El cultivo de pistacho se encuentra en plena expansión en la provincia de Cuenca. Tanto que en los últimos ocho años la superficie dedicada a la producción de este fruto seco ha pasado de 653 hectáreas (2016) a 8.729 (2023), lo que supone un incremento del 1.336 por ciento, según se desprende de la evolución registrada en la declaración de la PAC.
Solamente entre 2022 y 2023, ha experimentado un crecimiento del 12,6% en la provincia, es decir hay 974 hectáreas más dedicadas al pistacho. Un cultivo que gracias a sus características de producción, principalmente en secano, y buenos rendimientos se ha convertido en una importante alternativa para mejorar la renta agraria.
A demás, el cultivo de pistacho conlleva numerosos beneficios medioambientales. Por ejemplo, es fijador y enriquecedor del suelo, evita la erosión y pérdida de riqueza natural de la tierra; pero, también ayuda a reducir el impacto del cambio climático y del efecto invernadero.
Por todo ello, cada vez más los agricultores están apostando por plantar pistacho ya que genera actividad económica y puestos de trabajo, no solo en el sector primario sino también en el terciario gracias a la puesta en marcha de infraestructuras de transformación agroalimentaria como los secaderos, donde se prepara el producto para su posterior venta para consumo.
Este crecimiento en la provincia ha sido gradual, e imparable desde que en 2017 se triplicó el número de hectáreas al pasar de 653 a 1.740. A partir de ahí la superfice ha ido creciendo en una media superior a las 1.100 hectáreas cada año, alcanzando 2.800 en 2018 y 4.200 en 2019. Según recoge el del Sistema para la Gestión de las Ayudas de la Política Agraria Común (PAC) y medidas de Desarrollo Rural (SGA), en 2020 los agricultores conquenses dedicaron al pistacho 5.557 hectáreas, mientras que en 2021 fueron 6.854 hectáras y 7.755 en 2022.
A nivel regional, en 2023 había 60.400 hectáreas de pistacho, frente a las 53.600 de 2022 lo que supone un incremento del 12,7 por ciento. De esta superficie, casi la mitad se cultiva en ecológico (25.000 ha. en 2022, 14.000 ya calificadas y el resto en prácticas o conversión), además, el 73% del total es de secano.
Toledo y Ciudad Real están a la cabeza en extensión con más de 18.000 hectáreas cada una, seguidas de Albacete que emplea 14.337 ha. Asimismo, en 2022 Castilla-La Mancha fue la principal región productora de España al disponer del 80,6% de la superficie total.
En este sentido, los próximos años serán decisivos para el sector ya que las nuevas plantaciones menores de cinco años también se concentran en Castilla-La Mancha, región que recoge el 78% del total a nivel nacional y, por tanto, entrará más superficie en producción.
Hay que destacader que la región posee unas condiciones edafoclimáticas – tanto de clima como del suelo– muy favorables para esta planta que es apta para secanos áridos y suelos pobres.
A nivel mundial, según datos del INC (Consejo Internacional de Frutos Secos) actualizados a finales de noviembre de 2023, se espera una cosecha de 700.000 toneladas, un 4% menos respecto a la de 2022. Sin embargo, en España, este organismo prevé unas 3.000 toneladas, un 11% más por la entrada en producción de nuevas plantaciones, muchas de ellas ubicadas en Castilla-La Mancha y concretamente en Cuenca.