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Acogimiento familiar

Se buscan familias para acoger menores tutelados por la administración

El objetivo es facilitar un desarrollo adecuado hasta que puedan regresar con su familia biológica
Se buscan familias para acoger menores tutelados por la administración
En la imagen, la directora provincial de Bienestar Social junto al jefe de Servicio de Menores y el coordinador de ACOFAM. Foto: Saúl García
13/11/2018 - C.I.P.

La Consejería de Bienestar Social busca familias que quieran acoger a los menores que tiene bajo su tutela. Son niños procedentes de familias desestructuradas, con muy diversos problemas, que no pueden proporcionarles los cuidados y atenciones que requieren y que necesitan una oportunidad para poder desarrollarse con normalidad.

El acogimiento familiares en estos casos “la mejor alternativa” , dice la directora provincial de Bienestar Social, Amelia López. No en vano se trata de una medida de protección para estos menores que les permite vivir de forma temporal en un entorno amable y afectivo mientras sus familias biológicas intentan solucionar sus problemas para que puedan regresar con ellos.

En la actualidad, en la provincia de Cuenca hay 173 niños tutelados por la administración regional. De estos, 83 están en Acogimiento Familiar y el resto (90) en centros residenciales. Este año los segundos son más numerosos por la llegada de una treintena de Menores Extranjeros No Acompañados (MENAS), que según especifica la directora provincial en su mayoría van a acogimiento residencial, no familiar.

En los centros residenciales, los menores reciben una atención profesionalizada de calidad pero aunque se trata de núcleos pequeños, con máximos de ocho niños, “creemos que el vínculo y la relación que los niños pueden tener en un entorno familiar no es el mismo que tienen en un centro residencial donde hay educadores que entran y salen, por tanto, las referencias afectivas no son lo mismo que en una familia ”, añade Amelia López.

“A mí me han llegado niños de seis años, que en el centro estaban muy bien, a subirse a mis rodillas y decirme: Ricardo yo quiero una familia”, cuenta el jefe de Servicio de Familias y Menores de la Dirección Provincial de Cuenca, Ricardo Luengo, quien igualmente destaca los beneficios que tanto a nivel afectivo como de desarrollo personal tiene la crianza en una familia.

“El sentido de pertenencia, de estabilidad; el cariño que recibimos, las figuras de afecto, el poder vincularnos de manera estable, intensa y positiva, y un vínculo sano con otros miembros de la que consideramos nuestra familia, aunque sea de acogida, aporta muchísimo en todos los aspectos de su vida, en el momento actual y para toda su vida”, señala..

CAMPAÑA DE CAPTACIÓN DE FAMILIAS

El 20 de noviembre se celebra el Día Universal del Niño, una fecha para llamar la atención sobre la situación de los niños más desfavorecidos, y divulgar los derechos de la infancia, además de concienciar a la sociedad sobre la necesidad de mejorar su bienestar. Y es precisamente en torno a esta efeméride cuando el Gobierno de Castilla-La Mancha pone en marcha una campaña de concienciación sobre el Acogimiento Familiar que bajo el lema ‘Porque, si lo piensas, acoger es lo tuyo’, busca atraer familias que estén dispuestas a sumarse al programa de acogimiento. Una herramienta que, aún siendo la que mejores resultados obtiene, es poco conocida por la ciudadanía en general. Y, además de confundirlo en ocasiones con la adopción, también genera muchas dudas al tratarse de niños que llegan con la problemática “mochila” de malas experiencias de vida.

“A veces hay que echarle valor a la vida y tirar para adelante y sobre todo empatizar y ponerte en el lugar del otro. Se trata de la vida de menores que no pueden esperar a que sus padres decidan encarrilar su vida y tienen derecho a tener una vida de oportunidades como cualquier otro”, señala desde Motilla del Palancar, Patricia, una madre de dos niños de 4 y 2 años de edad, trabajadora en una Escuela Infantil, que hace un año y un mes vivía su primera experiencia en el acogimiento y que, sin dudarlo, anima a las familias a que hagan lo propio porque, además, dice, es una experiencia “muy enriquecedora”.

Eso sí, lo que tienen que tener claro las familias que se decidan a prestar su compromiso solidario con los menores tutelados es que se trata de una medida reversible, en la que no se establece un vínculo materno o paterno filial a nivel legal. De hecho, si se está en la bolsa de adopción no se puede estar en la de acogimiento.

En este caso se trata de un programa de acompañamiento en el que al tiempo que se proporciona a los menores unos cuidados, educación y ambiente propicio para un desarrollo armónico de su personalidad, se potencia el contacto con sus familias de origen, “con supervisión o no”, especifica desde la Asociación de Acogimiento Familiar (ACOFAM), el coordinador del programa conveniado con la Dirección Provincial de Bienestar Social, Ángel Luengo.

Y es que no todas las familias tienen las mismas circunstancias. “Hay menores que no mantienen contacto porque consideramos que no es adecuado para ellos, y aquí lo que siempre buscamos es el interés de los niños y niñas tutelados”, pero la esencia del programa, dice, es que no se pierda la relación y en la medida de lo posible los menores vuelvan al seno de su familia biológica.

“Lo que hace es respetar a las familias de origen y trabajar en la dirección de que los menores maduren su situación socio familiar. Y esta es la grandeza que tiene esta medida de protección porque sin duda repara y ayuda a que los menores puedan asimilar lo que les ha ocurrido y sobre todo les pueda empoderar emocionalmente”.

Se buscan familias para acoger menores tutelados por la administración

La primera medida que se contempla cuando tienen que intervenir los Servicios Sociales es el acogimiento simple a través de la familia extensa, es decir, que tiene una relación de consanguineidad con los menores hasta en cuarto grado (abuelos, tíos, hermanos mayores y primos) pero no siempre se puede y por ello desde la administración hacen una llamada para que las familias ajenas se sumen al programa.

“En la provincia necesitaríamos más familias”, señala la directora provincial de Bienestar Social. Especificar un número concreto de las que serían necesarias para cubrir las necesidades de atención urgente es difícil, pero “poder contar con una bolsa de una treintena de familias sería una maravilla”, apostilla Amelia López, que a su vez señala que en función de las características y necesidades de los menores, la temporalidad del acogimiento varía.

Pueden ser de urgencia temporal o permanente. “El de urgencia suelen ser para niños de 0 a 6 años y una duración de seis meses. Los temporales, que pueden llegar hasta los dos años de acogida, están destinados a menores de todas las edades, y a partir de los dos años si no hay posibilidad de retorno de esos menores en un tiempo determinad se puede hacer un acogimiento permanente. Eso no quiere decir que sea definitivo porque en cualquier momento puede haber un buen funcionamiento de la familia biológica”.

Asimismo, López explica que los acogimientos pueden ser tanto ordinarios como profesionalizados, en este caso destinados a familias con varios hermanos menores, discapacidad, o problemas de salud que requieren una mayor cualificación de la familia acogedora.

REQUISITOS

Formar parte de esta bolsa es fácil. Solo se requiere tener más de 24 años, residir, al menos con dos años de antigüedad, en Castilla-La Mancha, no aparecer en registro de delitos de ninguna naturaleza, y hacer un curso de formación en el que se decidirá la idoneidad o no del acogimiento.

No hay un perfil más o menos adecuado para adherirse al programa. Pueden ser personas solas, parejas, matrimonios con o sin hijos. Quizá en el caso de familias con hijos biológicos las cosas sean más fáciles. No porque tengan una mayor capacidad, sino porque además de tener la experiencia a nivel parental, destaca Ángel Bonilla, sino que entre los propios niños siempre se ayudan mucho más. "Pero es una experiencia también para cada una de las familias que les acogen”.

AYUDAS

Los programas de acogimiento contemplan ayudas económicas para cubrir gastos del menor acogido pero en ningún caso se trata “de una paga” como destacan desde Acofam que “equivocadamente se cree”, añade Ángel Bonilla, quien tras destacar el altruismo de las familias de acogida, incide en que la apuesta por el acogimiento va mucho más allá. “lo realmente importante es ayudar a un menor y con ello, indirectamente, a su familia para que pronto puedan volver a estar juntos”.

En este proceso las familias cuentan en todo momento con la ayuda y acompañamiento tanto de los técnicos de Menores de la Dirección Provincial como de ACOFAM "que les van a poder orientar ante cualquier duda que puedan tener tanto con el acogimiento, como con posibles problemas que puedan surgir con el menor acogido"

En este punto, señalan que cualquier persona o familia que alguna vez haya pensado en la posibilidad de acoger pero que tienen dudas, no se atreve, no saben muy bien o no lo tiene claro, solo tiene que dirigirse a la Dirección Provincial de Bienestar Social, a los Servicios Sociales de Atención Primaria o a ACOFAM, donde les aportarán toda la información necesaria, resolverán sus dudas, les ayudarán a tomar una decisión, si esa es su voluntad, y les acompañarán en los primeros encuentros, visitas, acomplamiento con las familias, etc…

Para mayor facilidad también pueden llamar al 012 o informarse en www.acofam.com y en www.acogimiento.bs@jccm.es.

Se buscan familias para acoger menores tutelados por la administración

EXPERIENCIAS QUE “CAMBIAN LA VIDA”

La experiencia, y así lo corroboran las familias que forman parte del programa de Acogimiento, es muy gratificante. Es cierto que la finalización del programa acogida es duro, y por ello es uno de los aspectos que más se trabaja en el proceso de formación.

En el caso de Patricia y Gonzalo se cumple un mes desde que la pequeña que durante un año ha formado parte de su familia se marchó de casa, en este caso con una familia adoptiva, después de que se confirmara la imposibilidad de un retorno que ya se veía complicado desde el principio con su familia biológica.

“El tiempo que ha estado con nosotros ha sido un regalo”, dice Gonzalo, quien señala que aún sabiendo “que estaba de paso” la marcha de la niña ha sido difícil para toda la familia.

Con todo “es una experiencia muy enriquecedora que te cambia la vida. Nosotros hemos disfrutado como nunca. Tenemos dos hijos pero esta pequeñaja nos ha llenado la vida de colores y queremos repetir”, señala Patricia.

Tener dos niños pequeños y que tanto Patricia como Gonzalo trabajen fuera de casa no ha sido impedimento para que esta pareja afincada en Motilla del Palancar, “prestara” su familia para ayudar a una pequeña que llegó a sus vidas con tan solo tres meses.

“Escuchamos en la radio que se necesitaban familias de acogida y nos decidimos a ayudar. De eso hace cinco años, pero por diversas circunstancias no fue hasta hace un año cuando lo pudimos hacer realidad. Ha sido un proceso muy bonito en el que hemos participado toda la familia al completo desde el inicio del proceso. Eso nos ha ayudado también a llevar mejor la ausencia”, añade.

Gonzalo lo corrobora, y señala que ante el interés que han mostrado amigos y personas de su entorno por el acogimiento familiar, no ha dudado en animarlos a que se que acojan al programa “porque es una experiencia de vida muy bonita y enriquecedora, no solo por el bien que se hace a los niños directamente e indirectamente a la sociedad, sino también a nivel personal”.