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Vinos

“Es más fácil vender nuestros vinos en Japón que en Madrid”

La DO Ribera del Júcar produce 800.000 botellas anuales, el 70% de las cuales se venden fuera de España
23/04/2019 - G. D.

Los vinos de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Ribera del Júcar, que agrupa a ocho cooperativas y bodegas de los municipios de Casas de Benítez, Casas de Fernando Alonso, Casas de Guijarro, Casa de Haro, El Picazo, Pozoamargo y Sisante, lo que la convierte en la única D.O.P. de la provincia “exclusivamente conquense”, destacan por su sabor agradable y carnoso, afrutado, equilibrado.

En su producción, de 800.000 botellas anuales, aunque hay sitio para los rosados y los blancos, priman los tintos con variedades como cencibel y tempranillo, cabernet sauvignon y merlot. Aunque la mayoritaria es la bobal, lo que le ha llevado a unirse a las denominaciones de Utiel-Requena y Manchuela en una tarea de investigación con la que juntos pretenden “significar esta variedad tan importante para nosotros y darle un proyecto de imagen y presencia”, en palabras del técnico de la DOP, Juancho Villahermosa.

Las conclusiones aún tardarán en salir a la luz, pero Villahermosa destaca que la bobal es la segunda variedad tinta de España en número de hectáreas, solo presente en esta zona de suelos arcillosos, con limos y guijarros, lo que le da a sus vinos un carácter mineral y una rusticidad que los hace diferentes. Se trata además de unos caldos que, según han comprobado en los últimos cinco años, “se comportan de manera magnífica con envejecimientos en barrica y en tinaja”.

Creada en el año 2003 con el objetivo de ayudar a sus cooperativas y bodegas en la promoción y comercialización de sus productos, los 16 años que lleva en marcha pueden parecer mucho, pero “para pertenecer a este sector es relativamente poco”.

Más tratándose de una denominación “pequeña y con un presupuesto limitado, lo que conlleva un esfuerzo mayor”. Pero el objetivo es ir avanzando cada año a través de pasos “cortos pero definidos. Somos corredores de fondo convencidos de que nuestra capacidad es magnífica y que año tras año iremos avanzando e irán saliendo las cosas”.

Exportaciones

El 70 por ciento de la producción de esta D.O.P. se comercializa fuera de España, donde ha encontrado “un marco que busca calidad y zonas emergentes” dispuesto a pagar además un precio “muy interesante para las bodegas”. Hablamos de China, Japón, EEUU, Brasil, Canadá, Alemania, Inglaterra, Suiza, Australia. “Es más fácil vender vino de Ribera del Júcar en Japón o en EEUU que en Madrid o Valencia”, señala su técnico.

Esto es debido en parte a que las grandes superficies del país suelen inclinarse por vinos en general muy económicos, lo que hace que el producto no sea rentable salvo que se produzca en grandes cantidades. Y además no garantizan la continuidad, sino que, en un momento dado, “por un poco de dinero te pueden quitar tus vinos por otros más baratos: una pelea en la que no nos interesa entrar”.

El 30 por ciento de vinos que se venden en España, sobre todo en provincias próximas como Toledo y Albacete, Madrid o el norte de España, los distribuyen principalmente por tiendas especializadas y “pequeños distribuidores que buscan cosas diferentes”, lo que les da exclusividad.

En su promoción, agradecen las ayudas que les procuran administraciones públicas como la Diputación Provincial y el Gobierno de Castilla-La Mancha, eventos promocionales como el Concurso Vinos de Cuenca o la Feria Nacional del Vino (Fenavin), así como la elaboración de guías oficiales a través de las que muchos distribuidores extranjeros les contactan.

Y valoran que el consumo de vino vaya, según su información, en alza tanto en España como en el extranjero. “Hay un perfil de gente joven, de entre 25 y 35 años, que cada vez va consumiendo más”.

“Es más fácil vender nuestros vinos en Japón que en Madrid”

Ruta de enoturismo

Como proyecto que consideran muy interesante, de momento a largo plazo, se encuentra la apuesta que la D.O.P. Ribera del Júcar, con más de 9.000 hectáreas trabajadas con prácticas respetuosas con el medio ambiente, quiere hacer por el enoturismo, estructurando los recursos ya existentes y creando nuevos con el fin de atraer turistas que se animen a visitar las cooperativas de la zona, algunas con más de setenta años de antigüedad y “que no dejan de ser museos etnográficos que pueden ser muy gratificantes para la gente que no es del sector”.

Además, podrán disfrutar de restaurantes, casas rurales y otras actividades. “Se trata de crear la ruta enoturística de la Ribera del Júcar en la que aprovechemos también los pinares y el precioso paisaje que tenemos”, lo que redundaría en beneficio de toda la comarca.

La idea es que esta ruta pudiera formar parte de la oficial que oferta la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), con sede en Ciudad Real y que busca potenciar el turismo ligado al sector vitivinícola con visitas a bodegas y museos del vino, un proceso que exige cumplir toda una serie de parámetros para entrar a formar parte de él. Y en ello están.