La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca ha colocado este fin de semana en Olmeda del Rey una placa de homenaje a Félix Murcia García, un republicano deportado al campo de concentración de Mauthausen, que vivió en este pueblo antes de la Guerra Civil española.
Se trata de la segunda placa de homenaje a un deportado a los campos de concentración nazis que se coloca en este municipio, después de la que se colocó el pasado mes de junio delante de la casa en la que vivió Alfredo Ruescas Fernández, otro del casi centenar de conquenses que sufrieron la deportación, uno de ellos el ahora homenajeado Félix Murcia García.
En una nota de prensa, la ARMH de Cuenca ha explicado que con este gesto de recuerdo a Félix Murcia García pretende subsanar "la terrible injusticia que ha supuesto para los deportados ochenta años de silencio y olvido".
En este sentido, la asociación ha agradecido a la alcaldesa de Olmeda del Rey, Ana Isabel Martínez, del PP, "la celeridad y buena disposición que ha mostrado" para la colocación de esta placa y la que recuerda a Alfredo Ruesca Fernández.
Y ha lamentado que peticiones similares no hayan sido atendidas en otras localidades de la provincia como Buendía (con siete deportados), Villaconejos de Trabaque, Poyatos, Alcázar del Rey, Huete, La Peraleja, El Provencio y Cuenca capital.
"Hasta el día de hoy de estos consistorios sólo hemos obtenido silencio por respuesta", ha asegurado la asociación, que ha considerado que "es triste que acompañen a la impunidad el silencio y la oscuridad", porque según ha argumentado: "Al fin y al cabo, lo que pasó pasó. Negarlo silenciándolo no es de recibo".
La ARMH ha recordado que Félix Murcia García fue uno de los casi cien conquenses deportados a campos nazis, y que logró ser del reducido grupo de supervivientes
Nació en la también localidad conquense de Piqueras del Castillo, aunque siempre vivió en Olmeda del Rey, hasta que se alistó como vuluntario en ejército popular de la II República y se exilió a Francia en febrero de 1939, donde estuvo en los campos de concentración franceses.
Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo al servicio del ejército francés pero fue detenido como prisionero de guerra y posteriormente deportado el 26 de abril de 1941 al campo de concentración de Mauthausen.
Tras la liberación de los campos, se estableció Francia, en la localidad de Besançon, donde formó su hogar hasta su muerte en 1983.
Durante esos años formó parte activa de asociaciones de deportados y se involucró en la iniciativa de erigir el monumento en Mauthausen, que recuerda a los republicanos españoles que murieron en el campo.
Por Mauthausen pasó también Alfredo Ruescas Fernández, quien a diferencia de su paisano no logró sobrevivir a la deportación, ya que murió en el campo de Gusen el 28 de octubre de 1941.
La placa que se colocó en junio en su memoria en Olmeda del Rey fue la segunda placa de homenaje a un deportado a los campos nazis que se puso en Castilla-La Mancha, después de la que instaló en agosto de 2017 la ARMH en Tarancón (Cuenca) en recuerdo de Dositeo Moreno Barrios.