Con cesta en mano y miradas aguzadas, los aficionados a la micología ya cuentan las horas para que las lluvias de estos días amainen con el objetivo de lanzarse al campo para empezar la búsqueda y recolecta de las diferentes variedades seteras que crecen en la provincia de Cuenca. Y es que, los micólogos prevén que, tras las aguas caídas durante estas semanas, entre el 10 y el 15 de noviembre los montes conquenses ya estarán repletos de estos tesoros culinarios de la cocina conquense para arrancar la campaña de forma definitiva.
Así lo pone de manifiesto el vicepresidente de la Asociación Micológica Conquense, José Luis García. Detalla que aunque estemos ya en el mes de noviembre, la temporada no ha arrancado como tal, puesto que la falta de lluvias a lo largo de septiembre y las primeras semanas de octubre está retrasando el crecimiento de setas en el campo de la provincia. Por eso, cree que con las precipitaciones que se están registrando las últimas semanas, la campaña micológica se podría salvar y llegar incluso a ser buena, ya que los montes han cogido la humedad suficiente para que estos productos se puedan desarrollar.
“Las lluvias actuales son las que van a marcar la pauta”, sostiene García, quien prevé que a lo largo de la primera quincena de este mes ya se pueda iniciar la campaña otoñal de recolecta. De todas maneras, el tiempo también será condicionante para que las setas puedan crecer con normalidad, y si se mantienen como hasta ahora, sin que caigan heladas, se podría tener una buena campaña.
Como pone de manifiesto el vicepresidente de la asociación, los aficionados están deseando salir ya al campo, pero la mayoría de setas que crecen en el entorno natural de la provincia requieren de tiempo para que crezcan y se desarrollen, y de ahí la estimación de la primera quincena.
Así, pide a los aficionados que “no impacientarse” puesto que, como ocurriera el año pasado, ya se están acostumbrando a coger variedades como el níscalo incluso en Navidad, ya que últimamente el otoño en Cuenca se está alargando bastante.
Si se mantienen las temperaturas actuales la campaña se podría alargar hasta Navidad
Por otro lado, García también pide a quienes acudan los próximos días al campo que lo respeten y no lo destrocen, así como no destruir las setas que no se quieran coger. De igual modo, apela a la precaución ante posibles intoxicaciones, pidiendo a los buscadores que se aseguren de que la seta que han encontrado es realmente comestible. “Las que más envenenan son las que tienen un sabor extraordinario”, recalca el micólogo.
En caso de duda, el vicepresidente de los micólogos conquenses pide que, en caso de duda, se puede acudir a sitios como los servicios de consumo de los ayuntamientos o la propia asociación para orientarnos sobre la idoneidad de comer o no una seta de la que tengamos duda, puesto que estos servicios ofrecen asesoramiento.
Uno de esos aficionados a la micología que no ve la hora de lanzarse al campo es David Checa. Vive en Chillarón de Cuenca, y durante este otoño, cada vez que han caído algunas lluvias, ha salido a los campos más próximos a la localidad en la búsqueda de este bien. De momento no ha conseguido recolectar gran cantidad de especies ya que aún no han descargado las precipitaciones necesarias para que comiencen a salir setas, aunque sí ha podido llenar su cesta con algún níscalo que otro en un par de ocasiones. Por eso, Checa espera que arranque de una vez la campaña micológica, puesto que ofrece una oportunidad para la conexión con la naturaleza y la creación de deliciosos platos en la cocina, lo que la convierte en una actividad que vale la pena esperar.
Cotos: oportunidad para el turismo micológico
Hace años que varias las localidades de la provincia de Cuenca han creado cotos seteros para controlar la recolección de las diferentes variedades que nacen en sus montes públicos e incentivar así el turismo micológico. Uno de estos pueblos es Tragacete, donde en septiembre de 2021 se aprobó una ordenanza con el objetivo de armonizar la utilización de los aprovechamientos micológicos con la adecuada conservación, permitiendo el equilibrio del ecosistema y la pervivencia de las especies.
El monte acotado abarca el de utilidad pública ‘La Fuenseca y otros’, propiedad del Ayuntamiento, así como los montes comunales denominados fincas Poyal y Vasallo. Para poder recoger hongos, setas y demás productos naturales en estos tres espacios, es necesario solicitar licencia, que tiene un coste de cinco euros anual para los vecinos del municipio y de otros cinco euros, al día, para los foráneos. Eso sí, si el turista hace gasto de al menos 25 euros en la hostelería y/o el comercio de Tragacete, el ticket cuesta un euro.
Según explica el alcalde de Tragacete, Diego Yuste, durante 2022 se expidieron más de 300 pases en los establecimientos de la localidad y los de los vecinos, “y eso que fue un año un poco flojo” en cuanto a setas y hongos. En lo que va de 2023, también se han puesto a la venta estos tickets a través de internet, y ya se han vendido más de 50 con la temporada recién empezada.
La idea de establecer estos tres cotos, en palabras del regidor, “está funcionando bastante bien”, puesto que el turista que acude a Tragacete a dormir o comer, por un euro más aprovecha para ir al monte a buscar setas. Además, este turismo micológico, gracias a la recaudación que se consigue con la venta de tickets, está beneficiando al pueblo para invertir ese dinero en mejoras urbanas como el arreglo de fuentes y bancos.
La temporada de este 2023 ha arrancado “algo floja” en los montes tragaceteños, y es que la falta de lluvia durante el mes de octubre ha hecho que no se esté cogiendo mucha cantidad de producto. Eso sí, ya se están recolectando algunos ejemplares de setas de cardo, boletus y níscalos, dejando buena sensación entre el turista por la experiencia micológica.
