La provincia de Cuenca acogió durante 2018 más de 2.000 jornadas colectivas de caza entre monterías, ganchos, y caza del jabalí en mano. Una modalidad que está registrando una notable importancia dentro de un sector "clave” en el desarrollo socioeconómico del medio rural.
Según los datos de Agricultura, la provincia cuenta con un total de 839 cotos de caza que abarcan una superficie de 1.543.039 hectáreas; es decir, el 90,02 por ciento de la superficie provincial es terreno cinegético.
Se trata por tanto de la actividad más extendida en la provincia y, en muchos casos, es junto a la agricultura la única actividad económica con la que cuentan los pequeños municipios. Y en todo caso, una importante alternativa para diversificar la economía a través del turismo, gestión cinegética, restauración o elaboración de productos cárnicos, entre otros sectores relacionados con la actividad cinegética.
De esta forma, la caza se posiciona como una fuente de riqueza y generación de empleo que ayuda a frenar el la despoblación al mismo tiempo que contribuye a conservar el medio natural y las especies cinegéticas, como así viene contemplado en la modificación de la Ley de Caza aprobada por las Cortes de Castilla-La Mancha hace ahora un año, para ordenar “de forma más coherente” la actividad cinegética “y su adaptación a la realidad social de la Comunidad para que todos los sectores puedan cohabitar en el medio natural”.
En Castilla La Mancha hay cerca de 5.900 cotos, un 18 por ciento del total del país, que contribuyen a la conservación de la biodiversidad puesto que según recoge el informe elaborado por la Fundación Artemisa uno de cada tres cotos en la región participa en proyectos de recuperación o en la conservación o desarrollo de la biodiversidad. Anualmente dedican a estas acciones una media de1.992 euros por coto.
En definitiva, una actividad sostenible que, además, juega un papel determinante en la economía rural al crear riqueza y empleo, algo fundamental en provincias como Cuenca que, junto a Teruel y Soria, es una de las más afectadas por la despoblación a nivel nacional.
LAS CIFRAS DE LA CAZA
Según los datos que maneja la administración regional, la actividad cinegética genera todos los años en Castilla-La Mancha alrededor de 634 millones de euros –el 1,7 del PIB de la región– y mantiene 23.550 puestos de trabajo (equivalentes a jornada completa) de los que 9.780 corresponde a empleos directos generados por los titulares de los cotos y organismos de gestión, y el resto, 13.770, vienen derivados de la actividad que genera el sector en una amplia variedad empresarial que va desde criadores de perros, a ropa y complementos, hostelería, restuaración, o industria armera, entre otros.
Además, hay que tener en cuenta que de las 48 empresas encargadas de la recogida y procesado de la carne de caza, 16 están situadas en Castilla-La Mancha. Cuenca no es ajena a esta realidad socioeconónica de un sector que, además, tiene un fuerte arraigo en el total provincial.
COTOS PROVINCIALES
Según destaca el técnico responsable de la sección de caza de la Dirección Provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, José Antonio Gil, la mayor parte de los terrenos cinegéticos de la provincia son abiertos y de aprovechamiento ordinario. De hecho, especifica que de los 839 existentes solo 54 son cotos con Cuartel Comercial de Caza –que en su conjunto abarcan una superficie de 34.493 hectáreas– y 36 son cotos con cerramiento cinegético principal, en este caso sobre una superficie de 30.532 hectáreas.
Durante 2018, las oficinas conquenses expidieron 3.384 licencias, por un importe total de 93.352,82 euros. A este número hay que sumar el turismo cinegético que acude atraído por las buenas poblaciones tanto de especies de caza mayor como de caza menor con las que cuenta la provincia.Y aunque es difícl poder tener datos del numero de personas que cazan en la provincia, sí se aprecia un aumento en la cobertura de servicios cinegéticos.
PRINCIPALES ESPECIES CINEGÉTICAS DE LA PROVINCIA
En cuanto a las especies, en el Sur de la provincia (sobre todo comarcas de La Mancha y Manchuela) destaca el aprovechamiento de la caza menor, fundamentalmente de perdiz roja, conejo y liebre, mientras que en La Serranía es más abundante la caza mayor, sobre todo con ciervo, gamo, jabalí y cabra montés.
Además, Gil destaca que una especie cada vez más presente a lo largo de toda la provincia es el corzo, siendo muy importante su caza a rececho.
MODALIDADES DE CAZA
En cuanto a las modalidades de caza menor que oferta la provincia de Cuenca, José Antonio Gil señala que las principales son la caza al salto o en mano; en puesto fijo, para especies migratorias, como palomas, codornices o zorzales. "Los ojeos de perdiz suelen realizarse únicamente en cotos comerciales previa suelta", señala.
Respecto a la caza mayor, apunta que son muy habituales los aguardos al jabalí, así como la caza al rececho del corzo "cuya afición va en aumento". De hecho, señala que se trata de un un trofeo muy codiciado.
Otra de las modalidades que tiene una gran importancia en la provincia es la caza colectiva. En este sentido, el técnico destaca que a lo largo de 2018 se celebraron un total de 245 monterías y 133 ganchos, además de 1.659 jornadas de caza del jabalí en mano. En definitiva, la actividad cinegética tiene mucha fuerza en nuestra provincia, y además de suponer una importante fuente de ingresos y creación de empleo conlleva importantes beneficios en materia de seguridad vial, sanidad animal y siniestralidad agrícola por fauna silvestre, un problema que sería aún mayor sin los planes de gestión de los cotos para controlar las poblaciones.
En este punto Gil recuerda que en algunas zonas de la provincia las especies cinegéticas causan serios daños en los cultivos agrarios. De hecho, Cuenca es una de las provincias donde más pérdidas se ocasionan. Por ello, destaca que hasta el 31 de marzo están vigentes dos resoluciones de declaración de comarca de emergencia cinegética. “Una de ellas es para el control de conejo, que engloba a la mayoría de términos municipales de La Mancha y Manchuela. La otra es para el control de hembras de ciervo y gamo, que se extiende por numerosos términos municipales de la Serranía”.
Otras de las medidas para controlar el número de individuos y minorizar los daños causados en la agricultura son las batidas de jabalíes. Asimismo “se autorizan anualmente controles de aguardos para las especies de caza mayor por toda la provincia, allí donde se detecta la presencia de daños”.
Todo ello supone además otras ventajas, y es que sin el control que conlleva la actividad cinegética en los cotos de caza, se producirían desequilibrios poblacionales que pondrían en riesgo la viabilidad de la propia población o de diferentes especies de fauna y flora con las que interactúan.
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