Tiene tantos atractivos que el visitante no sabrá ni por dónde empezar. Patrimonio, naturaleza, yacimientos arqueológicos, pinturas rupestres, museos y cientos de rincones por los que perderse en sus pueblos son los grandes baluartes turísticos de la provincia de Cuenca, que ofrece al viajero una riqueza y una diversidad única.
La primera cita obligada para el turista que se deje caer por la provincia es su capital que, no en vano, fue declarada en 1996 Patrimonio de la Humanidad. Asomada a las hoces del Júcar y el Huécar, en la ciudad de la geografía imposible sobresalen rascacielos medievales, las Casas Colgadas, el puente de San Pablo y la Catedral, entre otros enclaves. También es parada obligada el Museo Paleontológico, que ofrece unas vistas espectaculares de toda la ciudad.
A un paso de la ciudad se encuentra el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, un privilegiado enclave natural que atesora espectaculares rincones y engloba tranquilos pueblos por los que perderse, como Villalba de la Sierra, Vega del Codorno, Villar del Humo, Poyatos, Cañamares y Cañete.
El visitante no se puede olvidar de hacer una parada en enclaves como el nacimiento del río Cuervo, el Ventano del Diablo, los relieves tormagales de la Ciudad Encantada de Valdecabras, las hoces de Beteta y Solán de Cabras, los callejones de Las Majadas, el parque cinegético de El Hosquillo -que este año ha vivido además un auténtico baby boom de oseznos y suma ya 14 osos, el principal reclamo del espacio-, el humedal y las lagunas de Uña, el Tobar y del Marquesado, el nacimiento del río Júcar o la hoz de Tragavivos.
Los enamorados de las actividades de ocio en la naturaleza encontrarán en estos enclaves un auténtico paraíso para disfrutar de diversas aventuras.
Tampoco podemos olvidar que los aficionados a las setas podrán disfrutar especialmente en estos parques, eso sí, recordando hacerlo siempre de forma responsable.
NOCHES MÁGICAS
Asimismo, la claridad de los cielos de La Serranía de Cuenca, certificada como destino Starlight, la hace idónea para la observación astronómica, convirtiendo las noches en algo mágico. En tiempos de Covid-19, estos parajes naturales ofrecen al turista un valor añadido de tranquilidad y calma frente al turismo más masificado que podemos encontrar en otros destinos.
La iglesia de San Juan Bautista en Alarcón -con unas espectaculares pinturas murales que le han valido el reconocimiento de la Unesco, los molinos de Mota del Cuervo, el castillo de Belmonte, Uclés y su monumental monasterio, San Clemente, Las Chorreras del Cabriel y la laguna de Cañada del Hoyo son otros de los regalos que se encontrará el turista en la provincia de Cuenca.
El pasado romano de la provincia deja enclaves espectaculares como el yacimiento de Noheda, que alberga el mosaico figurativo más espectacular de todo el imperio. No muy lejos se encuentran Segóbriga -una de las mejores muy conservada de lo que fue la Hispania romana-, Ercávica y Valeria.
La provincia de Cuenca no es atractiva solo por sus fantásticos paisajes sino que también lo es por su diversidad cultural que queda plasmada en los numerosos museos, destacando la capital, que atesora numerosos espacios, entre ellos el Museo de Arte Abstracto.
Tampoco debemos olvidarnos de la artesanía conquense, destacando su cerámica o los artículos de mimbre. Sea cual sea la opción por la que se decante el viajero, también le esperan una rica gastronomía castellanomanchega y sus excelentes vinos, con una cuidada hostelería, cercana, variada y de calidad.
