La trufa negra es el hongo protagonista en el invierno conquense. Este año 'la caza' en campos silvestres arrancaba el pasado uno de diciembre y se prolongará hasta el quince de marzo mientras que en las plantaciones micorrizadas se comenzó a recoger durante las dos últimas semanas del mes de noviembre.
La calidad de este año es excelente, sin embargo los precios han caído exponencialmente como consecuencia del cierre o descenso de clientela de muchos locales de hostelería y restauración por la pandemia, algo que preocupa y mucho a todos los que viven de este producto conocido como el ‘diamante negro’ de la gastronomía.
Así lo explican a Las Noticias truficultores como José María Martínez, de Viveros Virtruf quien destaca que “el año pasado el kilo estaba sobre los 750 euros y este año se está pagando como mucho a 350 euros”.
Martínez comenzó la recolección de la trufa cultivada el 20 de noviembre en sus plantaciones ubicadas en la Serranía de Cuenca, junto al Parque Natural del Alto Tajo, mientras que la campaña de recogida en campos silvestres arrancaba en el mes de diciembre. “Todavía es pronto para hacer un diagnóstico pero el descenso de los precios se convertirá en pérdidas increíbles”, asegura.
Este truficultor que además se dedica a la producción de plantones micorrizados cree y quiere que este sector evolucione en la provincia en los próximos años puesto que “en la Serranía conquense se dan las condiciones climáticas perfectas para su cultivo”. Es por tanto, una alternativa a la labranza de parcelas dedicadas al cereal porque con las bajas temperaturas de esta zona no cuentan con las condiciones apropiadas para su desarrollo.
Para Ismael Sanz, truficultor y gerente de la empresa Conctruf con plantaciones en Mariana, la situación es “preocupante”. Por su parte ha comprobado como “los precios han llegado a caer hasta los 200 euros por kilo frente a los 800 euros que se llegaron a pagar la temporada anterior”, asegura.
En su caso, una parte de su producción se destina al consumo de sectores como la hostelería y la restauración aunque “este año están comprando únicamente lo que necesitan para su consumo”. Situación que se agrava especialmente en la capital conquense tras contar con medidas nivel 3 desde este lunes.
Sin embargo, Sanz también afirma que el 90% de la trufa extraída será destinada a la producción de conservas y queso, puesto que son productos más asequibles para el consumo diario y una salvación para no desperdiciar toda la trufa negra recolectada.
Ambos coinciden en que la venta de este ‘diamante negro’ se dirige a todo el territorio nacional aunque exportan principalmente a Francia, Italia, Portugal e Inglaterra.
Tras las fuertes nevadas causadas por el temporal Filomena esperan un aumento en los precios durante las próximas semanas pero no será hasta mitad de marzo cuando podamos hacer balance de la que, por ahora, parece será una de las peores campañas de venta, con los precios más bajos de los últimos años.
FIJAR POBLACIÓN
El cultivo de trufa negra está cada vez más arraigado en la provincia de Cuenca y para muchos jóvenes se ha convertido en una oportunidad laboral a largo plazo. Estas plantaciones tardan aproximadamente diez años en dar su fruto y poco a poco han aumentado su superficie.
Sin embargo, tanto Ismael Sanz, gerente de Concatruf, como José María Martínez, desde Viveros Vitruf, han observado como los jóvenes conquenses de entre 23 y 25 años se han interesado especialmente en este producto y la supeficie de cultivo ha crecido alrededor de un 30% en los últimos años.
Una buena oportunidad, sin duda, para crear nuevos empleos y fijar así población en zonas despobladas. Si bien es cierto que es necesaria una gran inversión económica a la que muchos jóvenes no pueden hacer frente en solitario.