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Turismo

Las restricciones echan por tierra el puente para el sector turístico

El cierre perimetral de Madrid y Valencia ha provocado numerosas cancelaciones de reservas, salvo contadas excepciones en la Serranía
Las restricciones echan por tierra el puente para el sector turístico
Fotos: Saúl García
05/12/2020 - Miguel A. Ramón

El puente festivo de la Constitución-Inmaculada, que siempre es uno de los más esperados del año por el gran movimiento de viajeros que suele registrar, parece haberse ido al traste este año para el sector hotelero conquense a tenor de las previsiones de ocupación al cierre de esta edición.

Las restricciones con motivo de la pandemia de la Covid-19, y en especial el cierre perimetral decretado en Madrid y la Comunidad Valenciana para estos días, han traído consigo, tanto una cascada de cancelaciones como la prácticamente nula entrada de nuevas reservas, que están dejando a los alojamientos turísticos de Cuenca y provincia con cifras de ocupación por los suelos, salvo, eso sí, contadas excepciones, sobre todo, en la zona de la Serranía.

Y es que, tal y como recalca el presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca (APHT), José Manuel Abascal, la mayor parte del turismo que viene a nuestra provincia procede de estas dos comunidades autónomas.

Estas restricciones a la movilidad tan solo dejan como única baza para el sector al turismo castellanomanchego, pero no está respondiendo como se esperaba y parece que no está optando por viajar dentro de la propia región aprovechando estos días de fiesta.

Una situación con la que llueve sobre mojado para el sector, que después de reabrir sus negocios en julio y tener una discreta ocupación media durante el verano, ve cómo se le escapa una de las últimas oportunidades del año para intentar resarcirse de este adverso escenario económico. Aun así, algunos prefieren no tirar la toalla y todavía confían en que en el último instante vayan llegando algunas reservas de turistas castellanomanchegos.

En esta línea se sitúa el Parador Nacional de Turismo de Cuenca, donde su director, Juan Serrapio, pese a reconocer las malas perspectivas iniciales para este puente, asegura no perder la esperanza de que finalmente pueda ocupar, si no para los cuatro días, al menos para el fin de semana, las 31 habitaciones disponibles, después de reducir la ocupación máxima permitida al 50% con la entrada en vigor del nivel 3.

Sin dejar la capital conquense, desde el Hotel Torremangana se informa a Las Noticias de Cuenca que el puente de la Constitución-Inmaculada se presenta “bastante mal”, ya que las cancelaciones de los últimos días no se han visto contrarrestadas con nuevas reservas, por lo que se estima que la ocupación sea prácticamente nula.

Para Alejandra Cortés, propietaria del Hostal Cortés, la situación no es muy distinta y habla de un puente "nefasto" ante la escasez de demanda, que se va a traducir en una ocupación durante el fin de semana que rondará el 10 por ciento. Similar, según dice, a la que viene registrando desde la entrada en vigor de los cierres perimetrales.

No cambia el panorama en el Hotel Alfonso VIII donde su director, Eugenio Martínez, asegura que “este puente se presenta muy mal, con una ocupación bastante escasa”.

Las restricciones echan por tierra el puente para el sector turístico

TURISMO RURAL

Pero estas malas perspectivas no se reducen a la capital, sino que se generalizan al resto de establecimientos de la provincia, salvo contadas excepciones en La Serranía, como es el caso del Complejo Rural El Escalerón, en la localidad de Uña. Uno de sus propietarios, Fernando Rodríguez, detalla a esta redacción que han colgado el cartel de completo en los cuatro apartamentos que tienen en sus dos casas rurales. Reconoce que en las últimas semanas se habían producido algunas cancelaciones, pero, al final, se han cubierto con nuevas reservas.

En Villalba de la Sierra, el Complejo Rural Los Barrancos no llega a esa ocupación ideal del 100%, aunque si alcanza el 50 por ciento tal y como confirma a Las Noticias uno de sus responsables, Rubén Martínez. Y eso que a finales de la pasada semana ya habían colgado el cartel de completo para este puente, sin embargo, entre el lunes y el martes de esta semana se han cancelado la mitad de las reservas, quedando tan solo los clientes de las provincias de Toledo, Albacete y Cuenca.

Cifras similares se registran en los establecimientos rurales de El Bálsamo y La Casa de la Vieja, en Belmonte, donde, según indica uno de sus propietarios, José Ángel Gómez, tienen una ocupación del 60 por ciento para el sábado, día 5, y del 40 para el domingo y el lunes, días 6 y 7, respectivamente.

Estado que dista, y mucho, de lo que suele ocurrir todos los años en este puente, en el que la demanda supera con creces la oferta, pero, tal y como reconoce, “hay que tener en cuenta que solo podemos contar con clientes de nuestra región y eso limita mucho”, indica. Lamenta además que el Gobierno de Castilla-La Mancha haya sacado un bono turístico, con descuentos de entre 12 y 30 euros dependiendo de la categoría del establecimiento, solo valido para hoteles, hostales y agencias de viajes, dejando fuera a las casas rurales.

“Como si nosotros no necesitáramos de un incentivo ante el actual escenario”; algo que asegura ser un sinsentido, porque “la pandemia también ha hecho mucha mella en el turismo rural”, señala.

CIFRAS DISPARES

En la comarca del Campichuelo, por otro lado, los Alojamientos Rurales Los Clásicos de Cuenca, enclavados en la localidad de Ribatajadilla, cuentan para este puente con tres de sus cinco casas ocupadas. Eso sí, según aclara su propietaria, Yolanda Herraiz, con menos menos personas por cada casa, por lo que “estaríamos hablando de una ocupación del 30 por ciento del total de las plazas”.

Peor situación se vive en el Complejo Rural La Muralla, de Cañete, donde solo tienen ocupado, con unos clientes de la provincia de Toledo, uno de sus diez apartamentos, además de no contar con ninguna reserva para el hostal. Algo que no ha cogido por sorpresa a su propietario, Francisco Ibáñez, porque, según explica, los cierres perimetrales de Valencia, en especial, y de Madrid, les afectan directamente al ser la mayoría de sus clientes de estas dos regiones.

En la Alcarria conquense las cosas tampoco van a ser muy diferentes durante este puente festivo. Así, por ejemplo, en el establecimiento rural La Casa de las Médicas, en Buendía, tan solo cuentan, al cierre de esta edición, con uno de sus tres apartamentos ocupado, y solo para el fin de semana, tal y como confirma su propietaria Celia Espejo. Y algo similar ocurre en otro establecimiento de esta localidad, la Casa Rural Colores, donde, según corrobora su propietaria, Aurora Saiz, también disponen de una única reserva para el fin de semana, si bien dice no tirar la toalla y espera que en los próximos días se pueda registrar alguna reserva más.

Así las cosas, se constata que este puente resultará muy dispar y heterogéneo, dependiendo de la zona, aunque, eso sí, en todo caso, será muy inferior a lo que está acostumbrado el sector turístico en esta época del año.

EL SECTOR PIDE MÁS SENSIBILIDAD

Desde la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca, su presidente, José Manuel Abascal, alerta sobre el hecho de que las malas perspectivas para este puente de la Constitución-Inmaculada van a suponer, utilizando un símil taurino, la puntilla para el sector turístico conquense. Y es que las restricciones por la pandemia lo han puesto en el centro de la diana, lo que está acabando con muchos negocios.

Por ello, piden a las autoridades sanitarias más sensibilidad y empatía hacia el sector con el fin de que puedan trabajar para mantener sus negocios, garantizando en todo momento la seguridad sanitaria de todos.

De hecho, son de la opinión de que “siempre hay un término medio y no todo es blanco o negro”, de ahí que el sector se incline por una revisón de la actual estrategia frente al coronavirus y se contemple la posibilidad de que la actividad en hostelería y turismo se mantenga en unas condiciones mínimas de rentabilidad.

Y como argumento, incide en el hecho de que la prohibición del servicio en el interior de bares y restaurantes en la capital con la entrada en vigor del nivel 3, tampoco ha supuesto una caída rápida y considerable de la incidencia de la Covid, lo que hace pensar en que no ha sido una medida especialmente eficaz y, sin embargo, está haciendo mucho daño al sector.