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La Serranía de Cuenca, una auténtica joya de la biodiversidad

19/06/2017 - M. Jiménez
El Parque Natural de la Serranía de Cuenca es el séptimo espacio natural protegido con mayor biodiversidad de la Península Ibérica y  el hogar elegido por más de setecientas especies de mariposas, 140 de ellas diurnas y 568 nocturnas, incluida la Graellsia isabelae, bautizada como la “más bonita de Europa”.

Según datos de la Sociedad Entomológica Ambiental de Castilla-La Mancha, SEACAM, 11 de esas especies de mariposas están protegidas en nuestra región, de entre las que el secretario de dicha organización, Juan Ignacio de Arce, destaca la Parnassius apollo, la Phengaris arion, la Plebejus hespericus o la Iolana debilitata, además de la Graellsia isabelae.

Dicha sociedad se ha marcado como objetivo el que los castellanomanchegos conozcan bien la entomofauna de la región, porque, “normalmente”, comenta, “lo que hace una persona es pisar un bicho y lo que queremos es explicar que no hay que pisar un bicho”. “Lo que hay que hacer es conocer al bicho y, cuando lo conozcas, lo amarás, lo querrás y lo protegerás”, espeta, recordando que ese “bicho no deja de ser tuyo, porque tú vives en esta zona y lo vas a poder disfrutar siempre que quieras y explicar a tus nietos cómo era este bicho que, en un futuro, no estará”, afirma. 

“Más que fijarnos en la fauna del Serengueti o de las zonas tropicales, hay que conocer lo que tenemos aquí a nuestro alrededor”, aboga, para, a continuación, reivindicar a la laguna y todo el entorno de Uña como un “enclave especial” para los entomólogos por ser una de las áreas con mayor riqueza específica de insectos a nivel nacional. 

Se trata, defiende, de una de las zonas más importantes de nuestro país porque en ella habitan especies protegidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas y porque tiene un “altísimo” número de especies, ya que, tanto de mariposas nocturnas como diurnas “es tremendo lo que hay ahí”, resuelve. 

Una gran biodiversidad de insectos que no solo incluye 125 especies diferentes de mariposas diurnas, siendo de las zonas de la Península Ibérica con mayor riqueza, sino también una importante población de escarabajos y libélulas “que son muy importantes a nivel de la conservación de la biodiversidad de insectos y que solamente viven aquí y a lo mejor no te las vuelves a encontrar ya hasta Pirineos”, concluye. 

Todos ellos han decidido fijar aquí su residencia porque la Serranía de Cuenca tiene un “clima especial”, bastante húmedo, lo que favorece el crecimiento de las plantas nutricias imprescindibles para el desarrollo de estas especies. Y es que estas condiciones hacen posible la presencia de especies típicas del sur peninsular y también del norte, ya que, al estar ubicado “a caballo” entre el norte y el sur, aquí confluyen ambos ecosistemas.

Una “joya que tenemos el privilegio de tener en Cuenca” y que, según Del Arce, es importante preservar. Principalmente, por la “conservación de la biodiversidad, porque no todo el mundo puede disfrutar de estas especies y porque todas las especies en el planeta cumplen una función característica”.

Para garantizar su preservación, la clave está, asevera, en la conservación de su hábitat y en la lucha contra el cambio climático, ya que existen algunas especies que, como consecuencia del mismo “se están viendo atrapadas”, puesto que el ascenso de las temperaturas ha provocado que las mariposas “hayan subido unos 200 metros de altitud en 30 años y va a llegar un momento en que se queden sin su óptimo ecológico y no sean capaces de soportar las temperaturas”. 

Una problemática que ha sido analizada a lo largo de las II Jornadas Entomológicas de la Serranía de Cuenca y primeras de Castilla-La Mancha, que esta semana ha acogido Uña con el objetivo de dar a conocer al público en general la asociación, pero también de “hacer educación ambiental referente a los diferentes grupos de insectos que habitan en la comunidad y dar a conocer la riqueza específica que tiene la Serranía de Cuenca”. 

Libélulas
Los otros grandes protagonistas han sido los odonatos, nombre científico de los caballitos del diablo y las libélulas. 
Desde 2011, en Cuenca estas últimas han sido catalogadas por Jesús Evangelio y Cecilia Díaz, merced a un trabajo que les ha permitido identificar varias especies nuevas de libélulas, algunas muy interesantes”, como la Oxygastra curtisii, reconocida en Cañada del Hoyo. Junto a ella, la Aeshna Juncea, libélula de montaña que tiene en Cuenca su hábitat más meridional.

Y así, en el Parque Natural de la Serranía han muestreado un total de 47 especies de las 56 registradas en la provincia, 17 de las cuales están en la lista roja de invertebrados de España como especies amenazadas. Entre ellas, la Gomphus graslinii, que está “en la misma categoría que el lince”, según Díaz. 

Todos son insectos depredadores y, de adultos, “buenas voladoras”. Para el hombre, las libélulas también son muy beneficiosas, porque se alimentan de mosquitos, moscas, avispas o tábanos, resuelve Díaz, calificándolas de “buen indicador de la calidad de los medios acuático y terrestre, que necesitan para vivir”.
Las conclusiones de sus estudios las comparten con la Administración para que las tenga en cuenta a la hora de emprender proyectos. 

Oasis de mariposas
Ell objetivo final de Díaz y Evangelio es muestrear toda la provincia. Respecto al Parque Natural, dan por “finiquitado” el trabajo, aunque han quedado por analizar puntos de agua y tramos de río. No obstante, Díaz asevera que este territorio, de unas 70.000 hectáreas, “se ha cubierto razonablemente bien en dos años” y anuncia que la próxima meta es “ir a la parte más al oeste, que no tenemos maestreada”. 

Paralelamente, estudian propuestas como la creación de pequeñas charcas para que sean colonizadas de libélulas “como medio para la sensibilización ambiental, para que los niños puedan ir a observarlas”, avanza. Una iniciativa que aún está en fase embrionaria y que se ha inspirado en los conocidos como “oasis de mariposas”, que, inspirada en la propuesta de la asociación Zerynthia, Díaz sueña con implementar en la provincia,

“En una finca o un jardín, que puede ser urbano, se trata de hacer una plantación de plantas que son especies nutricias de mariposas, de manera que se puedan acercar luego allí los adultos”, afirma.