Este 5 de junio se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada y el Día Mundial del Medio Ambiente. A propósito de estas efemérides nos adentramos en la actividad diaria de la Patrulla de Comandancia de Protección de la Naturaleza (PACPRONA) de la Guardia Civil de Cuenca que trabaja para mantener a raya el furtivismo, así como para evitar que se cometan hechos delictivos en los ríos de la provincia, una amenaza para los ecosistemas.
Aunque la captura clandestina de peces y cangrejos se ha reducido considerablemente en la provincia de Cuenca dado que la pesca es una actividad que cada vez se practica menos por la sobrelegislación actual, tal y como pone de manifiesto Miguel Ángel Rubio, agente de la Pacprona, no significa que haya que bajar la guardia. Y es que, la captura ilegal de peces afecta directamente a la biodiversidad de nuestros ríos y a la estructura de los ecosistemas. “Los furtivos no solo pescan ejemplares protegidos, sino que introducen especies invasoras o exóticas que degradan el entorno de las especies autóctonas y podemos llegar a perderlas en un futuro”.
En el caso de la provincia de Cuenca hay protegidas un gran número de especies entre las que destacan la trucha común o la bermejuela. Si bien, también hay muchas especies invasoras como el alburno, el black bass o el Ctenolucius que inciden directa o indirectamente sobre ellas. “Algunos son depredadores y se comen a las truchas directamente y esto puede ocasionar que se rompa la cadena trófica”, explica Rubio.
No obstante, también hay que incidir en las zonas de desove (suelta de huevos) porque la gente sabe en qué zona se produce una aglomeración de ejemplares y utilizan trasmayos e incluso tridentes para capturarlos. “En estos puntos incrementamos la vigilancia para evitar que se capturen”, cuenta Rubio. Además, en zonas abiertas han encontrado herramientas como el rall valenciano –una red que se tira al aire y al cerrarla hace de embudo–.
“Los furtivos no solo pescan ejemplares protegidos, sino que introducen especies invasoras que degradan el entorno de las autóctonas”
La sobrelegislación de la pesca obliga a los aficionados a conocer al detalle qué aparejos se pueden usar y cuáles no dependiendo de la zona o el coto donde se encuentren. “Es habitual que al utilizar artes tradicionales se cometan infracciones por no emplear el anzuelo o los cebos adecuados. En estos casos se decomisan, se denuncia a la persona y se remite a la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible. Es cierto que hay veces que se cometen infracciones por desconocimiento de la norma porque según el tramo hay unas características concretas a cumplir”, apostilla Miguel Ángel Rubio.
Si bien, hay puntos específicos en los que está totalmente prohibida la pesca. Uno de ellos es el Arroyo Almagrero, un refugio de pesca donde se encuentran los animales genéticamente más autóctonos de la provincia. “En caso de que hubiera una riada salvaje y esto provocase una mortandad importante de peces en tramos del río, se utilizarían estos ejemplares para intentar recuperar esas zonas degradadas”, explica el agente de la Guardia Civil. Y no solo eso, sino que también está prohibido el baño.
cuanto a la finalidad del furtivismo o pesca ilegal, hay casos en los que sí se ha detectado el comercio ilícito de, por ejemplo, el cangrejo señal. “Hemos llegado a instruir diligencias a un local de restauración por haberlos puesto en la carta de su menú”, ejemplifica el agente. No obstante, la demanda de peces de río ha bajado considerablemente ya que la población está cada vez más concienciada de que “una trucha de río no va a ser mejor que una lubina de supermercado”, apostilla Rubio. Además, los jóvenes ya no van al río a pescar grandes cantidades para repartirlos después entre la familia, la gente va por hobbie.
En este sentido, desde la Patrulla de Comandancia de Protección de la Naturaleza (PACPRONA) de la Guardia Civil de Cuenca piden colaboración ciudadana para detectar a los infractores. “Cualquiera puede dar la voz de alarma si ve algo raro. El furtivo debe tener miedo y no sentirse con impunidad absoluta para actuar”, anima Rubio.
No obstante la Benemérita aumenta la vigilancia. “Ver un vehículo oficial transitando por zonas muy agrestres mantiene al furtivo a raya”, concluye Miguel Ángel Rubio.