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Tradiciones

San Antón, una de las tradiciones más antiguas de Iniesta

Con el paso de los años se han perdido elementos de la fiesta por el camino, pues, entre otras cosas, ya no se suelta por las calles al denominado “gorrinete de San Antón”
22/01/2018 - Helena Lázaro

El reloj todavía no marcaba las doce y media cuando empezaron a llegar los primeros fieles, acompañados de sus mascotas, a la Ermita de San Antonio Abad, patrón de los animales. El sol había salido en esta preciosa mañana de domingo, pero el fuerte viento disimulaba su calor. No importó. Nadie quería quedarse sin la bendición del Santo.

San Antón siempre ha sido un día grande en Iniesta. De hecho, es una de las tradiciones más antiguas de la localidad ya que se celebra desde hace más de doscientos años. En la población los animales han sido de vital importancia para la agricultura: mulas, burras, caballos, etc., se necesitaban para las labores del campo; así como también las gallinas, conejos y gorrinos, para alimentar a la familia.

Con el paso de los años se han perdido elementos de la fiesta por el camino, pues, entre otras cosas, ya no se suelta por las calles al denominado “gorrinete de San Antón” para que lo alimenten los vecinos ni tampoco se saca en procesión ni se celebra San Sebastián; y desde 1950 no se representa la Función General de Moros y Cristianos, una tradición que el Centro de Estudios de la Manchuela lucha por recuperar y que plasmó en una publicación de Pedro Pardo y Javier Cuéllar en 1998.

Sin embargo, sí que se mantienen costumbres muy arraigadas, como ha ocurrido este pasado 21 de enero. A las doce y media de la mañana daba comienzo el oficio en la Iglesia de la Asunción. Después, más de un centenar de personas, junto con la banda de tambores y cornetas, custodiaban al Santo en su procesión hasta la Ermita, a la que llegaba a la una y media. Allí se agolpaba el grueso de los asistentes a la festividad y, tras el ligero bajón del año pasado debido a la gran nevada, San Antón volvió a recobrar su esplendor con cerca del millar de personas esperando por él.

El patrón dio las tradicionales tres vueltas al templo que, anteriormente, se pensaba que beneficiaba tanto a personas como animales. A los primeros les quitaba la cojera y a los segundos les libraba de enfermedades. Seguidamente, el párroco ofreció la bendición a todos los animales: perros, gatos, pájaros, tortugas, hámsteres, caballos, mulas… bajo la atenta mirada del Santo.

Finalizados los actos religiosos, la Hermandad de San Antón ofreció a sus vecinos ajo arriero, como hacen todos los años. Valentín Alcahuz, miembro más veterano de la Hermandad, asegura que este año se han elaborado en torno a 130 kilos de ajo: “estamos muy contentos de hacer cada año más porque nos lo demandan, es un día muy grande y estamos muy felices de ver a tanta gente aquí disfrutando”. También se repartió el pan bendito, el ‘puñao’, chuches para los más pequeños y, ya por la tarde, se celebró la subasta de 50 lotes con corderos, pollos, champiñones, conejos, vinos, tortas, turrones, dulces, callos, figuras de Santos, etc.

Y, como no podía ser de otra manera, a lo largo del día se repartieron imágenes del Santo las cuales se colocan en los lugares donde hay animales para que San Antonio Abad los proteja durante todo el año.


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