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Día Internacional de la Mujer Rural

Mujer rural: más allá de los estereotipos sociales

La campaña de Castilla-La Mancha aleja tópicos y pone en el centro la amplia variedad de perfiles profesionales de la mujer en el medio rural
Mujer rural: más allá de los estereotipos sociales
15/10/2023 - C.I.P.

‘Ellas, semilla y fruto’. Con este lema Castilla-La Mancha conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales que se celebra el 15 de octubre. Tres palabras que buscan significar el importante papel que desempeña la mujer en la evolución y desarrollo de la región. Pero, además, lo hace con el objetivo de acabar con los estereotipos que vinculan a mujer rural como agricultora, ganadera, o cualquier otra profesión del sector primario como único ámbito laboral fuera de casa. La agricultura es un sector fundamental  en nuestra tierra y, afortunadamente, la mujer ha pasado de la invisibilidad a ser titulares o compartir titularidad de las explotaciones agropecuarias, pero son muchos más sectores los que forman parte de la vida de nuestros pueblos y en ellos, la mujer es una pieza “fundamental” en el desarrollo del medio rural.

 Abogadas, médicas, ingenieras, científicas, trabajadoras sociales, arquitectas, policías, directivas, empresarias… Los perfiles profesionales de la mujer rural son muchos, y afortunadamente cada vez son más las que eligen quedarse en los pueblos después de completar su formación. “Lo importante es que nosotras, como mujeres, y mujeres rurales, podamos decidir donde queremos vivir y donde nos queremos desarrollar tanto como mujeres como profesionales, y que podamos desarrollar nuestro trabajo también en nuestros pueblos, y en nuestras pequeñas localidades, señala la delegada provincial de Igualdad, Ana Eloisa Olmeda, quien destaca que “por suerte y por ambición de las muchas políticas de fomento de la igualdad, la situación de la mujer en el ámbito rural está cambiando”. 

Yolanda Izquierdo (Las Pedroñeras, 1985) es uno de los muchos ejemplos de mujer que decidió desarrollar su carrera profesional en el medio rural. Es bióloga con la especialidad de Biología Sanitaria y Biología Genética y después de ocho años en Madrid -donde colaboró con el Departamento de Biotecnología de la Universidad Complutense tras completar su formación- hoy es responsable del laboratorio de la cooperativa San Isidro El Santo, donde comenzó a trabajar en 2013, y en el que entre otras tareas desarrolla un ambicioso proyecto de mejora vegetal de la semilla de ajo.

Esta pedroñera, madre de una niña de dos años, reconoce que vivir en el medio rural tiene inconvenientes, pero también muchas ventajas como, por ejemplo, el acceso a una vivienda, la calidad de vida, la comodidad de ir caminando a casi todo, la tranquilidad. Aspectos que, en su caso, ganaron por goleada a la posibilidad de establecerse en Madrid, ciudad en la que trabaja su pareja como funcionario.

A mí, además, me gustaba mucho, de cara a tener hijos, el respeto por todas las profesiones que conlleva vivir en un entorno así. Y, aunque vivir en un pueblo pueda dar pereza por muchas cosas también tiene la grandeza de la unión, el apoyo y la ayuda infinita cuando alguien lo necesita”. 

Reconoce que laboralmente el mundo rural tiene muchas limitaciones, como la falta de oferta en trabajos cualificados. “Sería maravilloso que las empresas apostaran por nosotros, para frenar la despoblación y que se parase la masificación urbanita. Sin oferta laboral variada el entorno rural no tiene futuro”, enfatiza.

En su caso, reconoce que apostar por desarrollar un proyecto de la vida en el pueblo, ha sido posible por apuesta valiente de su empresa hacia la innovación. Respecto a la igualdad de oportunidades, Yolanda Ruiz destaca  que en ningún momento se ha sentido en desventaja, puesto que su empresa apuesta firmemente por la mujer en los puestos de mandos intermedios, como es su caso.

“Lo importante es que nosotras, como mujeres rurales, podamos decidir dónde queremos vivir y dónde nos queremos desarrollar como profesionales”

Quien sí ha encontrado barreras en este sentido, y muchas, es Elisabet Escudero (Las Pedroñeras, 1990). Ingeniera industrial con la especialización de Mecánica, reconoce que le costó encontrar trabajo en su especialidad, una profesión aún muy masculinizada. Lo encontró en una multinacional dedicada a la fabricación de equipos y componentes para automoción, concretamente de vehículo industrial, en la provincia de Ciudad Real, después de ver durante dos años cómo cogían a varones con su mismo perfil profesional. 

“Antes de entrar en esta empresa presenté currículum en otras empresas dedicadas al sector de maquinaria agrícola, en las que directamente me rechazaron por ser mujer. Hay muchas barreras que derribar aún en muchas profesiones que, por desgracia en estos tiempos siguen estando muy masculinizadas”. 

La prácticamente inexistencia de mujeres en los cargos directivos, y la brecha salarial son otras de las barreras que Elisabet Escudero asegura que sigue existiendo en su profesión. Además de los problemas que, en muchos casos, existen para poder conciliar vida laboral y familias, sobre todo cuando la mujer trabaja en un lugar diferente al que vive, como es su caso.

Si a esto se suma “la poca oferta existente en los pueblos”, la dificultad es mayor. “Creo que desde los ayuntamientos nos tendrían que facilitar un poco más las cosas, por ejemplo, creando un portal en el que se recoja toda la oferta disponible en la comarca o en la provincia, tanto en los perfiles más técnicos como en otros”, señala.

Elisabet y su pareja –un trabajador social que tras no encontrar empleo decidió aprovechar las ayudas a la incorporación de jóvenes a la agricultura y hacerse cargo de la explotación familiar– decidieron instalarse en Las Pedroñeras al término de sus estudios, “un poco llevados por las circunstancias de un momento en el que los coletazos de la crisis hacían muy difícil poder encontrar trabajo”, pero también, dice, por la vivienda y  por la comodidad de contar con  la familia, sobre todo cuando se tienen niños pequeños.

“Hay muchas barreras que derribar aún en muchas profesiones que, por desgracia siguen muy masculinizadas”

En su caso, es madre de dos niños de 3 y 1 año. Cuando nació el primero tuvo que dejar de trabajar ante la imposibilidad de poder conciliar. La empresa, no le puso facilidades y estar a 50 kilómetros de su domicilio no ayudó. Ahora, trabaja como ingeniera de producción en Arcomobel, una empresa de Mota del Cuervo, dedicada al diseño y producción de mobiliario de cocina y armarios. Se incorporó cinco meses después de tener a su segunda hija y, además de por la proximidad con su pueblo, en este caso sí le ofrecieron todas las facilidades. “En las empresas pequeñas siempre es más fácil, hay más cercanía y flexibilidad”.

Con todo, para la mujer que trabaja fuera de casa no siempre es fácil poder conciliar, aún contando con recursos como escuelas infantiles “se echa de menos poder contar con un aula matinal pública”, añade.

Tanto Elisabet como Yolanda coinciden en destacar que lo que el medio rural necesita es contar con todas  las prestaciones que permitan tener una vida cómoda y digna; que se facilite la creación de todo tipo de negocio. “Que se anime y facilite a todas las empresas a comenzar y mantener su andadura en el entorno rural, que creen puestos variados de trabajo que permita que los pueblos sobrevivan y no nos obliguen a irnos. Y por supuesto ayudar a que la agricultura se mantenga, porque sin ella no somos nada”. 

Hoy la vida y la mujer rural no es todo campo, ganadería o el cuidado exclusivo de la casa y los hijos, por ello animan a que se den oportunidades porque “de este entorno pueden salir grandes personas con grandes proyectos de futuro aunque los desarrollen en pequeñas localidades”, por ejemplo, Yolanda Ruiz destaca que dentro de su grupo de amigas ninguna se dedica al sector primario. “Somos mujeres rurales y somos trabajadoras sociales, directoras de banco, responsable de recursos humanos de una empresa de venta internacional, y biólogas”.

La delegada provincial de Igualdad, destaca que desde el Gobierno regional se está trabajando de una forma transversal, tanto con medidas económicas para el emprendimiento femenino para facilitar la incorporación de la mujer a la agricultura, planes de empleo para mujeres víctimas de violencia de género, ayudas específicas para fomentar los planes de igualdad dentro de las empresas o el Plan Corresponsables en materia de conciliación, en el que no solo concilia la mujer sino toda la familia. Con todo, aún son muchas las barreras que hay que romper en términos de igualdad. Y en este sentido, destaca que desde la Junta no van a cejar en su empeño para desarrollar políticas que permitan a las mujeres poder desarrollarse en sus pueblos como personas y como profesionales.