Dice estar muy nerviosa, aunque está deseando que llegue el momento. Y no es para menos, porque Laura Pineda va a hacer historia en las fiestas de El Vítor de Horcajo de Santiago, declaradas de Interés Turístico Regional en el 2000.
Va a ser la primera mujer entre los caballeros devotos de esta fiesta con casi dos siglos de historia, concretamente, como portadora de borla, junto Raimundo Hervás (Estandarte) y Francisco Javier Pradillo (borla).
La ilusión y la responsabilidad por este hito se entremezclan cada vez que piensa en esa noche del 7 de diciembre cuando comience la procesión por las calles de su pueblo. Ilusión, sobre todo, por tener la oportunidad de participar muy activamente en esta celebración en honor de la Patrona, la Inmaculada Concepción, y, por supuesto, por poder ver cumplida la promesa de su padre, Victoriano, quien por motivos de edad y salud no portará finalmente la borla y será ella quien la lleve a lomos de ‘Truhán’.
Y responsabilidad por ser consciente de que es “un momento muy importante” por el hecho de que se viene a materializar algo que se inició hace ya unos 30 años cuando se apuntaron las primeras mujeres a la lista de caballeros de El Vítor, entre ellas su tía, Luisa Jiménez, de quienes dice que son las “auténticas precursoras de lo que ahora está ocurriendo”.
Ella y su familia llevan dos meses de “locura”. Y es que son muchos los preparativos que hay que hacer de cara a esta mágica noche del 7 de diciembre.
De ahí que haya estado implicada toda su familia para tener todo listo y a tiempo, desde su vestuario hasta la ornamentación del caballo; eso sí, asegura que han sido necesarias jornadas maratonianas hasta el punto de que mis padres y mis tres tías han llegado a terminar a las tantas de la madrugada bastantes días.
Ha sido un trabajo titánico, que, sin embargo, no duda en asegurar que ha merecido la pena, porque, de esta manera, sentirá que irá arropada por todos ellos a lo largo del recorrido de la procesión.
Un recorrido en el que para Laura cobra especial relevancia no solo los momentos clave de la salida y entrega del estandarte por la Puerta del Sol de la iglesia, sino también el momento de pasar por la calle Cantarranas. Y es que allí vivían sus abuelos, por cierto muy devotos de la Virgen, y allí es donde les acompañó sus últimos años a vitorear a la Patrona.
Consciente de que hay más ganas que nunca después de que se suspendieran el año pasado por la pandemia, invita a los horcajeños y visitantes a disfrutar intensamente de las fiestas de El Vítor de este año y que “cada uno las viva a su manera y, por supuesto, con ilusión”.