Para las organizaciones agrarias Asaja Cuenca y UPA, el girasol es un cultivo a defender, entre otros motivos, porque se trata de la mejor alternativa al cereal y está muy arraigado en la provincia. No es de extrañar, por lo tanto, que ambos sindicatos agrarios apuesten por este cultivo y consideren fundamental que en la nueva Política Agraria Comunitaria (PAC), que se está negociando en la actualidad, se contemplen ayudas específicas para esta oleaginosa.
González reivindica este cultivo como “la mejor alternativa en la provincia, porque no necesita de herbicidas, extrae de la tierra el abono y los nitrogenados que quedan de siembras anteriores, da cobijo a la caza y, ahora que tanto se habla de sostenibilidad y cultivos verdes, es muy respetuoso con el medio ambiente”.
Defensa similar se hace desde la Unión de Pequeños Agricultores, añadiendo, además, el hecho de que este cultivo se plante a finales de primavera y no se coseche hasta mediados de septiembre, lo que, a juicio de Caballero, propicia el combatir la importante erosión por vientos y lluvias torrenciales propias de esta época; todo ello, unido a sus grandes beneficios medioambientales y, sin olvidar, que se trata de un cultivo asentado y consolidado entre los agricultores.
Como consecuencia, el responsable de Herbáceos de UPA no duda en reclamar una rentabilidad sostenida para este cultivo, ya sea en precios, en producción o en ayudas. Es de la opinión de que “hay que buscar un hueco a esta oleaginosa entre las nuevas ayudas de la PAC, una ayuda específica que encaje en los ecoesquemas”. Algo en lo que coinciden desde Asaja que apuestan por un tratamiento especial para el girasol dentro de la Política Agraria Comunitaria, recuperando, por ejemplo, la ayuda agroambiental.