Residuos
La planta de gestión de residuos de Almonacid iniciará su actividad en el primer trimestre de 2019
Ante las críticas con que algunos ecologistas han recibido la construcción, en Almonacid del Marquesado, del Centro de Gestión y Valorización de Residuos que el grupo Griñó está ultimando en la localidad, su presidente, Juan Griñó, ha mantenido un encuentro con los medios de comunicación conquenses para negar que pueda ser relevante el impacto ambiental que genere una planta cuya prioridad, ha asegurado, es recuperar y aprovechar residuos industriales no peligrosos a través de su transformación en materias primas que puedan ser reutilizadas.
Principalmente, los desechos se convertirán en fertilizante ecológico con el que poder nutrir el suelo agrícola y en combustible sólido recuperado, material este último que sirve para sustituir los combustibles fósiles que se emplean en sectores como el cementero o el térmico.
Con capacidad para tratar 300.000 toneladas anuales, las previsiones apuntan a que esta planta que se espera que comience su actividad en el primer trimestre de 2019 y genere unos 70 puestos de trabajo una vez a pleno rendimiento podrá recuperar en torno al 70 por ciento de los productos (restos de plásticos metales, papeles o cartones) que, principalmente procedentes de empresas de Castilla-La Mancha y de comunidades vecinas, lleguen a sus instalaciones, lo que además supondrá un “ahorro de costes” a las empresas del entorno.
Griñó ha destacado además que el centro, en cuya primera fase se invertirán 15 millones de euros, contará con tecnología puntera que permite una separación balística y óptica de las distintas fracciones de residuos para su posterior aprovechamiento.
Depósito de cola
Sí admite que el 30 por ciento de los residuos no reciclables irán a parar a un depósito de cola, pero garantiza que estos residuos son “inocuos” y no generarán ningún impacto, ni siquiera olor, subrayando además que la planta está ubicada a seis kilómetros del núcleo poblacional de Almonacid del Marquesado. Periódicamente se llevarán a cabo además controles reglamentarios de las emisiones a la atmósfera de polvo y otros productos.
El proyecto, cuentan, se inició en 2011, siete años durante los que se ha llevado a cabo un trabajado estudio de impacto ambiental, para lo que se contó con el respaldo de expertos de la Universidad de Castilla-La Mancha, y se han logrado las necesarias autorizaciones. De su gestión se encargará la empresa Reciclados del Marquesado, con sede social en Castilla-La Mancha.