Llegado el frío invierno, el Parque Cinegético de El Hosquillo cierra sus puertas y comienza las tareas de mantenimiento, al tiempo que hace balance de la campaña de 2018 y pone la vista en la próxima con ideas como la de ‘bautizar’ a las crías de oso pardo que aumentaron el número de ejemplares en 2016.
Un año más, el espacio finaliza con buenas sensaciones y registros a pesar de las dificultades temporales que han aguado en más de una ocasión las reservas realizadas. Un hecho que el director de la instalación, Jose Antonio Fernández Gil cataloga de “inusual” dado que el hecho de cerrar tanto en mitad de la semana santa como en varios fines de semana a finales de abril, junto al puente de todos los santos por la cantidad de nieve caída “no había pasado en mucho tiempo”.
Según los cálculos de propio Gil, estos cierres “suponen en torno a 800 o 1000 visitantes”, número que ha evitado que el total de visitas al parque superara las casi 20.000 logradas en el pasado año. “A pesar de ello, estamos muy contentos por los datos de ocupación, que siempre han estado en torno al 95%”, afirmaba el director.
No hay un perfil claro en cuanto al visitante de ‘El Hosquillo’. El espacio recibe desde multitud de menores procedentes de colegios e institutos hasta personas de la tercera edad, pasando por grupos de organización y turistas a título individual de todos los rincones del país que realizan visitas en grupos de no más de 70 personas.
Una situación que desde la organización del parque manejan a la perfección por “la labor impecable que realizan nuestros monitores”, señala Jose Antonio que asegura que sus trabajadores “hacen que la visita sea muy amena, didáctica e instructiva y consiguen que el público mantenga la atención, algo nada fácil cuando se guía por un espacio tan abierto a grupos de varias decenas de personas”. Así, la visita y el contenido de la misma se adapta de manera que sea propicia para todos los públicos y todas las edades, “incluso para los más exigentes, como en el caso de los aficionados a la fotografía o a la fauna y flora del parque” señala.
SIMBIOSIS TURÍSTICA
El auge que sigue teniendo el turismo rural supone para el parque una oportunidad para que continúe su crecimiento en visitantes y satisfacción de los mismos. “Nosotros como parque somos un aliciente para todo aquel que visita La Serranía”, indica Gil que cree posible complementar la visita al espacio con otras actividades y escenarios emblemáticos para así dar un servicio más completo al turista.
“Se puede retroalimentar una cosa con la otra, nuestro parque representa una ocasión para el turismo de la zona. Somos capaces de llevar alrededor de 20.000 visitantes al año a La Serranía, esto puede ayudar al desarrollo de la región y viceversa, creando una buena simbiosis”, señala.
Para lograr no sólo mantener sino aumentar el flujo de visitantes, ‘El Hosquillo’ continúa fomentando vías que faciliten la promoción y el conocimiento de la zona. Además de contar con una página web propia donde se ofrece al visitante de todo tipo de información necesaria y reservas, José Antonio nos comenta que se trabaja en aspectos más participativos como elegir de forma popular el nombre a los animales del parque.
“Se hizo con los osos adultos, es algo que tenemos planteado hacer con las crías que nacieron hace unos años y que aún no tienen nombre”. Una tarea en la que según el director del parque “habrá un proceso participativo a través de colegios, por ejemplo, para ponerles nombre, dado que es una iniciativa muy interesante”.
El parque cinegético de El Hosquillo espera reabrir sus puertas previsiblemente a mediados de marzo, para comenzar una campaña a la que José Antonio pide “mantener el nivel de visitantes, al igual que la satisfacción con las que se van, que es muy buena, y seguir divulgando la riqueza de nuestro parque en cuanto a su flora y fauna”. Alicientes suficientes para convertirse en un motivo más para visitar La Serranía.