Ataque de Rusia a Ucrania
Cruz Roja ha atendido a 540 ucranianos en Cuenca desde el inicio del conflicto
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Este lunes 24 de febrero se cumplen tres años desde el inicio del recrudecimiento del conflicto entre Rusia y Ucrania y, desde entonces, Cruz Roja Cuenca ha atendido a 541 personas procedentes de este país. De ellas, 214 han recibido asistencia a través del Programa de Acogida e Integración de Personas Solicitantes de Protección Internacional y Temporal del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones que gestiona la citada entidad humanitaria en la provincia.
De estas más de doscientas personas, 100 son mujeres, 70 hombres y 44 menores de edad y todos ellos, al ingresar en el programa de asilo, han recibido una primera valoración psicológica, siempre y cuando fuese necesario, y en algunos casos esta atención se ha reforzado con entrevistas individuales o talleres grupales con el objetivo de brindarles un apoyo más completo.
Las 327 personas restantes han sido atendidas por Cruz Roja Cuenca a través de un programa específico denominado Crisis Humanitaria y con otros recursos propios enfocados a ayudar a personas en situación de vulnerabilidad.
ATENCIÓN INTEGRAL
Desde que el conflicto comenzará el 24 de febrero de 2022 Cruz Roja Cuenca empezó a trabajar para dar una atención integral a todas aquellas personas que se vieron obligadas a abandonar Ucrania. “Abrimos un recurso de emergencia con 50 plazas para acoger personas ucranianas”, cuenta Calina Morar, coordinadora del Programa de Personas Solicitantes de Asilo de la entidad humanitaria en Cuenca. Éste estuvo abierto hasta diciembre de 2022 y después, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha cedió un inmueble con 10 plazas para acoger exclusivamente a ucranianos, pero desde 2024 el número de plazas disponibles se ha reducido a nueve.
Además, a las personas beneficiarias del Programa de Acogida e Integración de Personas Solicitantes de Protección Internacional y Temporal del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones se les ofrece cobertura de las necesidades básicas puesto que carecen de recursos económicos. “Salieron de su país sin apenas nada”, subraya la coordinadora.
También se les acompaña en su proceso de adquisición de la autonomía e integración en la sociedad española. “A aquellas personas que tienen una barrera idiomática les proporcionamos clases de castellano para, una vez dominen el idioma, empezar con la formación y búsqueda de empleo con el objetivo final de integrarlos en la sociedad conquense”, cuenta Morar.
Además, se les ayuda a realizar las gestiones de empadronamiento, obtención de la tarjeta sanitaria o escolarización de los menores y se les guía en el proceso de búsqueda de empleo. “Es un proceso que lleva bastante tiempo y es complicado porque son hombres y mujeres con formación y carreras que tienen que empezar aquí de cero. Para poder trabajar de los suyo primero tienen que homologar los títulos y aprender el idioma y esto es algo que lleva tiempo”, cuenta Calina Morar.
Esto desemboca, en muchos casos, en frustración y la tarea del equipo de psicología de Cruz Roja es fundamental para ellos y ellas. “A todas estas dificultades hay que sumar los traumas y miedos que traen al haber vivido una guerra”, apostilla.
Eso sí, este programa les brinda ayuda durante 18 meses. En ese tiempo tienen que encontrar una vivienda y precisamente esta es una de las grandes problemáticas a las que tienen que hacer frente en la ciudad, dada la escasa oferta existente y el elevado coste del alquiler.
“Los propietarios son sensibles con el tema y se muestran dispuestos a ayudar pero tienen miedo a que, una vez termine el apoyo de Cruz Roja, dejen de abonar el alquiler”, explica.
Por este motivo es fundamental trabajar la formación y la búsqueda de empleo porque “con un contrato de trabajado todo es mucho más fácil para ellos, les da estabilidad y seguridad en todos los sentidos”, concluye.