Un invierno y una primavera lluviosos, junto a unas temperaturas suaves generalizadas y excepcionalmente extremas, han resultado la combinación perfecta para que en estos momentos los productores de girasol de la provincia de Cuenca vean con optimismo la campaña de este año, a pesar de que aún quede varios meses para la siega. Y es que, tanto desde Asaja Cuenca, su responsable de la Sectorial de Oleaginosas, Gerardo González, como desde UPA, su responsable regional de la Sectorial de Herbáceos, Vicente Caballero, coinciden en resaltar la buena nascencia experimentada este año por este cultivo, así como el buen desarrollo de la planta, al menos hasta ahora, que ha sido bastante homogéneo a lo largo y ancho de la provincia, aunque con ciertas diferencias marcadas exclusivamente por el momento de la siembra, que en algunos casos se ha realizado hasta con un mes de diferencia.
CAMPAÑA NORMAL
Condicionantes éstos que hacen pensar al sector que la cosecha de este año se situará dentro de la normalidad; eso sí, siempre y cuando todo vaya como hasta ahora y según lo previsto.
En este sentido, González subraya la importancia de lo que pueda ocurrir en las dos últimas semanas del presente mes de julio, “cruciales”, a su juicio, para el resultado final de la campaña, porque “el capítulo del girasol está abriendo ahora, cuando más altas son las temperaturas, y habrá que ver sus efectos en el cultivo; y eso que estamos hablando de una planta muy resistente y acostumbrada a las altas temperaturas”.
Caballero, por su parte, resalta que, con la llegada de la floración, es cuando el girasol necesita más agua y considera que sería conveniente que se produjeran alguna precipitación. Aun así indica que “si todo va bien y las altas temperaturas no se prolongan, aunque no llegara a llover en las próximas semanas para alcanzar una producción óptima, podría haber una cosecha aceptable, porque algo crucial es la nascencia y ésta ha sido buena y homogénea”.
El sector se muestra expectante ante lo que pueda ocurrir en la recta final de julio, un momento crucial para la campaña del girasol.De ahí que el sector del girasol se incline por vaticinar una campaña normal para este año, dentro de la media de la provincia, y, por lo tanto, hablar de una producción media que oscile entre los 700 y los 800 kilos por hectárea. “Ni buena ni mala”, como apunta el representante de Asaja Cuenca, quien, además, agrega que “será más o menos similar a la del año pasado”.
SUPERFICIE Y PRECIOS
Aunque no cuentan con los datos definitivos de superficie destinada este año en la provincia a esta oleaginosa, ambas organizaciones agrarias recalcan el descenso que viene experimentando este cultivo, campaña tras campaña. Pese a ello Cuenca continúa estando a la cabeza del país en superficie sembrada de girasol. Basta con echar un vistazo a los últimos datos oficiales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), que indican que se sembraron en nuestra provincia 121.980 hectáreas, el 19 por ciento del total nacional, estimado en 640.386 ha.
En cuanto a los precios, desde el sector conquense se aclara que todavía es pronto para hablar, entre otros motivos, porque faltan un par de meses para que comience la siega del girasol en la provincia. Sin embargo, ya hay precios fijados en el mercado andaluz, donde sí ha dado comienzo la recolección. Precios, a juicio de Caballero y González, bastante aceptables en comparación con otros años. Y es que se sitúan entre los 470 y los 490 euros por tonelada, unos 150 euros por encima de lo pagado el año pasado. En consecuencia, coinciden en afirmar que si se mantienen estos precios hasta septiembre, cuando comience la campaña en la provincia de Cuenca, o, al menos, no bajen demasiado, sería una buena noticia para el sector, que vería cierta rentabilidad a su explotación, no como viene experimentando en los últimos años.
En definitiva, las perspectivas del sector del girasol en la provincia de Cuenca son, por el momento, halagüeñas y confían en que el cultivo pueda aguantar los envites del verano y finalmente se cumplan esos buenos pronósticos, que posibiliten un cierto alivio y, por supuesto, una mínima rentabilidad.