La familia de Enrique O’Kelly, ayudante de ingeniero de Montes que, en 1917, mientras trabajaba en la zona de Cañete, descubrió las pinturas rupestres de Villar del Humo, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998, ha instado a “continuar promocionando” este recurso una vez concluya el centenario de su descubrimiento.
El hijo pequeño del hijo menor de O’Kelly, Eduardo O’Kelly, que nunca conoció a su abuelo, cuenta cómo la historia de este hallazgo continúa “íntimamente vinculado a la familia y ha pasado de generación en generación”.
“Ya desde niño la escuchaba en casa, siempre nos la contaban, aunque los hermanos mayores son los que tienen recuerdos más directos”, admite, rememorando aún la primera vez que las vio y comprobó in situ lo que su abuelo había dejado por escrito en su diario. “En él anotó el día que las descubrió y parece que sí fue consciente de que era algo de mucho valor y que merecía cuidarse”, sostiene su nieto, para quien se trata de un tipo de arte rupestre levantino “del que no hay tanto vestigio, son, digamos, unas pinturas únicas”.
Su abuelo, “un hombre muy inquieto, con mucha curiosidad intelectual y mucho amor por la naturaleza”, pasaba mucho tiempo trabajando en esta zona de la Peña del Escrito, “temporadas enteras, dada la distancia a Cuenca” y, en cierto momento, “oyó a gente del pueblo comentar que había algunos abrigos de roca donde había pinturas, fue a que se lo mostraran y se dio cuenta de que tenía un valor muy grande”, agrega.
En los primeros años que siguieron al descubrimiento “atrajeron mucho interés, se tomaron medidas de seguridad, vinieron expertos y se catalogaron”, detalla, lamentando que, con el “paréntesis” de la Guerra Civil y la posguerra, “hubo muchos años en que no tuvieron ya mucha conservación, lógicamente”.
Así, recuerda cuando, siendo adolescente, allá por los años ochenta y noventa, la familia solía visitar el pueblo para ver las pinturas “que había descubierto el abuelo y allí no iba nadie”. “Lo conocíamos nosotros porque era parte de la historia de nuestro abuelo y también los profesionales, pero ni se les daba difusión ni tenían muchas medidas de seguridad tampoco”, espeta.
Es por ello que, al igual que el resto de familiares, Eduardo se muestra “muy contento, muy honrado y agradecido” a todas las instituciones implicadas en el desarrollo del centenario y en el “reconocimiento” a la figura de su abuelo, convencido de que ha sido un homenaje “muy bonito” y que su padre y su abuelo estarían “emocionadísimos, porque para la familia ha sido algo muy importante”, ya que ha servido para reconocer su “contribución” como la primera persona que “dio la señal de alerta sobre el valor que tenían las pinturas”, pero también a los vecinos de Villar del Humo, “que ya sabían que allí había algún tipo de inscripción, por el nombre del paraje”.
Tanto a él como al resto de familiares de O’Kelly les “enorgullece que alguien de la familia haya podido aportar algo positivo para Cuenca y la humanidad en general”, pero también la conciencia que tenía sobre el valor de la naturaleza “como lugar no solo para explotar sino para vivir y experimentar” y la importancia de su cuidado, “valores muy positivos que hoy en día siguen teniendo toda la vigencia”, según su nieto.
No obstante, a su juicio, las pinturas descubiertas por su abuelo, cuya antigüedad ronda los 10.000 años, son solo “uno de los mil tesoros que tiene Cuenca para ofrecer y que son muy poco conocidos”. “La provincia, en general, tiene muchísimo que ofrecer”, asevera, aunque, “quizá, lo que le falta es darse más a conocer y tratar de poner más en valor sus múltiples recursos”.
El centenario del descubrimiento de las pinturas rupestres de Villar del Humo se ha completado con la reciente publicación del libro ‘Arte rupestre en la Sierra de las Cuerdas’, financiada por la Junta de Comunidades y cuyo autor, el doctor Juan Francisco Rodríguez ofrece una visión moderna y científica de estas pinturas. Como broche a todo el programa conmemorativo, del 24 al 26 de octubre de este año se celebrará en la capital el congreso ‘Arte Prehistórico postglaciar y poblamiento’.
Un congreso al que otra de las nietas de Enrique O’Kelly, Ana O’Kelly, ha presentado su propuesta de organización, ya que se dedica profesionalmente a ello, además de haber sido el principal “enlace” con la organización de los actos del centenario del que también extrae un balance “muy bueno”. A su entender, aunque “todo es memorable”, el conjunto de las instituciones “se ha volcado” con la efeméride y el Ayuntamiento de Villar del Humo “lo está haciendo muy bien porque para el municipio es un a atractivo maravilloso”.
Solo tiene “una espinita” y es que hace un tiempo solicitó al Ayuntamiento de Cuenca capital la designación de una calle en memoria de su abuelo y, de momento, solo ha obtenido “la callada por respuesta”.