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Educación

Salmeroncillos, ejemplo de lucha por la escuela rural

Con menos de 100 habitantes y diez alumnos, la defensa por recuperar el colegio tras el cierre le ha llevado a ser premiado en el Día de la Enseñanza
17/11/2019 - Adrián G. Quintana

El cierre del colegio de Salmeroncillos en 2012 supuso “un fuerte impacto. Se marcharon familias jóvenes con niños, que eran el futuro del municipio”, recuerda con dolor Enrique Guerrero, actual alcalde de la localidad. “Afortunadamente en este pueblo hay trabajo. El motivo de su marcha fue el no tener centro escolar”.

Un bache de tres años sin colegio contra el que “aún estamos luchando”, afirma, dado que con la reapertura en 2015 “muchas familias no volvieron. Ya estaban asentadas en las ciudades”.

Actualmente el municipio cuenta con menos de 100 habitantes y once niños en sus aulas, lo que supone una gran alegría para los vecinos. “Le dan vida al pueblo. Llevábamos tres años en silencio, ahora todas las mañanas da gusto escuchar a los niños jugar en el patio”. Los jóvenes cuentan con aulas “totalmente equipadas. Nada que envidiar a las ciudades”, mientras que madres y padres “tienen un motivo para juntarse y hablar”. La lucha contra la despoblación también pasa por la defensa de la educación rural. Y por ello, el ayuntamiento de Salmeroncillos será premiado el próximo 22 de noviembre en el Día de la Enseñaza por su defensa de la escuela rural.

Calidad de enseñanza

De reojo, con un vistazo al pasado, hace alrededor de medio lustro era común encontrar a los maestros presentes en todos los actos importantes de un municipio. Eran respetados y admirados por su conocimiento y, por supuesto, acompañaban a todos sus alumnos como un familiar más en sus dias grandes, ya fuera una comunión o un cumpleaños. Junto con el cura y el alcalde, conformaban las caras visibles de cada pueblo.

En las ciudades, por otro lado, la aglomeracion de colegios y maestros impedía que apareciese esa estrecha vinculación entre profesor y pueblo. A día de hoy, los colegios rurales siguen aportando ese valor añadido, debido a que “el trato es muchísimo más cercano, tanto con los alumnos como con sus familias. Los llegan a conocer como si fueran sus padres. Solo viéndoles la cara por la mañana saben si les pasa algo”, como afirma Cristina Mayordomo, directora del CRA Guadiela, del que depende el colegio de Salmeroncillos,

TRABAJO GRATIFICANTE

Mayordomo cuenta con 12 años de experiencia en colegios rurales y, debido a su experiencia, defiende las ventajas de estos tanto para alumnos como para profesores. “Conviven juntos alumnos de diferentes niveles. El tener compañeros más mayores que ellos les hace aprender más y, a su vez, son maestros de los más pequeños”. Sobre todo, destaca la directora, la gran cualidad de estos centros rurales es “la enseñanza individualizada que reciben”, puesto que en Salmeroncillos cuentan con dos aulas para 10 alumnos. “Es una suerte de los pueblos. En las ciudades cuesta más detectar los problemas de los niños, aquí tienen un seguimiento diario”.

En este colegio cuentan con dos maestras tutoras y profesores itinerantes que “son especialistas en diferentes materias y acuden a varios centros para dar clase”. Las profesoras fijas llevan a cabo una adaptación de los contenidos para que los alumnos de disitintas edades puedan avanzar conjuntamente. Esto no supone ninguna desventaja, puesto que “en las ciudades siempre hay niños que tienen características diferentes que te hacen planificar una enseñanza adaptada a ellos. Es lo habitual”.