La cosecha del girasol en la provincia de Cuenca ya ha dado comienzo y lo ha hecho con retraso y de manera bastante irregular y atípica. Y es que las lluvias, entre otros factores, están condicionando en gran medida el desarrollo de los trabajos de recolección con constantes parones, que están afectando sin duda al ritmo de siega. Al menos así lo ponen de manifiesto desde las organizaciones agrarias, Asaja Cuenca y UPA, que no dudan en tildar esta campaña como “bastante atípica”. Y, en concreto, el secretario provincial de Asaja Cuenca, Manuel Torrero, llama la atención sobre las interrupciones que están sufriendo las tareas de recolección no solo por las precipitaciones registradas, sino también por el desigual desarrollo del cultivo con motivo del momento de la siembra. De tal manera, que, según remarca, “puede haber parcelas en condiciones óptimas para ser cosechadas y justo al lado puede haber otra que aún le queden entre quince y veinte días al haber sido sembrada más tarde”.
En esta línea se pronuncia, igualmente, Vicente Caballero, responsable regional de la Sectorial de Herbáceos y Oleaginosas de UPA, que subraya el retraso sufrido en el inicio de la siega, que, además, no se ha producido de manera generalizada en toda la provincia, existiendo, incluso, zonas de La Mancha donde aún no han comenzado los trabajos. Es por ello que ambos pronostican que la cosecha se va a desarrollar de manera lenta y desigual, hasta el punto de que, en la actualidad, es difícil de predecir cuándo va a concluir en su totalidad los trabajos de recolección.
PRODUCCIÓN
Una desigualdad que, según apuntan ambos responsables agrarios, también se está viendo reflejada en la producción, entre otros motivos, porque los rendimientos son tan dispares que lo registrado en una parcela concreta no tiene porqué ser similar a lo obtenido en otra, aunque ésta esté cerca.
Como consecuencia, entre las primeras fincas que se han cosechado en la provincia se han encontrado con rendimiendos rozando los 1.000 kilos por hectárea y en otras, sin embargo, no se ha llegado ni a los 700 kg. Y no es de extrañar, porque, tal y como detalla Caballero, a los distintos momentos de la siembra, ya fuera temprada o tardía, se ha sumado el hecho de que las precipitaciones hayan caído en una zona concreta en el momento idóneo permitiendo un desarrollo excepcional del cultivo, mientras que cuando lo ha hecho en otras han llegado demasiado tarde. Es por ello que el responsable regional de la Sectorial de Herbáceos y Oleaginosas de UPA apunta a que la producción se vaya a situar en el entorno de los 800 kilos por hectárea –rondando la producción media de este cultivo en la provincia–, si bien reconoce que dependerá, y mucho, de cómo vayan a salir en aquellas zonas donde aún no ha comenzado la siega.
En todo caso, es rotundo a la hora de afirmar que la producción de este año estará por debajo de las previsiones iniciales. Algo en lo que coincide el secretario provincial de Asaja Cuenca, quien puntualiza que quizá la producción final vaya a estar ligeramente por encima de la del año pasado, pero, sin duda, por debajo de las previsiones iniciales de cosecha. “Hay cierta decepción, porque se esperaba que las primeras parcelas en cosechar iban a tener mejores resultados que los obtenidos”, señala.
En cuanto a la calidad de la pipa, Torrero considera que no variará con respecto a otros años, entre otros motivos, porque las variedades de pipa cada vez son más estables en rendimiento graso, lo que unido a la evolución del cultivo registrada este año y el verano experimentado, todo hace pensar que será bueno.
En definitiva, atípica e irregular vienen a definir los inicios de la siega del girasol de este año en la provincia de Cuenca, junto, por supuesto, a la incertidumbre derivada del desigual desarrollo del cultivo en toda la geografía provincial.
LOS PRECIOS, UN 63% POR ENCIMA DEL AÑO 2020
Con satisfacción miran los productores de girasol este año el mercado en el inicio de la campaña. Y no es para menos, si se tiene en cuenta que los actuales precios del girasol se sitúan un 63 por ciento por encima de los establecidos al comienzo de la pasada campaña. Algo que el sector, por supuesto, agradece después de tantos años con los precios por los suelos, poniendo en peligro la rentabilidad económica de las explotaciones agrícolas y, por ende, su continuidad.
Tanto desde Asaja Cuenca, su secretario provincial, Manuel Torrero, como desde UPA, su responsable regional de la Sectorial de Herbáceos y Oleaginosas, Vicente Caballero, no dudan en hablar de una “buena noticia” para el sector, porque vienen a garantizar la rentabilidad económica para el productor. Caballero, concretamente, no oculta su satisfacción por el nivel de precios, si bien matiza que tampoco hay que olvidar que “los costes de producción también se incrementan, porque siempre que sube el precio de venta del producto lo hacen en la misma medida, sino más, los inputs necesarios para el cultivo”.
Torrero, por su parte, explica que los precios del girasol, al igual que los del cereal, se encuentran en un buen momento. Una situación que viene desde el inicio de la campaña del girasol en Andalucía y que se está manteniendo en el tiempo. Entre las razones de esta cotización, el responsable provincial de Asaja Cuenca apunta la incertidumbre existente en el mercado en torno a lo que va a pasar y cómo va a ser la cosecha en otros países productores, como la zona del Mar Negro, donde aún no ha dado comienzo”.
En consecuencia, las previsiones del sector es que el precio del girasol se mantenga en los actuales niveles a lo largo de toda la campaña. En concreto, en la Lonja de Albacete se sitúa en los 500-505 euros por tonelada, aunque, según Caballero, a pie de campo el precio ronda los 540-550 euros. Nada que ver con los 330 euros que se pagaban en el arranque de la campaña del año 2020.