Cuatro conventos de frailes y otros tres de monjas son la estela que los dominicos dejaron en la provincia de Cuenca desde que en el siglo XIII se fundara en Francia la Orden de Predicadores de la mano de Santo Domingo de Guzmán, del cual se cumple este año el octavo centenario de su muerte.
“La presencia de los dominicos en Castilla-La Mancha y en la provincia de Cuenca fue muy importante aunque hoy en día, en muchos sitios solo quedan las ruinas de aquellos conventos”, apunta José Carlos Vizuete, profesor de Historia Moderna de la Facultad de Humanidades de Toledo que codirige -junto a Juan Manuel Millán Martínez- el curso de verano de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) que, bajo el título ‘Los dominicos en la provincia de Cuenca: historia y patrimonio’, se celebra este viernes 3 y sábado 4 en Villaescusa de Haro, una de las localidades conquenses en las que la orden dejó su legado.
El curso -que acogerá una decena de ponencias, dos de ellas a manos de frailes dominicos- se adentrará en la orden a nivel general y después hará un recorrido particular por lo que esta supuso en la provincia.
Este viernes también tendrá lugar en la iglesia parroquial de Villaescusa de Haro la inauguración de la exposición itinerante ‘En la mesa con Santo Domingo’ que, organizada por el Vicariato de España de la Provincia del Rosario con motivo del centenario de la muerte de Santo Domingo, está recorriendo el país. La muestra, que ya ha pasado por Huete y Carboneras de Guadazaón, podrá verse en el Convento de los Dominicos hasta el domingo 12 de septiembre.
La exposición recoge diversos paneles, reproducciones y varias obras de arte que acercan a la figura de Santo Domingo y muestran el sueño cumplido de este, su Orden de Predicadores, formada por hombres y mujeres que han seguido su labor a lo largo de estos 800 años.
Pero ¿qué son los dominicos? Surgida en el siglo XIII de forma paralela a la aparición de los franciscanos y presente en toda Europa, el profesor de Historia Moderna la define como una de las grandes órdenes mendicantes de la Iglesia Católica. Vizuete destaca la vinculación que tuvieron con las universidades. De hecho, indica que posteriormente, ya en el siglo XVI, fueron “el alma” de la Escuela de Salamanca.
Asimismo, desempeñaron un papel fundamental tanto en la evangelización de América como en la lucha contra la herejía, por lo que tuvieron una estrecha vinculación con la Inquisición. El docente subraya también su aportación cultural y apunta que hubo en su seno figuras muy destacadas, poniendo como ejemplo al fraile Juan Bautista Maino, que era pintor.
EL LEGADO EN LA PROVINCIA
En el conjunto de Castilla-La Mancha, más de 30 de los 300 conventos de la distintas órdenes religiosas que se asentaron en el territorio eran de dominicos, según señala Vizuete. En el caso de la provincia de Cuenca, hubo cuatro conventos de monjes dominicos, ubicados en Villaescusa de Haro, Cuenca capital, Huete y Carboneras de Guadazaón.
Comenzamos el recorrido por el convento de los dominicos de Villaescusa de Haro, fundado en 1542. El inmueble, de estilo renacentista con detalles de estilo plateresco, es propiedad del Ayuntamiento de la localidad y fue catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) en 1998.
Después de diez años de obras y dos millones de euros de inversión, este convento ha abierto recientemente sus puertas al público tras la finalización de la cuarta fase del proyecto de rehabilitación del monumento, que fue fundado por el obispo Sebastián Ramírez de Fuenleal.
Por su parte, el convento de los dominicos de Huete fue fundado en 1393 gracias a la donación de Catalina de Lancaster. El inmueble, cuya actual construcción data del siglo XVII, fue uno de los monasterios de esta orden más importantes de la Corona de Castilla, según explican desde Dominicos España. En 1835, con la desamortización de Mendizábal, el edificio pasó a manos particulares hasta que lo adquirió la Diputación Provincial en 2016, habiéndose llevado a cabo trabajos de restauración que aún no se han finalizado.
El viaje continúa por Carboneras de Guadazón. La iglesia-Panteón de los Marqueses de Moya es lo único que queda del antiguo convento de Santa Cruz, construido en 1500 por los dominicos. Los marqueses lo cedieron a la orden y en la iglesia fue depositada la reliquia de la Hijuela de los Santos Corporales de Daroca.
El edificio, que estaba en estado ruinoso y en la actualidad es propiedad de la Diócesis de Cuenca, también ha sido restaurado por la Diputación con el fin de devolver parte de su esplendor a esta joya arquitectónica. Fue declarado monumento histórico artístico de carácter nacional en 1981.
Finalizamos este recorrido en Cuenca capital, en el convento de San Pablo, situado fuera del recinto amurallado, sobre un impresionante risco en la hoz del Huécar, al otro lado del puente de San Pablo. El convento, obra de Pedro Alviz, se comenzó a construir en 1523 y se compone de una iglesia, el claustro y estancias adyacentes de épocas posteriores. De estilo gótico, la fachada principal de la iglesia data del siglo XVIII, habiendo transformado otra anterior de estilo gótico. Desde 1993, la casa conventual acoge el Parador de Turismo.
Pero el viaje no concluye aquí dado que, además de estos monasterios de frailes, también hubo en la provincia de Cuenca tres conventos de monjas dominicas. Uno de ellos fue fundado en La Alberca de Záncara en 1335 por el infante Juan Manuel, trasladándose las religiosas en 1499 a Belmonte, donde se han mantenido hasta finales del siglo pasado.
El profesor Vizuete detalla que Uclés también tuvo un convento de monjas que se creó a mediados del siglo XVI y se mantuvo hasta la desamortización de los bienes eclesiásticos. El tercero de la provincia se situaba en Villamayor de Santiago, donde fue fundado en el siglo XVII. Así, el paseo “dominico” por la provincia es largo.
