Los restos del antiguo Hospital de San Andrés de Belmonte ya nada tienen que ver con la imagen que ofrecían hace tan solo unos meses. El motivo, el inicio de los trabajos de recuperación de las ruinas de este edificio del siglo XV para su aprovechamiento turístico y cultural.
Y es que después de un año de gestiones y redacción de proyectos, estas obras daban comienzo a principios del pasado mes de enero con la ejecución de las tareas de limpieza y excavación arqueológicas, bajo la supervisión técnica del arqueólogo Michel Muñoz.
Una actuación muy esperada por el Ayuntamiento belmonteño, que, tal y como recalca su alcaldesa, Lourdes López, va a conllevar una inversión de 40.000 euros, financiada en su totalidad por la Diputación Provincial. Algo que, por cierto, ha querido agradecer públicamente, porque “sin ese apoyo económico hubiese sido imposible acometer esta intervención”.
Unas obras promovidas por el Consistorio que, a su juicio, cobran especial relevancia no solo porque van a posibilitar recuperar una parte de la historia de Belmonte, convirtiéndose en un reclamo turístico más del municipio, sino que, además, se le va a otorgar una utilidad, puesto que será un escenario más para albergar alguna de las actividades culturales a programar en la localidad.
Y es que, para el Ayuntamiento manchego, tan importante y fundamental es invertir en la recuperación del patrimonio histórico como en darle una finalidad, una utilidad real, según puntualiza López.
RECUPERACIÓN
Ejecutadas por la empresa Capinem bajo la dirección facultativa de Gracia Martínez Román y siempre bajo supervisión arqueológica, las primeras tareas de esta intervención se han centrado en la limpieza arqueológica de las ruinas; es decir, la retirada de escombros superficiales, el desbroce de arbustos e, incluso, la tala de algún árbol que amenazaba varios de los muros de este antiguo hospital en caso de caída.
Estos primeros trabajos, según el arqueólogo Michel Muñoz, han permitido constatar que había más tierra acumulada de la prevista inicialmente, por lo que seguidamente se ha procedido a su retirada pero, eso sí, con metodología arqueológica.
De hecho, tal y como subraya, no hay que olvidar que se trata de los restos de un edificio del siglo XV y esta intervención, que no ha dudado en tildar de “muy interesante”, va a contribuir a comprender lo que era la villa nobiliaria de Belmonte; una villa de gran importancia en la edad moderna (siglos XV-XVIII).
Estas excavaciones han dejado al descubierto desde la iglesia y el claustro o patio interior hasta la sacristía, el zaguán y parte de la denominada ‘cocina baja’, en la que se han encontrado dos bodegas interconectadas y lo que en los textos del siglo XVIII denominaban como “mina”, una extracción de agua que abastecía al edificio.
CONSOLIDAR Y ADECUAR
Ahora toca, por lo tanto, acometer la consolidación de los muros y suelos de las distintas estancias, por cierto, en su mayoría de yeso, salvo en el claustro o patio interior, donde se ha hallado un empedrado decorativo muy llamativo, propio del siglo XVI, según aclara Muñoz.
El siguiente paso en esta intervención será, en consecuencia, proceder a la adecuación de estos espacios para ser visitados. Para ello, además de proteger los suelos semienterrándolos, se diseñará un recorrido debidamente señalizado y dotado de cartelería, que, según Muñoz, permita al visitante tener una experiencia completa al recorrer estas ruinas.
Un circuito de visitas, aún por determinar, al que, tal y como indica, se accedería desde la calle y podría comenzar en el zaguán interior para continuar por la sacristía o el oficio, el altar mayor de la iglesia y, de esta manera, llegar al patio interior, donde disfrutar de su empedrado decorativo, continuar por las escaleras al piso superior y concluir en la cocina baja.
Tareas todas éstas que, según afirma, está previsto que se vayan a concluir a finales de marzo, siempre y cuando no se produzcan imprevistos. Algo que va a permitir que pronto pueda disfrutarse de una visita a las ruinas del antiguo Hospital de San Andrés o, incluso, asistir en ellas a un espectáculo.
Eso sí, tal y como aclara Muñoz, aún resta por excavar arqueológicamente la sala de transeúntes, el cuarto denominado como la camarera, las estancias del hospitalero y la hospitalera, el zaguán de la entrada exterior, los cuartos de la administración e, incluso, el huerto. Algo que deberá de esperar a una segunda fase, aunque para ello el Consistorio deja claro que habrá que encontrar financiación.