El tren histórico de los ochenta ‘Río Huécar’ que ha cubierto este sábado el trayecto Madrid-Cuenca, con paradas en Tarancón y Huete y con cerca de 300 viajeros, ha tenido un recibimiento multitudinario y festivo en estas estaciones aunque diferentes colectivos también han aprovechado este viaje con fines culturales impulsado por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid para reivindicar el mantenimiento del ferrocarril convencional.
El convoy ha salido de la estación madrileña de Chamartín sobre las nueve de la mañana y ha llegado a la una y media a la capital conquense, donde decenas de ciudadanos esperaban al tren, que ha sido recibido con banda de música incluida, además de con pancartas. Una vez en el destino, los viajeros han dispuesto de tiempo libre para descubrir los encantos de Cuenca, partiendo de nuevo a las cinco de la tarde rumbo a Madrid.
Al tren también se ha subido el presidente provincial del PP, Benjamín Prieto, quien ha manifestado que con este viaje quieren demostrar de forma simbólica que el tren convencional “está vivo” y que necesita mantenerse para el desarrollo de Cuenca y para dar a conocer su patrimonio. Frente a los que ha dicho que están “obsesionados” con que desaparezca, ha pedido que se invierta en esta línea.
También la plataforma Cuenca Ahora ha mostrado su apoyo a la defensa del ferrocarril convencional, repartiendo octavillas con el lema ‘Los conquenses no queremos perder el tren’ en las que se aboga por la “reapertura y modernización de la línea Madrid-Cuenca-Valencia” y se tacha al Plan de Movilidad XCuenca de “cortina de humo” para mantener callada a la población.
Entre las personas que han recibido al tren en la estación de Cuenca también se encontraba la concejala de Cuenca, En Marcha! en el Ayuntamiento de Cuenca, María Ángeles García.
Desde la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid han querido dejar claro que este viaje, al igual que el resto que organizan por todo el país, tiene un “fin cultural y de preservación del patrimonio ferroviario”, recalcando que el colectivo se mantiene “al margen de cualquier tipo de acto o manifestación que puedan hacer entidades o personas ajenas” a la suya.