Ayudas para crear un coto micológico en Casas de Garcimolina y para la modernización de la agricultura y ganadería, ventajas fiscales para los pequeños municipios, el arreglo integral de la carretera CUV-5003, y la catalogación y recuperación de las trincheras de la guerra civil son algunas de las propuestas que plantean desde la Asociación de Mujeres El Sabinalejo de esta localidad para poner freno a la despoblación.
El colectivo remitió a la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural un documento con la batería de propuestas durante el periodo de consulta pública sobre el Anteproyecto de Ley de Desarrollo Rural Territorial y contra el Despoblamiento.
“El despoblamiento en nuestra región es un tema que está muy de moda pero nos tememos que pronto se olvidará ya que, en la práctica, no interesa demasiado. Buena prueba de ello son los años y años de abandono que venimos sufriendo”, señalan desde el colectivo, que cuenta con 30 socias a pesar de que Casas de Garcimolina tiene solo 27 vecinos censados.
Anabel Blas, secretaria de la asociación El Sabinalejo, detalla que también forman parte del colectivo mujeres que viven en otros sitios como Valencia o Barcelona pero van a Casas de Garcimolina los fines de semana o pasan las vacaciones allí. “En verano hay mucha gente en el pueblo pero el invierno es duro”, reconoce.
SER ESCUCHADAS
El colectivo nació hace unos cinco años con la pretensión de organizar actividades para mantener vivo al municipio y ahora piden al Gobierno regional que se le escuche a la hora de planificar acciones para el desarrollo rural. “La despoblación es un tema muy complejo que debe tener en cuenta a las personas que habitan este territorio”, apuntan.
“Hay que consolidar la agricultura y la ganadería en toda la comarca como fuente de empleo pero esto no será posible sin la modernización del sector”, señalan en el documento. Por ello, reclaman ayudas concretas para la mejora de las explotaciones y el uso de las nuevas tecnologías.
También solicitan, por un lado, apoyo para las empresas que apuesten por el desarrollo sostenible y la producción ecológica y, por otro, medidas sancionadoras para los negocios que contaminen, consuman abundantes recursos o supongan un riesgo para el medio ambiente.
Igualmente, apuestan por la diversificación productiva en la zona y piden apoyo para los “negocios innovadores”, especialmente los liderados por jóvenes o mujeres.
La implementación de ventajas fiscales para las personas que viven en los pequeños pueblos es otra de las propuestas que lanzan. Así, proponen ayudas por cada niño que nazca en la comarca y una asignación mensual por cada niño escolarizado, además de una aportación para la compra de libros y material escolar.
“Es difícil creer que una pareja joven con hijos se va a ir a vivir a un lugar donde no hay pediatra, donde tienen que conducir una hora para dar a luz o para ser atendido en cualquier especialidad médica”, señalan en el documento. De hecho, en Casas de Garcimolina solo hay médico los miércoles.
CUATRO NIÑOS
De todas formas, ahora están contentas porque hay cuatro niños en el pueblo, de entre seis y nueve años. No obstante, la asociación lamenta el “vergonzoso y muy peligroso estado en el que se encuentra la única carretera” que pasa por el pueblo, la CUV-5003, que une Landete con Salvacañete y por la que circula todos los días el autobús que lleva a los pequeños al colegio. “Hay cientos de baches y el parchear no sirve de nada pues requiere de una reforma integral”, subrayan.
También reclaman ayudas para poner en valor su patrimonio natural, cultural e histórico, que incluye un bosque de sabinas centenarias, trincheras de la guerra civil y campamentos guerrilleros. En este punto, proponen que estudiantes de la universidad vivan durante unos meses en estos pequeños municipios mientras, por ejemplo, en el caso de Casas de Garcimolina, catalogan, recuperan y señalizan, las trincheras como parte de sus proyectos de fin de carrera.
Otra de sus peticiones es la creación de un coto micológico que aporte ingresos al pueblo y regule la recogida de setas de forma sostenible. La mejora de las telecomunicaciones, ayudas para los bares en los pueblos de menos de 50 habitantes y una campaña de puesta en valor del medio rural y para desmontar estereotipos completan las propuestas para que la España vacía no muera.