Hace tiempo que los bares en los pequeños municipios de la provincia dejaron de ser tan solo locales donde degustar comidas tradicionales o hacer un pequeño reposo para tomar fuerzas. Con el tiempo se han convertido en punto de encuentro para los vecinos, en supermercado improvisados, panaderías e incluso segundo hogar para las personas que conviven bajo el denominado cartel de la `España Vaciada. Los efectos de la despoblación ahora también amenaza los cimientos de estos locales como sucede en el municipio de Fresneda de la Sierra.
Jesús González, dueño del único bar que queda en la localidad, colgaba estos días el cartel de 'se traspasa o alquila' por jubilación. A sus 73 años, y tras una década al frente del negocio junto a su mujer, ha llegado el turno de “dar el relevo y dejar paso a los jóvenes. Ya hemos trabajado bastante, nos merecemos descansar”, comenta el hostelero, añadiendo que “si tuviese 20 años menos, no pensaría en dejarlo”.
Este hecho ha movilizado al pueblo de tan solo 48 habitantes censados que tenían en este local un punto diario de encuentro, así como para los vecinos que regresan a la zona cada fin de semana o en fechas señaladas.
“La gente tiene mucho arraigo al bar, somos pocos pero siempre hay gente. Este local es el punto de encuentro del pueblo”, afirma Jesús, quién se muestra preocupado ante la posibilidad de no encontrar nuevos dueños. “No quiero que el pueblo se quede sin bar, porque a la gente que vive aquí le da mucha vida”.
"Hay que movilizarse. Si los pueblos nos quedamos sin habitantes y encima ahora sin servicios, nos vemos condenados a desaparecer”
Las ganas de seguir mantienendo subido el cerrojo del establecimiento, han llevado a su propietario a ofrecer unas condiciones asequibles a todos los interesados en el local. “Un alquiler de 100 euros y empadronarse en el municipio”, afirma Jesús, a cambio los futuros inquilinos además de regentar el establecimiento recibirán leña grati e incluso se podrán ahorrar el alojamiento. “En la parte de atrás del bar, conectado, tiene dos habitaciones y un servicio particular donde se puede vivir perfectamente”.
La gente está volcada con el establecimiento y esperan unos nuevos vecinos que sean “serios y constante”, si es así ellos “responderán. Están encantados con el local”.
Este año también sufrirán la pérdida de otro servicio, ya que la panadería de Ribatajada -localidad situada a 11 kilómetros de Fresneda de la Sierra- también cerrará por jubilación y era la encargada de llevar el pan hasta el municipio.
Activos con el municipioDesde que tomara las riendas del negocio en 2009, Jesús y su mujer pusieron en marcha dos eventos que atrajeran turismo y unieran al pueblo, debido a que como señala el dueño se encuentran “en un punto estratégico para el turismo de la Serranía”. Por un lado, las jornadas micológicas de Fresneda de la Sierra y, posteriormente en el puente de la Inmaculada, cada año celebran su tradicional matanza popular donde “se llena el pueblo y participa todo el mundo”.
Estas actividades tratan no solo de atraer turismo, también para animar a los vecinos de localidades cercanas que también se ven afectados por la despoblación. “Hay que movilizarse. Si los pueblos nos quedamos sin habitantes y encima ahora sin servicios, nos vemos condenados a desaparecer”.
El único bar de Fresneda de la Sierra hace tiempo que se convirtió en algo más que un simple bar para sus vecinos, y por eso esperan que haya un relevo.
