La Guardia Civil investiga la muerte de una mujer de 72 años cuyo cuerpo aparecía calcinado este viernes en una huerta ubicada en los anexos a la vivienda que ocupaba con su familia en Garcinarro.
Según ha podido saber Las Noticias, al parecer fue el propio marido quien encontraba el cuerpo cuando, tras realizar unos trabajos de poda, volvía a casa con un vecino para recoger una motosierra.
De momento se desconocen las causas y circunstancias que han rodeado el trágico suceso que ha conmocionado a los vecinos de esta pequeña localidad que forma parte del municipio del Valle de Altomira.
Según cuentan, el hallazgo del cadáver se producía sobre las 14 horas del mediodía de este viernes, cuando al dirigirse a la caseta de herramienta que está en las cercanías de la huerta, el acompañante del marido se percató de la presencia de lo que, en ese momento, pensaba que era un muñeco, puesto que el cuerpo estaba totalmente calcinado.
La Guardia Civil acordonó el lugar de los hechos, precintó la vivienda y a lo largo de toda la tarde-noche realizó los trabajos de investigación pertinentes en la vivienda que compartía la fallecida con su marido y su hijo, así como en la huerta en la que apareció el cadáver calcinado, y que está situada entre la vivienda y una calle del pueblo.
A pesar de que la huerta está situada a pie de calle y está rodeada de viviendas nadie se percató de ninguna circunstancia extraña ni tampoco de las llamas que habrían carbonizado a la fallecida.
Según relatan los vecinos tanto el marido como el hijo, que al parecer se encontraba en el interior de la vivienda cuando se produjo el hallazgo del cuerpo, prestaban declaración en la mañana de este sábado.
Puestos en contacto con fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Cuenca, confirman el hallazgo de una persona fallecida y que el caso está secreto de sumario, por lo que de momento no han trascendido datos oficiales sobre estos hechos que han consternado a los vecinos de Garcinarro, quienes cuentan que hace aproximadamente unos diez años que la familia se trasladó desde Madrid a Garcinarro tras la jubilación del cabeza de familia.