El sector turístico confía en recuperar en 2022 el ritmo de crecimiento de la prepandemia

El sector del turismo tiene estos días un cita obligada en FITUR 2022, un impresionante escaparate internacional en el que mostrar al mundo las excelencias de cada uno de los destinos y, de esta manera, intentar salir adelante después de casi dos años de pandemia. Y es que esta crisis sanitaria está pasando factura a la industria turística y, por supuesto, el sector conquense no es una excepción. 

No en vano, desde la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca (APHT), su secretario Diego López reconoce que el sector no se encuentra en la actualidad en su mejor momento y continúa muy debilitado. Y eso, según recuerda, que en el año 2021 no todo ha sido malo, sino que también se han vivido buenos momentos. Pero la llegada de la variante Ómicron ha dejado al sector prácticamente en standby y con la mirada puesta en cómo evoluciona la Covid, a la espera de una nueva reactivación del sector.

De hecho, el secretario de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo, que se confiesa optimista por naturaleza, muestra su confianza en que el sector turístico de la provincia de Cuenca vaya a recuperar en este ejercicio 2022 el ritmo de crecimiento que venía experimentando en los últimos años antes de la pandemia; es decir, de 2016 a 2019, cuando el número de viajeros y pernoctaciones no paraba de incrementarse año tras año. Eso sí, tiene claro que ese futuro inmediato del sector está ligado irremediablemente a la remisión de Ómicron y la bajada de la curva. 

Aun así espera que esa reactivación del turismo se produzca a partir de la Semana Santa, cuando probablemente la situación sanitaria sea mejor, lo que propiciará que la gente vuelva a viajar. 

Y en ese escenario, a juicio de López, la provincia de Cuenca tiene mucho que decir, porque al rico y variado patrimonio histórico-artístico, cultural y medioambiental que posee, se suma, además, su riqueza enológica y, por supuesto, gastronómica. Cree que en estos ámbitos se están haciendo las cosas bien y cada vez Cuenca gana más enteros como destino de turismo de interior de primer orden. Algo en lo que, según dice, no hay que dejar de trabajar para continuar creciendo paulatinamente e ir evolucionando y generando una estructura fuerte para ganar posiciones en el mapa turístico.

 

AÑO MUY VARIOPINTO

Pero tampoco hay que olvidar que el sector conquense viene de vivir un año muy variopinto e irregular, que, sin lugar a dudas, le ha dejado algo tocado. Y no es para menos, tal y como subraya el secretario de la APHT, si se tiene en cuenta el mal comienzo del año con la entrada en vigor del cierre perimetral de la comunidad autónoma ante la alta incidencia de la Covid-19. 

Un cierre que asestaba un duro golpe al sector turístico conquense que tanto depende de los visitantes procedentes de otros puntos de la geografía nacional, en especial, de Madrid, la Comunidad Valenciana o Andalucía.

Con el verano, sin embargo, llegaba el momento de la reactivación y, según recalca, los establecimientos turísticos tuvieron bastante demanda. Una situación que se fue prolongando a lo largo del otoño, cuando, incluso, se llegaron a duplicar los datos de 2020, aunque, eso sí, no se logró alcanzar los niveles de 2019, en especial en la capital conquense, donde se registró un 12 por ciento menos de viajeros y un 6 por ciento menos de pernoctaciones que en prepandemia. Descenso que, tal y como recalca, no fue tan acusado en los establecimientos hoteleros de la provincia.

Aun así, se trataba de unos buenos datos que invitaban al sector a pensar en una plena recuperación, si bien todo cambió con la llegada de la variante Ómicron. López hace hincapié en que las expectativas para la recta final del año eran muy halagüeñas a tenor de cómo se estaba desarrollando el inicio de la campaña de Navidad a finales de noviembre y principios de diciembre. Pero todo cambió a partir del puente de la Constitución. El incremento de casos de Covid con la nueva variante trajo consigo una cascada de cancelaciones tanto en la hostelería como en el turismo, que tiró por tierra los excelentes pronósticos.

 

TURISMO RURAL

En cuanto al turismo rural, el sector ha vivido fases muy diferentes desde el inicio de la pandemia. No en vano, en un primer momento, tras la finalización del estado de alarma y el consiguiente confinamiento domiciliario, el turismo rural experimentó un impulso muy importante ante la tendencia generalizada de los turistas de buscar destinos al aire libre. Pero la situación ha cambiado en este último ejercicio y, en especial durante la segunda mitad, cuando, según recalca López, este subsector ha visto caer su actividad de manera notable, hasta el punto de asegurar que “ha sido el que más ha sufrido en ese momento”.

 

APARTAMENTOS TURÍSTICOS

Y en este repaso por el estado del sector turístico conquense, no podía faltar una mención a un subsector en auge, especialmente en la capital, como es el de los apartamentos turísticos y las viviendas de uso turístico. Unos alojamientos extrahoteleros que el sector conquense ve a priori con buenos ojos, puesto que vienen no solo a contribuir al incremento de las plazas de alojamiento de la capital, sino también a ampliar la variedad de su oferta y dar, de esta manera, respuesta a esa demanda de turismo que busca una experiencia más individual y con mayor autonomía.

Sin embargo, se reclama a la Administración una mayor regulación y control de este tipo de alojamientos, ante la proliferación de viviendas ilegales que están haciendo bastante daño al sector con una competencia ilegal. Un control, por lo tanto, que se les antoja “primordial” ante el  importante volumen de este tipo de alojamientos que se vienen abriendo en los últimos años  en la capital.