana. No obstante, este profesional detalla que es necesario empezar a trabajar temprano puesto que hay que aplicar, por ejemplo, los tratamientos invernales contra el hielo para poner a punto las carreteras para los conductores.


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