Patrimonio natural
La Serranía recupera el travertino de Uña, que volverá a tener agua cien años después
Hace cien años se inauguraba la central hidroeléctrica del Salto de Villalba, una obra de ingeniería que arranca en la laguna de Uña, donde a través de una serie de tuberías y acueductos, desvía el agua a 20 kilómetros de distancia.
Con motivo de estas obras, se tuvo que adaptar la laguna de Uña, construyendo una represa para garantizar la concesión de agua de la central hidroeléctrica. Como consecuencia, la laguna dejó de aportar agua al río Júcar, quedándose seca la cascada travernítica que daba caudal al río.
Desde hace muchos años, ha sido intención de las administraciones recuperar la caída de agua, e incluso fue uno de los objetivos prioritarios del plan por el que se declaró Parque Natural a la Serranía de Cuenca. Pero ahora, ya están en marcha las obras para recuperar esta cascada y devolver, cien años después, parte del esplendor que este travertino tenía. Todo ello gracias al nuevo Plan Hidrográfico de la Confederación del Júcar, porque desde el año 2022 se ha establecido un caudal ecológico para que haya unas aportaciones de la laguna al río.
Este hecho ha impulsado notablemente este proyecto de recuperación, tal y como lo pone de manifiesto Juan Luis Serrano, director del Parque Natural de la Serranía de Cuenca. “Ahora ya se han establecido una serie de litros por segundo que se tienen que verte al río sí o sí, y hasta ahora solo había aportes muy puntuales cuando el nivel de la laguna sobrepasaba los aliviaderos”, detalla.
Así, de los algo más de 400 metros de longitud que tiene este travertino, se van a construir una serie de canalizaciones para que el agua pueda volver a caer por un tramo de unos 70 metros, y devolverá una imagen muy similar a la del nacimiento del río Cuervo.
El proyecto ya está en ejecución, con unas obras que está desarrollando Tragsa. Para devolver el agua, uno de los diez aliviaderos de la laguna se está perforando para introducir una serie de tuberías que van a llevar el agua hasta un tramo alto del actual travertino fósil. Allí, el agua se distribuirá con una serie de canalizaciones para que a lo largo de 70 metros pueda circular de nuevo el agua y caiga a gravedad imitando a la salida original de la laguna.
El caudal que circulará, fijado por la Confederación Hidrográfica para el arroyo del Rincón (que vierte sus aguas en la laguna de Uña), varía en función del mes. Por ejemplo, entre julio y septiembre se ha fijado un caudal de 150 litros por segundo, mientras que en marzo o abril caerán 240 litros por segundo.
La cascada será visible desde la carretera, aunque se va a acondicionar un sendero y un mirador para verla justo de frente
Esta nueva cascada travernítica será visible desde la carretera que baja a Uña desde Villalba de la Sierra, pero también se va a habilitar un nuevo sendero para que los visitantes la puedan contemplar más de cerca. En la actualidad, en la antigua curva donde se pueden aparcar coches, sale un sendero hasta un mirador donde se puede contemplar el travertino fósil, pero se quiere hacer un nuevo sendero hasta la zona que va a tener agua y, además, instalar nueva cartelería explicando la recuperación de la cascada.
“Nosotros tenemos mucha ilusión por recuperar este salto de agua”, expone Serrano, dado que se va a renaturalizar esta zona con la generación de más vegetación y más material pétreo. Se estima que, con estos aportes de agua, sea en un año aproximadamente cuando se empiece a ver este travertino con una imagen como la de antaño, aunque habrá que esperar entre cinco y diez años para contemplar un paisaje que se asimile más al del río Cuervo.
La previsión que manejan desde el Parque Natural es que este otoño el travertino ya comience a recibir agua, que sin duda va a suponer un gran beneficio para el medio ambiente por la recuperación de un elemento perdido hace ahora cien años.
El Gobierno regional ha invertido más de 200.000 euros en esta actuación que comenzó el pasado mes de mayo
Las obras, que financia la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, tienen un presupuesto de 209.582,77 euros, y las obras arrancaron a primeros del mes de mayo con un plazo de ejecución de seis meses. El delegado de Desarrollo Sostenible, José Ignacio Benito, asegura que la recuperación del travertino de Uña “supondrá un importante aliciente para el turismo del Parque Natural y de la localidad de Uña en particular”.
REVULSIVO TURÍSTICO
En estos mismos términos se pronuncia el alcalde, José Luis Gómez, quien ve en esta inversión un gran aliciente ya no solo para Uña, sino para toda la Serranía.
“Es una gran alegría que este proyecto vaya a ser una realidad muy pronto, porque se va a recuperar el estado natural de la barrera tobácea”, sostiene el regidor. Del mismo modo, esto va a ser otro recurso turístico más de Uña, que se va a sumar a los ya existentes como las diferentes rutas de senderismo como El Escalerón y La Raya, la piscifactoría, la escuela regional de pesca, la propia laguna o el vecino embalse de La Toba.
Y es que, esta nueva cascada se verá desde la carretera que baja a Uña, por lo que el alcalde espera que retenga más a los turistas que pasen por la CM-2105 y se haga casi obligatoria la visita a la localidad, algo que redundará en la economía local a nivel hostelero.
“Hasta que no se cambió el Plan Hidrológico y se estableció un caudal ecológico para el arroyo, la empresa eléctrica no quiso aportar ni un litro para devolver el agua al travertino”, enfatiza José Luis Gómez, quien expresa su máximo agradecimiento a las numerosas personas que han trabajado duro los últimos años para que el agua vuelva a caer al Júcar desde Uña, en especial al vicepresidente de la Junta, José Luis Martínez Guijarro.
Pero el atractivo de Uña no solo se incrementará con la recuperación de esta cascada. Según detalla el regidor, en los próximos meses estará en marcha la nueva Hospedería de la localidad, cuyas obras están muy avanzadas y, además, se ubica junto a este travertino y a los pies de la reconocida laguna.