La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca ha colocado una placa en el suelo delante de la casa donde vivió Alfredo Ruescas Fernández en Olmeda del Rey, deportado a Mauthausen y asesinado en el campo de Gusen el 28 de octubre de 1941. Es la segunda placa de estas características que se coloca en Castilla-La Mancha: la primera la colocó también esta asociación en Tarancón recordando a Dositeo Moreno Barrios en agosto de 2017.
El campo de concentración de Gusen es conocido como el “Cementerio de los Republicanos españoles” y está 2.100 kilómetros de la localidad conquense originaria de Alfredo Ruescas. Una distancia que recorrió durante años “alejándose de su casa, de su hogar, de su familia, hacía el mismísimo infierno, sin saber cuál era el destino de la siguiente etapa, sin imaginar donde estaba su final”.
Más de 80 años después de su partida, la ARMH ha destacado en este homenaje que Alfredo “vuelve a casa, a su hogar, del que nunca debió salir y dónde hubiera debido vivir su vida”. “Esta placa será un eterno recordatorio de su peregrinar y del horror que asoló a Europa llevándose la vida de Alfredo y de miles de compañeros más. Alfredo no ha sido olvidado, Alfredo vive en la memoria de los suyos, y a partir de hoy en la memoria de sus vecinos y de la sociedad en general, su ausencia ha terminado, el olvido también”.
PERMISOS PARA MÁS PLACAS
Es la primera placa que se coloca de una campaña en la que ARMH de Cuenca ya ha solicitado permiso para la colocación de otras en Poyatos, Villaconejos de Trabaque, La Peraleja, Huete, Buendía, El Provencio y Alcázar del Rey, para honrar a los republicanos españoles deportados a los campos nazis. Recuerda que únicamente solicita los permisos, ya que las placas y su colocación corren a cargo de la asociación.
En la colocación e inauguración de la placa ha estado presenta su única sobrina viva, María Ortega Ruescas con casi toda la familia de Alfredo y algunos vecinos de Olmeda. La ARMH de Cuenca muestra su agradecimiento a Ana Martínez Checa, alcaldesa de Olmeda del Rey (PP), por “la diligencia y prontitud” con que ha autorizado su colocación y sobre todo por la “normalidad democrática con la que lo ha hecho”. “Normalidad democrática muy de agradecer en estos tiempos que corren, donde los voceros del fascismo español nos acusan de sembrar el odio, que les sale a ellos a borbotones por la boca cada vez que hablan. Ningún odio ha habido en el acto, solo una familia reconfortada, aliviada acompañada de sus vecinos, su alcaldesa y de esta asociación”.
La asociación concluye con unas palabras de Ana Esteban García, Vocal de Deportados: “Tenemos un deber moral como descendientes de los españoles deportados, contarlo, contarlo, contarlo, así lo pidieron los que consiguieron salir con vida de aquel infierno, a ello dedicaron su vida, recordando lo que habían pasado, honrando a sus compañeros allí asesinados. Contarlo para que no se olvide, por ellos, por nosotros, por los que vienen detrás. Así pues, como herederos de su memoria tenemos una obligación con ellos, y debemos cumplirla, con orgullo y con honra, porque como una vez alguien me dijo “lo mejor de España salió por las chimeneas de Mauthausen”.