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Paleontología en Cuenca

Parientes de rinocerontes y tigres diente de sable habitaron Cuenca hace 30 millones de años

Las últimas excavaciones en Cerro Arenoso y Valquemado han sacado a la luz numerosos fósiles que permiten conocer cómo era la vida en esta zona
Fotos: Saúl García
19/09/2024 - Paula Montero

Hace 30 millones de años, parientes de los rinocerontes, tigres diente de sable, cocodrilos y tortugas poblaban la provincia de Cuenca, concretamente, la cuenca de Loranca, una zona geográfica que dispone de yacimientos ricos en fósiles cuyo estudio permitirá a los paleontólogos responder a grandes preguntas sobre la evolución de los mamíferos y de los ecosistemas de nuestro planeta.

Así lo ponen de manifiesto los últimos hallazgos en los yacimientos de Cerro Arenoso, ubicado en Carrascosa del Campo, y Valquemado, en Huete. Y es que, durante las dos primeras semanas de septiembre, el paleontólogo conquense Fernando Blanco e Ignacio Lazagabaster, han codirigido excavaciones en estos espacios que han dejado grandes resultados.  “Lo interesante de esta cuenca es que es muy estrecha y hay secuencia temporal de yacimientos muy grande. Es algo muy raro en una misma cuenca sedimentaria”, cuentan. 

Un equipo de investigadores internacionales ha sacado a la luz numerosos fósiles y los trabajos de excavación han puesto de manifiesto, una vez más, “el grandísimo potencial que tienen ambos espacios por la gran cantidad de fósiles que se han encontrado”, señalan los codirectores. 

El yacimiento de Cerro Arenoso data de hace 30 millones de años, correspondiente con el Oligoceno Inferior, un periodo crucial para la evolución, tal y como se ha mencionado previamente. Se descubrió en los años 60 durante la construcción del trasvase Tajo-Segura a su paso por Carrascosa del Campo y ya en aquellos años se recogieron fósiles de especies transicionales entre las faunas antiguas y modernas.

Los últimos trabajos se realizaron en los años 90 y ahora, se han reanudado para, una vez más, demostrar su relevancia en la historia. “El Oligoceno Inferior es una época de la que se tienen pocos datos en la Península Ibérica y aquí, en Cuenca, tenemos muchísima información porque se aprecia perfectamente la evolución que tuvieron los ecosistemas”, apunta Blanco. 

 

Foto: Saúl García

Por su parte, Valquemado, en Huete, pertenece al Mioceno Inferior y data de hace 23 millones de años. Este viene a completar la información recabada en el primero puesto que al ser de etapas distintas y correlativas se evidencia el cambio en las faunas. Para entenderlo mejor, en Cerro Arenoso dominaban los perisodáctilos, es decir, los caballos, tapires y parientes de los rinocerontes, y el ecosistema era totalmente diferente al de hoy en día.

Por aquel entonces había en la zona de Carrascosa masas de agua y el ambiente era abierto, no muy boscoso y con un clima tropical cálido en el que también habitaban tortugas y cocodrilos. Sin embargo, 7 millones de años más tarde, en Valquemado, los ambientes eran mucho más fríos y áridos –como consecuencia del levantamiento de los Alpes y el Himalaya, lo que da lugar a la corriente circumpolar antártica– y predominaban los artiodáctilos, que son mamíferos cuyas extremidades terminan en un número par de dedos, que se asemejan a los jabalíes y antílopes actuales. “Este cambio de tendencia es una pieza más del puzle para entender la evolución”, señalan los codirectores. 

Además, entre las piezas encontradas destacan una vértebra de un rinoceronte, fragmentos de caparazones de tortuga y un cráneo de un artiodáctilo que está prácticamente entero y se encuentra en condiciones óptimas de conservación. “Es el más completo de la colección”, recalcan los investigadores. Y esto permitirá estudiarlo en laboratorio para saber que hay dentro de él. 

Por ahora estos son los resultados. Si bien, tanto Fernando Blanco, investigador de la Universidad de Gotemburgo, como Ignacio Lazagabaster, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), pretenden mantener las excavaciones en el tiempo siempre y cuando se mantenga la financiación que este año han aportado diversas administraciones como la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Universidad de Berlín. Y es que, en ambos yacimientos “hay trabajo para años”, reconocen. 

 

 

Foto: Saúl García

DIVULGACIÓN

El proyecto de Cerro Arenoso y Valquemado tiene, además, una vertiente divulgativa puesto que, en colaboración con el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, se han desarrollado charlas en el Centro Cultural El Silo de Carrascosa del Campo. “Podríamos haberlas hecho en Cuenca capital, pero queríamos hacerlas sobre el terreno para que los vecinos sepan el gran y valioso patrimonio que tienen”, señalan Blanco y Lazagabaster. En este sentido, han hablado a los lugareños no solo de los hallazgos de esta campaña, sino que, por ejemplo, Mercedes Llandres, conservadora del MUPA, habló de otros yacimientos paleontológicos conquenses. Del mismo modo, investigadores de calado internacional como Guillermo Navalón, de la Universidad de Cambridge o Juan L. Cantalapiedra del Museo de Ciencias Naturales, también han participado en este ciclo de conferencias.