“A falta de decisiones políticas, que son las que hubieran solucionado el problema del trasvase hace años, va a ser la propia naturaleza la que le ponga fin”. Así de contundente se ha mostrado el presidente de la Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía, Francisco Pérez, tras la nueva derivación de agua del Tajo al Segura que se producía el último fin de semana de septiembre, con las reservas al 9,5 por ciento, en la peor situación de los últimos 22 años según la consejería de Fomento.
Y ello, como resultado “no de una sequía, sino de un saqueo continuo desde hace muchísimos años, sobre todo desde que se aprobó el Memorándum”, que supone una “tarifa plana de agua para Murcia y Levante” y que, vaticina, “no ha terminado”.
Con 2.171 hectómetros cúbicos trasvasados desded 2011, “Vamos a terminar el año fatal y el que viene no se va a poder trasvasar ni una gota”, insiste, para subrayar que la naturaleza “no lo va permitir”.
Según sus previsiones, en 2018 no quedará suficiente agua como para que el Tajo “siga vivo y, además se pueda trasvasar”.
Una circunstancia que, a su juicio, solo podría evitarse si el Gobierno central atiende a sus reivindicaciones y es “valiente para poner en orden la gestión del agua y en las miles y miles de hectáreas de regadío ilegales que se generan cada año en el Levante a costa de una mayor demanda de agua”.
Y es que, después de que en mayo se alcanzaran los 368 hectómetros cúbicos, el mínimo trasvasable, cada vez hay menos agua pero más hectáreas de regadío en la zona levantina, por lo que la gestión que se está llevando a cabo es “justo la contraria a lo que se debería hacer”, dado que es imposible legalizar las nuevas hectáreas “porque no tienen concesión de agua, pero luego riegan”, lamenta.El también alcalde de la localidad guadalajareña de Sacedón, admite que la última derivación de agua, que ha dejado las reservas en 233,48 hectómetros cúbicos, responde a una cesión de derechos sobre el agua de Entrepeñas y Buendía que los regantes de Estremera han decidido vender a los del Levante, pero critica que lo “hayan querido vestir de cesión de derechos cuando es un trasvase encubierto, como los que se vienen haciendo durante los últimos 38 años”.
Aunque llevaba “esperándolo desde el mes de junio”, dice haberse quedado “estupefacto” al conocer la noticia, puntualizando que la derivación se realizó al límite del cierre del año hidrológico.
Una decisión, según él, “de última hora”, que ha sido calificada de “auténtica barbaridad” y “salvajada” por parte del vicepresidente primero de la Junta, José Luis Martínez Guijarro, que ha pedido “explicaciones” y “responsabilidades” y que Pérez considera “la puntilla que le da el Gobierno central a los embalses de Entrepeñas y Buendía”.
El agua será uno de los principales temas a tratar en la reunión que próximamente mantendrán el presidente del Ejecutivo central, Mariano Rajoy, y el presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, a quien ha pedido que “exija” a Rajoy “que deje de esquilmar los embalses de Entrepeñas y Buendía sin necesidad, que es lo que está pasando”. Pero también que sea “valiente y se atreva a poner en marcha las alternativas que hay en Levante, las desoladoras y los acuíferos.
El representante de los ribereños exige al Gobierno que tome “las decisiones oportunas y no vayan por lo fácil, como siempre, robando el futuro a una zona para dárselo a otra”.
La puesta en marcha de estas alternativas exigirán del Gobierno central “un sacrificio político y electoral, porque seguramente les van a costar votos en el Levante”, pero son imprescindibles para que el Tajo vuelva a tener vida y los pueblos ribereños, un futuro mejor, lejos del “reguero” de despoblación que, tras cuatro décadas, el trasvase Tajo-Segura ha dejado tras de sí, un 20% en Sacedón en la última década.
Y es que el futuro de estos pueblos pasa por el agua y no la tienen, resuelve Pérez, quien critica que el plan de desarrollo puesto en marcha que contemplaba obras de abastecimiento está “dormido en un cajón”, al igual que el de acondicionamiento de los márgenes de los embalses, construidos en 1956 y 1958 respectivamente, porque “todo el mundo ha escurrido el bulto”.
Es por ello por lo que, “nunca” pedirá a sus vecinos que ahorren agua, porque “todo lo que ahorremos, se va a trasvasar a Murcia”, sentencia, criticando que allí quieran “convertir un desierto en un vergel”.
La “única solución” posible para los ribereños es el cierre del trasvase, “no hay ninguna otra”, asevera Pérez, seguro de que el del Tajo-Segura “servirá para que nunca más se haga un trasvase en España porque no somos capaces de gestionarlo en condiciones” y va en contra de la Directiva Marco Europea del Agua.
Por ello, el presidente de los municipios ribereños de los embalses de Entrepeñas y Buendía no duda en aventurar que, “si se llega a pactar alguna vez” un Pacto Nacional del Agua, “será, seguro, sin trasvases de por medio”.