El sector de la miel no logra remontar. La última campaña en la provincia, de nuevo, es calificada como catastrófica. Así lo manifiesta María Isabel Martínez, apicultora y miembro de la Asociación Provincial de Apicultores de Cuenca que este año ha tenido que trasladar sus colmenas a Ávila para obtener la tan preciada miel.
Pepe Cava, presidente de la entidad, estima que en la última campaña la producción por colmena ha rondado entre los 8 y los 10 kilos de media. De hecho, considera que son pocos los apicultores los que han logrado alcanzar los 20 kilos. Los parámetros establecidos son de 20 kilos de miel por colmena por lo que en esta última campaña se ha producido un descenso del 60%.
La principal culpable de esta situación es la sequía que tanto ha castigado a los campos de la provincia. A este factor se unen otros como la subida de los precios o la amenaza de el abejaruco y la varroa, cada vez más difíciles de frenar. La apicultora estima que, en sus colmenas, ha sido en torno a los 5 kilos. La producción es “inferior a otros años”, señala Cava.
CAUSAS
La sequía ha sido un varapalo para la campaña de 2023. A causa de la falta de lluvias, se ha estancado la brotación del romero y del tomillo, principales fuentes del néctar de las abejas de la provincia. “Las floraciones no llegan o, cuando lo hacen, las colmenas no están en las condiciones óptimas”, explica Cava.
Martínez se ha visto este año obligada a trasladar fuera de la provincia sus colmenas a causa de las altas temperaturas. Este año asegura que, en territorio autóctono, no ha conseguido producir miel. “La única obsesión del apicultor es conservar su colmena. Cuidarla para que no muera. Ya no se trata solo de cosechar miel. La cuestión es conservar las colonias”, detalla.
No es la única que ha tenido que mudar sus panales a otra localidad. Ella conoce a otros apicultores de la provincia que han tenido que tomar esta medida. Otros han permanecido en Cuenca. “Hay apicultores que no son trashumantes, tienen las colmenas estantes, es decir, siempre están ubicadas en el mismo lugar. Ellos lo han pasado peor porque han vivido un verano bastante seco. Al mudar mis panales la colmena no ha muerto, y he sacado algo de producción”, destaca.
Esta es una de las razones por las que ha subido el precio final de la miel. Los gastos en desplazamientos sumados a la caída de la producción, han aumentado su coste para el apicultor. Martínez calcula que actualmente obtener un kilo de miel le supone cinco euros cuando, hace unos años, ello implicaba un gasto de tres euros.
“La única obsesión del apicultor es conservar su colmena. Cuidarla para que no muera. Ya no se trata solo de cosechar miel”
Asimismo, la situación meteorológica causa incertidumbre en las previsiones de cara a la próxima campaña, que arrancará a finales de febrero de 2024. Es esta la razón por la que no se barajan cifras. Los apicultores están a la espera de que en la próxima cosecha de miel tenga unos resultados más estables, tal y como indica Cava. Todo depende de si las precipitaciones llegan antes de la floración para favorecerla y de que estas no se produzcan cuando ya se haya producido para no empeorar su situación.
El mercado tampoco juega a favor de una mejor rentabilidad. La entrada de producto procedente de China y de la zona de América del Sur a unos precios más baratos, afectan directamente al bolsillo de los apicultores que, desde hace ya años, se han visto avocados a compaginar su trabajo con otros empleos para subsistir.
Ante el alza de precios es común que el consumidor, finalmente, elija las opciones más económicas. Sin embargo, estas no son sinónimo de calidad, tal y como explica Martínez. Estos productos tienen un coste que ronda los 1,50 euros el kilo. “En España cuesta producir un kilo 5 euros. Los apicultores no pueden competir contra eso, pero sí con la calidad”.
A esta problemática se suma la normativa del etiquetado, según Martínez. Esta exige especificar el origen de la miel, pero no los porcentajes que la componen. “Aunque en la etiqueta se lea origen España, puede que la mitad de esa miel es de China, pero, como lleva un 50% de miel nacional, se puede poner en el etiquetado ‘origen España’ Los apicultores y envasadores piden que ese porcentaje sea especificado”.
OBSTÁCULOS
Las diferencias de precio a su vez han provocado un stock de las mieles de la campaña del año pasado, según detalla Cava. Año tras año, la producción de miel sufre una merma considerable. Conforme esta situación avanza en negativo, paralelamente, los precios no, según Cava, no suben. Solo las mieles monoflorales tienen un valor más favorable en el mercado.
Los últimos datos del Ministerio de Agricultura, estiman que en la campaña 2022/2023 los precios de las mieles a granel rondaban en torno a los 3,95 euros. La variedad multifloral, dentro de esta tipología de mieles, tendió al alza. Las envasadas estuvieron en una media de 6,50 euros. A estos obstáculos se une la dificultad del relevo generacional en este oficio. “Cada vez hay menos apicultores profesionales y hay más aficionados”, señala Martínez.
La varroa y el abejaruco amenazan a las colmenas. El primero, un ácaro que se alimenta de las abejas, cada vez es más resistente y difícil de combatir. “Se está haciendo inmune a los tratamientos”, explica Martínez. El abejaruco, especie protegida, causa grandes daños en los panales. Solo un grupo de 40 aves puede acabar con un colmenar de unas 50 mil abejas en un mes. “Los apicultores no pueden hacer nada. Solo colocar animales de plástico e ir cambiándolos de sitio e incluso hacer ruido para espantarlos, pero se acostumbran”. A ellos se une la avispa, que ataca a las colmenas para alimentarse.
Los dos apicultores, Cava y Martínez hacen un llamamiento al consumidor. Martínez comenta que ello es importante para que “en España los apicultores puedan vivir de su producto”. Cava señala que “es necesario que se conciencie y busque nuestras mieles. Eso es lo que más puede ayudar al sector”.